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7 de mayo 2024 - 14:26hs

¿Te has preguntado alguna vez cómo es posible que algunas personas vivan hasta los 100 años o más, disfrutando de una salud vibrante y una vida plena? Te invito a descubrir los secretos de las zonas azules y aprender cómo aplicar sus hábitos a nuestras propias vidas para vivir más y mejor.

Como mencioné la semana pasada en “Cómo evitar las enfermedades silenciosas que afectan más del 50% de la población mundial”, las cifras de fallecimientos mundiales debido a enfermedades no contagiosas son preocupantes. Estas enfermedades con base inflamatoria van acumulando disfunciones y alteraciones en forma constante. Es alarmante la pérdida de calidad de vida en la población global. Existen excepciones como las zonas azules, donde se encuentra la mayor proporción de centenarios del mundo. Estas personas que viven 100 o más años, gozan de salud y felicidad. ¡Basta con verlos para inspirarnos!

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  • Estas personas son activas, no sedentarias. Se divierten, juegan y socializan.
  • Se alimentan fundamentalmente de frutas, verduras, semillas, legumbres y muchos de ellos siguen dietas mediterráneas.
  • Valoran vivir bien la vida, se ríen, disfrutan de la naturaleza y se ejercitan.
  • No comen hasta sentirse llenos y cenan temprano.
  • Descansan bien y en su gran mayoría respetan los ciclos del día y la noche.

Estos y otros hábitos como ser destacadamente colaborativos hacen la diferencia en los resultados. ¿Querés vivir más y vivir bien?

Desde la psicología entendemos que es importante prestar atención a los signos y síntomas. Los signos son lo evidente, como un dolor físico. Los síntomas son más subjetivos, es lo que la persona siente. Estos dos marcadores pueden ser a nivel físico o mental-emocional. Digamos que tanto los síntomas como los signos son expresiones de nuestro cuerpo y mente, nos alertan que algo no está bien.

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Clementina Espinoza, de 92 años, besa a su marido Agustín Espinoza, de 100, en Nicoya, Costa Rica, una de las cinco Zonas Azules del mundo, donde la longevidad es superior a la media.
Clementina Espinoza, de 92 años, besa a su marido Agustín Espinoza, de 100, en Nicoya, Costa Rica, una de las cinco Zonas Azules del mundo, donde la longevidad es superior a la media.

Cuando aparecen los signos y síntomas, tengamos en cuenta que es la expresión de otra cosa. ¿De qué? Es justamente lo que debemos buscar, la causa. Eso que se está expresando hoy, se viene incubando desde hace un tiempo. Es debido a alguna condición prevalente y que se expresa con una señal. ¿Creés que atacar el síntoma es la solución? Pues no. Lo que debemos comprender para curar en forma permanente es la causa. Claramente tomar una medicación en el mejor de los casos hará desaparecer el dolor o al menos lo atenuará. Tratamientos y medicación pueden curar el síntoma o la enfermedad que subyace. Raramente curarán la causa profunda. Es necesario detener el síntoma, sin dudas, y la ciencia nos da información y solución para eso. Pero no es suficiente.

Cuando no atendemos qué es lo que produjo el signo o síntoma, para comprender y solucionar de raíz, el cuerpo-mente se expresará de otra forma. Se dice que la vida también nos enseña a través de sucesos y señales. Que cuando logramos entenderlo y actuar en ello, lo trascendemos. Aprendemos, crecemos y seguimos adelante potenciados.

En otras oportunidades, cuando no nos ocupamos de las causas, no logramos entender. Al no ir a la raíz del asunto, la probabilidad que aparezca una nueva situación se eleva. Esta vez es probable que sea más intensa y hasta más dura. Todo aquello que no se soluciona sigue actuando sin que nos demos cuenta. Es una condición silenciosa.

La enfermedad o disfunción es la expresión de que algo no está funcionando. Eso no funciona debido a que trascendió a nuestras defensas. El propio sistema inmune no logró ser exitoso, probablemente porque el desequilibrio es demasiado profundo o permanece por largo tiempo. Es así que el propio organismo no logra contrarrestar el patógeno físico o mental.

La propuesta es que prestemos atención a nuestro cuerpo y nuestra mente. Si algo nos está pasando, es importante ocuparnos profundamente. Es necesario solucionar el síntoma e ir a la fuente. Se trata de ser protagonistas de lo que nos sucede. Si nuestras emociones nos están dando la pauta de que algo no funciona, paremos, observemos y también vayamos a buscar la raíz.

Nuestro cuerpo y nuestra mente son sabios, solo tenemos que prestarles atención. Escuchar nuestro cuerpo es una valiosa herramienta hacia la salud y bienestar. El cuerpo es físico e integra la mente. Las emociones se sienten en el cuerpo. Por eso una y otra vez, afirmo con toda certeza que en nuestras manos está vivir cómo deseamos vivir.

Desde nuestra postura, la forma en que respiramos, la actitud que elegimos y nuestros hábitos son una elección del día a día que marcan la diferencia. Así como por un acumulativo tenemos un resultado no deseado, podemos transformarlo. La gran diferencia es la consciencia, es decir, el darnos cuenta y hacernos cargo. Somos seres talentosos, usemos nuestras capacidades para vivir más y con calidad.

En el libro "El Secreto de las Zonas Azules" Dan Buettner comparte acerca de su investigación sobre los hábitos de los centenarios de las zonas azules. Te lo recomiendo si te interesa seguir explorando. Te invito en esta serie de columnas a seguir explorando acerca de la incidencia mente-cuerpo, el sistema inmune y qué es importante para vivir con calidad de vida. La salud es un don que es importante cuidar en el día a día para vivir con calidad y lograr bienestar. Vivir más es genial si vivimos bien.

Temas:

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