La ministra de Industria,
Carolina Cosse, fue acompañada del subsecretario Guillermo Moncecchi y la directora de Energía, Olga Otegui, quien habló con la prensa al término de la sesión y dijo que están estudiando como alternativa la posibilidad de instalar "pequeñas regasificadoras".
"Tenemos que visualizar dos tiempos distintos", afirmó la jerarca, y explicó que "en el corto plazo" se seguirá importando gas natural desde Argentina. "Eso nos permite tener un respiro y analizar otras alternativas", aseguró Otegui. Por otra parte, señaló que "a mediano plazo" una de esas alternativas consiste en la implementación de "otro tipo de tecnología". "Hoy día visualizamos una tecnología de pequeñas regasificadoras, tal vez más adecuadas a nuestra demanda", continuó.
El gobierno ha argumentado que el fracaso de la planta regasificadora se debe a un cambio en las condiciones energéticas y en el mercado argentino. El propio presidente, Tabaré Vázquez,
señaló en diversas ocasiones que el país ya no necesita una planta de las dimensiones que se habían proyectado en un comienzo. "Para el Estado ha dejado de ser prioritaria la instalación de una planta regasificadora", dijo Vázquez en diciembre de 2016.
Oposición insatisfecha
Desde la oposición entienden que las respuestas del gobierno son "insuficientes" y apuntaron directamente contra la ministra Cosse.
"Fue una puesta en escena fallida", dijo a El Observador el diputado colorado Walter Verri, y agregó que "el gobierno está desorientado, sin plan, y no quiere admitir el fracaso del proyecto original".
El nacionalista Pablo Abdala, por su parte, dijo que la comparecencia de los jerarcas "fue decepcionante" y sostuvo que las explicaciones de Cosse le parecieron "falsedades". "La ministra viene a decir que el proyecto continúa y que hay empresas interesadas. Ahora, no nos dice cuál es el proyecto ni cuáles son las empresas. No tuvimos más remedio que decirle a la ministra que no le creemos", afirmó.
"La última esperanza era un entendimiento con Shell que no se dio. Ahora viene la ministra como si nada hubiera pasado", reprochó Abdala, quien calificó la actitud de Cosse como "irresponsable".
Tanto Verri como Abdala aseguraron que Gas Sayago "no tiene razón de existir" y que "debería cerrar". "No tiene sentido mantener una burocracia que cuesta US$ 10 millones anuales", dijo el diputado nacionalista.
Verri, en tanto, se remitió a las declaraciones del presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, quien en mayo de 2017 había dicho que si fracasaba el acuerdo con Shell, Gas Sayago no tendría razón de ser. "No hay plan C", dijo Casaravilla en ese entonces.
"Todos estamos de acuerdo que necesitamos
gas natural. También tenemos que estar de acuerdo en que el proyecto de regasificadora fue un fracaso", concluyó el diputado colorado.