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Balón, cesto y diferencias culturales

Fui a ver partidos en dos arenas: American Airlines –en Miami– y Antel –en Montevideo–; cada uno con ventajas y desventajas
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26 de mayo de 2019 a las 05:00

Fui a varios partidos de playoff de la National Basketball Association (NBA) siempre en el American Airlines Arena, en Miami. Y por primera vez fui a ver un partido en el Antel Arena, hace unos días, la tercera final de la Liga Uruguaya de Básquetbol (LUB).

La primera diferencia que me pareció significativa fue ventaja para el predio de la compañía telefónica: desde las localidades más baratas se ve mejor en el escenario montevideano. El AA Arena es más grande; desde allá arriba la cancha es muy chica y hay que apoyarse en las pantallas que cuelgan del techo. En el Antel, en cambio, vi todo el partido “en vivo” en una localidad de $ 300.

En realidad lo primero que me llamó la atención fue la separación de hinchadas. En Miami los locales eran abrumadora mayoría pero no había ningún problema con hinchar por el equipo contrario, desde cualquier lugar del estadio. El asunto es que yo hinchaba por Malvín y resulta que fui con gente que hinchaba por Aguada, por lo cual fuimos al sector de los rojiverdes y debí abstenerme de todo tipo de manifestación de mis emociones.

Otra gran diferencia es el espectáculo que rodea al partido. En Miami incluía fuego, acrobacias y coreografías varias, además de las clásicas cheerleaders. En Montevideo era Sonsol en el entretiempo relatando las desventuras de los espectadores que habían salido sorteados para probar suerte con un tiro desde la mitad de la cancha.

Esa es una ventaja del predio de la compañía aérea, aunque hay un detalle que no extrañé para nada: las mascotas, esos monstruos de peluche que de solo verlos dan vergüenza ajena.

En cuanto a la actuación de las hinchadas, la experiencia fue muy superior en Montevideo. Las hinchadas en la NBA son todas iguales (salvo la de los Boston Celtics, que cuando están muy contentos se ponen a cantar). Todas dicen “defense”, separando las dos sílabas, cuando ataca el equipo contrario y “let’s go” y el nombre del equipo, cuando ataca el local. Hasta el insulto al juez está predeterminado: “Ref, you suck” (juez, tú apestas).

El lunes en el Antel Arena, en cambio, había una gran hinchada, la de Aguada, que cantó durante todo el partido para levantar a su equipo hasta que, al final, cuando la victoria de Malvín era irreversible, cantaban para hacerles saber a los suyos que estarían siempre ahí, que no los iban a abandonar al primer resultado adverso.

La hinchada de Malvín, en cambio, reservó sus energías para el segundo tiempo, y entonces sí hubo un duelo de cánticos como el que nunca hay en la NBA.

Una gran diferencia es el espectáculo que rodea al partido. En Miami incluía fuego, acrobacias y coreografías varias, además de las clásicas cheerleaders. En Montevideo era Sonsol en el entretiempo relatando las desventuras de los espectadores que habían salido sorteados para probar suerte con un tiro desde la mitad de la cancha

En cuanto a los atletas, está claro que los de la NBA aventajan a los de la LUB. Solo decirlo parece una provocación. En todo caso cabe acotar que hay una diferencia grande en cuanto al culto a las estrellas. En Estados Unidos los hinchas van con carteles alusivos a sus héroes y a sus villanos. Yo me acuerdo que cuando llegó Shaquille O’Neal a jugar en Miami, el AA Airlines puso un cartel gigantesco con la foto del tipo con cara de malo y la leyenda “There´s a new sheriff in town” (hay un nuevo jefe en el pueblo).

Otra diferencia es que en la NBA se festeja el espectáculo por sí mismo, la manera en que se hacen las cosas, sobre todo las hundidas, pero también otras destrezas. En la LUB me da la impresión de que la hinchada va para ver ganar a su equipo y que lo demás es lo de menos.

Y en estos tiempos, hay una diferencia fundamental a favor de la LUB: no se sabe quién va a ganar. La incertidumbre del resultado es algo esencial en un deporte que se precie de tal. No se sabe si saldrá campeón Aguada o Malvín. No se sabía qué equipo iba a ganar el partido.

En la NBA está demasiado claro: el campeón es y será por mucho tiempo Golden State.

Con esta última diferencia en mente, yo diría que en materia de finales la ventaja definitiva es de la LUB. 
 

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