El 7 de octubre se apreció una imagen de la Tierra con un tono naranja intenso desde la Estación Espacial Internacional.
Según informaron desde la NASA, se debió a un fenómeno llamado “resplandor aéreo”. Es decir, una capa de luz nocturna producida por reacciones químicas a una altitud que se extiende entre los 80 y 640 kilómetros hacia la atmósfera.
El cielo puede quedar de ese color en tres momentos diferentes: durante el día, que se denomina “brillo diurno”, en el crepúsculo, llamado “brillo crepuscular”, y por la noche, el “resplandor nocturno”. El proceso general es el mismo.
El brillo diurno se observa si las moléculas en la atmósfera absorben la luz solar y cuentan con energía extra. Al liberarse toman forma de luz. El crepúsculo es igual pero se observa en la atmósfera superior.
Y el último de ellos se debe a un proceso de quimioluminiscencia que produce luz como una barra de brillo que ilumina en la oscuridad.
“El fenómeno ocurre típicamente cuando las moléculas (principalmente nitrógeno y oxígeno) son energizadas por la radiación ultravioleta (UV) de la luz solar. Para liberar esa energía, los átomos en la atmósfera inferior chocan entre sí y pierden energía en la colisión", indicó la agencia espacial en un comunicado.
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