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Cada vez menos arroz en Uruguay
Si bien es temprano para asegurarlo, pues restan manifestarse varios factores que inciden, los arroceros temen que para la próxima campaña el área del cultivo vuelva a reducirse fuertemente, tal vez con una caída similar a la del año pasado –20%–, descendiendo a 115 mil hectáreas. De concretarse, sería la menor superficie en casi 30 años, desde las 127 mil hectáreas de 1991/92 y una caída que se añade a bajas ininterrumpidas iniciadas en 2010/11.
“Es la triste realidad, todo apunta a otra fuerte caída”, afirmó a El Observador Alfredo Lago, presidente de la Asociación Cultivadores de Arroz (ACA).
A la vez que los elevados costos productivos no logran ser cubiertos desde hace una media docena de ejercicios por la gran mayoría de los agricultores, en las chacras cuando el estado del tiempo acompaña la reconocida capacidad productiva del sector se traduce en buenos logros y este año hubo una productividad de las más elevadas a nivel mundial.
Las labores de la cosecha –se concretaron en más del 92% del área a mediados de esta semana– van a concluir antes de fin de mes. La recolección del grano se pudo realizar en tiempo y forma, sin adversidades por lo climático. El rendimiento promedio a nivel nacional se ubicará en 8.300 kilos por hectárea (próximo al récord de 2016/17 de 8.571 kilos), con productores severamente afectados por las precipitaciones excesivas de inicios de enero que lograron 6.000 kilos y otros que no tuvieron contratiempos y superaron los 9.000 kilos.
Considerando que en la zafra 2018/19 dada la acción de 520 agricultores se sembró en 144 mil hectáreas, se obtendrán unos 1,2 millones de toneladas.
El presidente de ACA destacó que en todos los actores del sector existen “muchos interrogantes y gran incertidumbre” con relación al precio que se pueda lograr para el producto de la actual campaña.
Influyen diversos factores y uno es el contexto internacional para la comercialización. Recién se ha negociado el 10% del arroz de la nueva zafra, cuando a esta altura del año pasado se había comercializado del 30% al 35%, incluso queda arroz de la variedad Tacuarí del año pasado por colocar, un producto básicamente destinado a Perú, donde hay cierta lentitud para concretar importaciones. Un flujo de negocios “incierto” tiene en vilo al sector.
Por otro lado, genera ilusión otro factor que incide mucho y puede jugar a favor, la revalorización del dólar en la plaza local.
Tomando el precio de la zafra pasada –U$S 10,08 por bolsa de 50 kilos que incluyen US$ 0,50 de devolución de impuestos y destinándose otros US$ 0.50 para el repago del fondo arrocero–, un precio que no está claro si se logrará al menos mantenerlo, se necesitan 9.000 kilos “si se quiere empatar en las cuentas”.
Los costos en promedio este año están en US$ 1.780 por hectárea. Es una estimación primaria, pues resta evaluar la incidencia de rubros como rentas, secado y semilla. No obstante, está claro que por sexta zafra al hilo el resultado “es deficitario”, lamentó.
Con relación a la fijación de un nuevo precio, provisorio, para el arroz de esta campaña y en el marco de las habituales negociaciones que hay con la industria en una cadena de acción integrada, se espera avanzar a fines de junio.
La banca oficial está “ajena”
