No importaron las acusaciones de corrupción, fraude y soborno. Tampoco lo que pueda pasar a futuro con el conflicto entre Israel y Palestina. Y menos el vertiginoso avance que parecía tener su principal opositor de línea centrista, Benny Gantz.
Por una escasísima diferencia el actual primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, Bibi, demostró el respaldo popular que cosecha y le ganó la elección a su competidor pese a que desde que se conocieron en febrero las tres causas que el fiscal general de Estado le imputó por corrupción, todo hacía parecer que esta realidad no sería posible.
Pero con los votos que cosechó su partido, el derechista Likud, Bibi se convertirá en el primer ministro israelí con más tiempo en el poder.
El Likud, y el nuevo partido centrista Azul y Blanco –al que representaba Gantz-, obtendrían la misma cantidad de bancas en el Parlamento israelí, pero según analistas, todo indica que se formará una coalición de derechas que le permitirá a Netanyahu encabezar el nuevo gobierno.
Apenas empezaron a conocerse los resultados este miércoles, dejó claro cómo será su administración. La quinta consecutiva. "Será un gobierno de derecha, pero seré un primer ministro para todos", dijo.
Netanyahu festejó una "magnífica victoria" a la vez que su competidor lo felicitó públicamente cuando reconoció su derrota. "Respetamos la decisión del pueblo", dijo en rueda de prensa el líder del partido Azul y Blanco, pese a que tenía firmes esperanzas de ganar. En la tarde de este miércoles, según el Comité Electoral Central, con 4.054.747 de los votos escrutados (de los 4.083.493 emitidos), el Likud obtuvo un 26,27% por ciento de las papeletas, frente a un 25,94% de Azul y Blanco.
La victoria de Bibi no era clara. No lo fue incluso hasta último momento. En este sentido EFE informó que hasta el minuto final, el actual jefe del Ejecutivo estuvo amenazando a los votantes con la perspectiva de "un gobierno de izquierdas apoyado por los árabes", si no lograba la victoria.
Su estrategia, según analiza Ana Cárdenes, fue proyectarse "como probable perdedor durante toda la jornada electoral, para animar a los israelíes a acudir a las urnas".
Pero además, Bibi no estuvo solo en esta lucha. Tuvo nada menos que el apoyo explícito del presidente estadounidense Donald Trump –uno de los primeros en felicitarlo públicamente- y del ruso Vladimir Putin.
De todas formas el futuro no se presenta sencillo para Netanyahu. El escaso margen con el que ganó la elección lo obligará a negociar para poder gobernar.
El analista de Yediot Aharonot Nahum Barnea, consideró que tendrá por delante una difícil tarea para lograr formar gobierno y duda de que consiga, como quería, el apoyo de sus socios para aprobar una ley que le de inmunidad que, asegura "finalmente era la razón por la que adelantó las elecciones".
Tanto este analista como Ben Caspit, en el Maariv, recuerdan que no hay que dar por hecho un gobierno de Netanyahu, ya que sus planes se vendrán abajo si pierde el apoyo de los partidos que encabezan Avigdor Lieberman y el ministro de Finanzas, Moshé Kahlon, poco probable pero que podría ocurrir.
Sima Kadmon, también del Yediot, coincide en que no conseguirá con estos datos "la coalición anti-imputación que quería" por lo que "aunque forme gobierno, no ganará el gran premio: socios que le ayuden a aprobar una ley que impida que le imputen".
En el sistema electoral proporcional de Israel ningún partido obtuvo alguna vez la mayoría de las bancas del Parlamento. Las principales formaciones se lanzan en alianzas para conseguir al menos 61 escaños de los 120 de la cámara.
Durante la campaña Gantz lideraba las encuestas, por lo que Netanyahu se esforzó para obtener el respaldo de todo el arco de la derecha. El 11 de marzo afirmó que Israel era "el estado del pueblo judío" y no de "todos sus ciudadanos", lo que levantó fuertes críticas en un país en que un 20% de la población es árabe.
Luego, dos días antes de la elección, se pronunció a favor de la anexión de los territorios ocupados en Cisjordania, una decisión que enterraría la solución de dos Estados al conflicto israelo-palestino.
Finalmente, el Likud fue más allá de los pronósticos y logró 35 bancas según las proyecciones, tantas como la coalición de Gantz.
La derecha debería sumar unas 65 bancas, contra 55 para el centro y la izquierda, lo que corresponde más o menos a la composición del Parlamento saliente.
El Observador con AFP y EFE
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá