Milicias sirias apoyadas por Turquía en un campo de entrenamiento

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Árabes y kurdos opositores al gobierno, ambos apoyados por Washington, se enfrentan por el control de territorios sirios

Desde que Siria fue separada de los restos del Imperio Otomano en la década de 1920, su territorio oriental fue un centro de disputas entre árabes y kurdos, exacerbadas por tensiones étnicas
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04 de septiembre de 2023 a las 05:02

En Siria, los enfrentamientos intermitentes entre locales y las fuerzas kurdas en el este del país continuaron este sábado, primer día de un toque de queda de 48 horas decretado luego de los sangrientos combates que dejaron un saldo de más de cincuenta muertos.

Los combates comenzaron el lunes después de que las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), dominadas por los kurdos, detuvieran a Abu Khawla, jefe del Consejo Militar de la provincia de Deir Ezzor, un grupo local árabe armado que también está afiliado a las FDS.

Su detención desencadenó combates en zonas bajo control kurdo de esta provincia, entre las FDS y los combatientes locales. 

Los enfrentamientos dejaron 54 muertos, entre ellos seis civiles, según un último balance del Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH). 

Además, continúan los enfrentamientos “intermitentes en tres aldeas”, declaró a la agencia de noticias AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, si bien indicó que “la intensidad de los combates disminuyó debido al toque de queda” impuesto por las autoridades kurdas a partir del sábado.

Desde que Siria fue separada de los restos del Imperio Otomano en la década de 1920, su territorio oriental fue centro de disputas entre árabes y kurdos, exacerbadas por tensiones étnicas.

En la década de 1980, miles de kurdos huyeron de Turquía a Siria para escapar de los combates entre las autoridades y los separatistas. Esto aumentó las tensiones árabe-kurdas en Siria.

Los combates de esta semana enfrentan a las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo (YPG) contra el Consejo Militar árabe sunita de Deir Ezzor.

Las YPG dominan las Fuerzas Democráticas Sirias, una agrupación militar creada por los Estados Unidos en 2014 para luchar contra ISIS. Con dinero y armas, el grupo atrajo posteriormente a su lado al Consejo Militar, mientras los lugareños se manifestaban contra la ocupación ultraviolenta del ISIS.

Pero esta semana hombres armados de las YPG arrestaron a Abu Khawla, el comandante del Consejo Militar, intensificando los combates entre los dos grupos, según fuentes árabes y kurdas.

El miércoles, columnas de infantería lideradas por las YPG avanzaron contra el bastión del Consejo Militar en un grupo de aldeas y pueblos cerca de una carretera paralela al río Éufrates.

El ataque, que logró algunos avances, no habría sido posible sin el visto bueno del ejército estadounidense en la zona, dice la fuente kurda.

“Abu Khawla estuvo ampliando sus bloqueos de carreteras y abriendo canales con todos: Irán, el régimen del presidente Bashar Al Assad y tal vez incluso ISIS”, dijo la fuente.

Durante la última década, el este de Siria, el centro de producción petrolera del país, fue tomado por las YPG y su predecesor, el Partido de la Unión Democrática (PYD).

El PYD es una rama del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), un grupo turco marxista-leninista que durante décadas luchó contra Ankara.

A partir de 2012, las milicias kurdas adquirieron territorio tribal árabe en el este de Siria del Ejército Sirio Libre, un grupo ahora casi desaparecido de rebeldes anti-Assad, y más tarde de grupos militantes islamistas que incluían al Frente Al Nusra, vinculado a Al Qaeda, y más tarde ISIS.

Durante la guerra civil de Siria, los supervivientes del Ejército Sirio Libre huyeron al norte del país o fueron trasladados allí como parte de acuerdos de rendición supervisados por Rusia con Damasco. Allí se unieron a grupos islamistas armados y financiados por Turquía, exacerbando aún más las tensiones kurdo-árabes.

El Ejército Sirio Libre, rebautizado como Ejército Nacional Sirio, expulsó a las milicias kurdas de varias zonas de mayoría kurda en la frontera turca, en operaciones respaldadas por el ejército turco y fuertemente condenadas por los Estados Unidos.

Desde entonces, los Estados Unidos luchó por mantener el orden en el este del país, en medio de una insurgencia latente de ISIS.

Con el apoyo de Washington, las YPG trataron de aplacar a las tribus árabes suníes otorgando a sus miembros lugares en las Fuerzas Democráticas Sirias, así como puestos en la administración civil.

Abu Khawla, sin embargo, estuvo actuando de forma independiente, buscando cambiar a los líderes tribales que se habían alineado con las YPG y consolidar su base de poder en Deir Ezzor.

Compitió con las YPG por el botín de la economía de guerra, en particular los yacimientos petrolíferos y las tarifas de paso en las rutas terrestres comerciales, según fuentes locales.

Antes de la guerra civil, Khawla era una figura desconocida, uno de los millones de habitantes rurales del este que apenas podían llegar a fin de mes.

La guerra estalló después de que las autoridades sirias utilizaran la violencia para reprimir el movimiento de protesta de grupos opositores en 2011, que incluía a kurdos, durante mucho tiempo marginados por Damasco.

Pero mientras Siria se hundía en un prolongado y sangriento conflicto civil, los milicianos kurdos del este, en su mayoría entrenados por el PKK en su cuartel general del norte de Irak, apoyaron a las autoridades en la represión del movimiento de protesta.

Posteriormente ayudaron a las fuerzas leales a capturar áreas controladas por los rebeldes, especialmente la parte oriental de la histórica metrópolis de Alepo.

A pesar de esto, las milicias kurdas no lograron llegar a un acuerdo con el presidente Al Assad para obtener autonomía y conservar sus armas.

Los eventuales avances de las fuerzas de YPG en el territorio que domina Abu Khawla dependen de la capacidad del Consejo Militar árabe para reunir a las tribus de la región, dice un oficial sirio desertor que conoce bien la zona.

“Independientemente del resultado, el resentimiento árabe en el este aumentará e Irán volará de alegría”, dijo, y señaló los llamados de Nawaf Al Bashir, una figura tribal respaldada por Irán, a las tribus árabes en Deir Ezzor para defenderse del ataque de las YPG y “expulsar a los kurdos de la patria”. 

(Con información de agencias)

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