Agro > ENTREVISTA / Daniel de Mattos

"Lo que importa no es la diferencia entre Japón y China, sino la que hay entre Uruguay y Australia"

El gerente general del Frigorífico BPU (Breeders & Packers Uruguay), Daniel de Mattos, habló con El Observador sobre las posibilidades de la apertura del mercado japonés, entre otros temas
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21 de febrero de 2019 a las 21:22

¿Cómo se divisa desde BPU el ingreso de carne uruguaya a Japón? 
Tiene varias aristas. Una de ellas es la posibilidad de diversificar en los mercados de Asia, dado que en ese continente es donde está creciendo de forma importante el consumo de carne vacuna. Esas oportunidades que se están dando son importantes para poder bajar la dependencia que se tiene con un mercado como el chino. Abrir más puertas en cualquiera de los países del sudeste asiático va a permitir lograr eso, aunque un país como Japón presenta importantes restricciones en cuanto al acceso. 

¿Qué tipo de restricciones? 
A pesar de que es uno de los mercados que mejor paga y de los mayores importadores del mundo, gran parte de lo que ingresa a su mercado son productos enfriados, no congelados. Hay que tener cuidado con eso porque el tiempo de tránsito desde Uruguay hasta Japón es de 50 días o más y eso pesa mucho en la viabilidad de productos cuando hablamos de enfriados. De todas formas es un desafío, porque el competidor más directo es Australia, sobre todo en lo que tiene que ver con carne para procesamiento de delantero y algo de trasero. Con ese tipo de productos competiremos en desventaja arancelaria. A partir del 1° de abril vamos a estar con 12 puntos de diferencia, por lo que va a haber mayor presión de precios para acceder a Japón. 

Pero el precio que paga Japón es superior al de otros destinos. 
No es tanta la ventaja en comparación a algunos cortes dirigidos a China. Si se tiene en cuenta la diferencia arancelaria, en algunos casos China sigue siendo un mejor destino. De todas formas lo que importa no es la diferencia entre Japón y China, sino la que hay entre Uruguay y Australia para entrar a dichos mercados. 

¿Considera un plus para el frigorífico ser de capitales 100% provenientes de ese país? 
El grupo NH Foods representa el 20% del mercado japonés de carne vacuna, por lo tanto tiene una presencia muy fuerte en venta y distribución. Nosotros comenzamos poniendo mucho foco en la carne de pasto, destinada a clientes específicos, como una cadena de restaurantes con presencia en varias ciudades de ese país. 

¿Qué desafíos identifica? 
Va a haber oportunidades tanto en carnes para procesar como en otros cortes. Vamos a ingresar en la medida que la demanda esté y podamos competir en precios, más allá de la oferta que podamos tener y de los precios relativos en relación a China. En el caso de los cortes más específicos, de mayor calidad, va a implicar un desarrollo más lento con mayores oportunidades en las carnes a pasto, dado que es una oferta más restringida en el mundo. Aún más lento va a ser para la carne de ganado de corral, debido a que el mercado japonés está acostumbrado al tipo de carne importada desde Australia y Estados Unidos, que tienen animales más pesados y con períodos de alimentación más largos. En la medida que los precios acompañen Uruguay podría irse adaptando a esos sistemas de producción. 

¿Cómo aprecia a la cuota 481? 
En algún momento el diferendo que existe se va a laudar y va a haber una asignación más tarde o más temprano de un cupo fijo para Estados Unidos y el resto de los países seguiremos participando de forma minoritaria. Sea este año o el que viene, en algún punto se van a presentar mayores dificultades para el acceso al mercado europeo con carne de corral. Esto hace esencial abrir mercados para estos productos, por eso mencionaba anteriormente lo de Asia, lo de Singapur, Malasia y Filipinas, que pueden ser consumidores de ese tipo de carne. 

"Pensar hoy en un Uruguay sin trazabilidad es una locura, mucho menos con doble estándar”

¿Qué balance hace de la actividad de la industria frigorífica durante 2018? 
No fue un año bueno en términos generales para la industria. A pesar de que los precios internacionales no estuvieron detenidos, con opciones de mercado variadas, la presión sobre los costos que ha existido sobre otros actores de la cadena también estuvieron presentes en la industria frigorífica. No hay que olvidarse que estuvimos sujetos a ajustes salariales de más de 20% en los últimos tres años si se consideran partidas especiales, mientras el dólar se ajustó entre 7 y 8%. La estructura de costos de la industria se ha visto bastante comprometida, porque tampoco somos ajenos a los costos energéticos y de los servicios. Esta presión nos está obligando a ser muy eficientes en el uso de los recursos. 

¿Y qué perspectiva existen? 
Vamos a enfrentar un 2019 con perspectivas de mercado muy buenas, con una demanda esperada tanto en Asia como en Europa que va a estar fuerte. Sin embargo, sigue presente la estructura de costos y se puede vivir  una desventaja importante en lo que tiene que ver con la exportación en pie.

¿Qué opinión le merece ese nuevo mecanismo de exportación?
Lo primero a considerar es que la exportación en pie es ampliamente dependiente de un solo destino, lo cual la vuelve muy frágil en lo que tiene que ver a la sustentabilidad del negocio. Por otro lado, 2019 y 2020 van a tener comprometidas la faena nacional porque habrá 400.000 animales menos disponibles para la faena. Estimó que habrá una baja de entre 8 y 9% para esta año, y una caída mayor para 2020. Si continúa y con tendencia al alza, la faena del Uruguay va a caer a menos de dos millones. La exportación en pie ya lleva tres o cuatro años muy firme y, más allá de la recuperación del stock de vacas de cría después de la sequía, se ha visto una merma en esa categoría y en terneros. Hasta ahora no se ha visto una mayor inversión en cría, o que se vaya a producir más. 

¿Cómo vio los rcientes casos de abigeato? 
No hacen más que demostrar la robustez del sistema. En otros casos pasaría desapercibido. Mientras tanto, con este sistema los casos no solo fueron individualizados, sino que con un nivel de detalle que en otras situaciones sería imposible de hacer. 

Sin embargo, siguen habiendo voces discordantes con respecto a la trazabilidad. 
Para empezar hay que señalar el precio del ganado en la región versus el de Uruguay. Y el acceso que tiene nuestro país a los mercados. Así como también los costos transaccionales que tienen otros países por medidas sanitarias. Hay un valor agregado en el precio de la carcasa que probablemente sea intangible, no le podemos poner valor en centavo del kilo, pero sin dudas es un valor agregado. Pensar hoy en un Uruguay sin trazabilidad sería una locura, mucho menos con doble estándar. 

Perfil

Datos: Tiene 56 años, nació en Tacuarembó y vive en Durazno. 
Familia: Casado, cinco hijos y un nieto. 
Profesión: Es ingeniero agrónomo y tiene un doctorado en genética animal realizado en Estados Unidos. 
Hobby: Viajar en familia. 
Antecedentes: Se desempeñó como gerente de Carne de la Sociedad de Criadores de Hereford y jefe nacional de Investigación en Bovinos de Carne en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria.

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