En otros países se descubrió que los docentes incentivan más a las varones.

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A partir de primero de escuela a los varones les va mejor en matemáticas, ¿por qué?

Estudio de Facultad de Psicología descubre que niñas y niños tienen un desempeño similar en matemáticas hasta que ingresan a la escuela; los estereotipos de género estarían desestimulando a las mujeres
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05 de septiembre de 2023 a las 05:02

En la bisagra del siglo XIX y XX, en ese período que los historiadores llamaron “disciplinamiento”, las escuelas uruguayas empezaron a usar un uniforme que dura hasta la actualidad: la túnica blanca. Detrás de ella desaparecen las diferencias y todos los niños son —en lo simbólico— iguales. Pero desde aquella época persiste una túnica para varones y otra para niñas, toda una conjetura de que, aunque se intente disimularlas, las brechas de género están presentes en el aula. Al menos en matemáticas.

Hasta el quinto nivel de la educación inicial, previo al ingreso a Primaria, las niñas y los niños uruguayos obtienen un desempeño similar en matemáticas. Ellos son un poco mejor en los ejercicios simbólicos —esos que requieren de representaciones con símbolos como las operaciones básicas—, pero ellas emparejan en las pruebas no simbólicas —esa intuición que los humanos traen desde la nacimiento—.

Pero ya sobre el final de año, y sobre todo en primer grado de escuela, los varones empiezan a despegarse y les empieza a ir mejor. La psicóloga Nathalia San Román descubrió, en su tesis de grado en la Universidad de la República, que a partir de que los alumnos tienen seis años y tres meses, en promedio, la brecha de desempeño comienza a marcarse y al término del primer año de Primaria los varones logran diez puntos más en las pruebas de matemática (una distancia significativa teniendo en cuenta que en estas pruebas puede obtenerse, como máximo, 156 puntos).

El estudio confirma, por tanto, el punto de quiebre que demuestra desde cuándo a los niños les va mejor en matemáticas que a las niñas.

La psicóloga San Román trabaja en una empresa de tecnología. Desde hace tiempo tenía dudas de por qué era tan difícil encontrar mujeres en ese submundo. Y su investigación da algunas pistas.

La ciencia —al menos la evidencia disponible hasta el momento— sugiere que los varones y las mujeres son, desde lo biológico, iguales para el desarrollo de su capacidad lógica y matemática. La psicóloga Elizabeth Spelke, doctora honoris causa de la Udelar, había dicho a El Observador que "los bebés saben de números y geometría antes de los dos días de vida", una capacidad común a niños y niñas, y que “la razón por la que luego se ven diferencias en resultados es por las experiencias culturales y no por las habilidades innatas”.

Tal vez por eso en los ejercicios no simbólicos, esos en que un niño que todavía no sabe sumar y restar puede comprender que si se agregan objetos en una caja va a haber más cantidad y si se quitan habrá menos, las diferencias entre varones y mujeres son poco significativas. Pero en lo simbólico, donde interviene la escolarización para, por ejemplo, entender que el sonido dos equivale a un número que tiene una representación gráfica y que si le coloca un guión luego implica una resta, las diferencias sí son significativas. ¿Acaso ocurre algo en ese pasaje a la escuela?

Todo apunta —y la tesis de San Román lo deja entrever— que cerca de los seis años de vida, en el pasaje a la escuela, las niñas empiezan a cargar con los estereotipos de género. Algunos estudios internacionales demostraron que, ante un mismo rendimiento, las maestras les ponen a los varones mejores puntajes en matemática y eso los estimula a sentirse buenos (“servís para esto”). Otra investigación en escuelas estadounidenses reveló que los docentes les dan más la palabra a los niños cuando resuelven ejercicios matemáticos, mientras a las niñas se las asigna para las letras. Y un documento que en pocos días difundirá en una revista científica el francés Stanislas Dehaene, que estudió el desempeño de 2.000.000 de niños franceses, confirma que “probablemente” los estereotipos de género que imponen las maestras, son los que hacen que a los varones les vaya mejor.

En Uruguay la evidencia era escasa. Las pruebas estandarizadas se realizan en tercero y sexto de escuela, en tercero de liceo o las famosas PISA a los 15 años. Pero el equipo de Cognición Numérica de la Facultad de Psicología diseñó las pruebas PUMa, una evaluación diseñada para evaluar la competencia en matemática temprana. Mediante juegos y desafíos en una tablet los niños van respondiendo nueve tareas. Y es en esas pruebas que se basó San Román para conseguir datos uruguayos.

“Una investigación desde la psicología cognitiva con perspectiva de género permitiría evidenciar situaciones de inequidad a las que las niñas se exponen, posibilitando intervenciones focalizadas en mejorar sus trayectorias educativas en matemáticas”, concluye la tesis.

Por eso la Facultad de Psicología le hizo llegar los resultados al presidente del Codicen, Robert Silva, a los efectos de los educadores empiecen a estudiar si en sus aulas están imponiendo estereotipos que desestimulan a las niñas en su rendimiento matemático.

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