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Cavani, el goleador que en la Copa América busca romper un maleficio

Hace menos de un mes nació India, su primera nena, dejó atrás la caza de jabalíes y se prepara para convertir por primera vez en una Copa América
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11 de junio de 2019 a las 05:02

Estaba muy apegado a su ciudad, Salto, y cuando llegó por primera vez a Montevideo para sumarse a un club, aguantó muy poco porque no se adaptó. No era Danubio, la institución que lo dio a conocer al mundo, sino Livepool. Allí, en las inferiores del equipo de Belvedere, Edinson Cavani un día decidió que debía volverse a Salto. No fue que lo trataron mal, simplemente era muy botija como para quedarse en la gran capital lejos de los afectos.

Se quedó un tiempo por allá por el norte uruguayo y decidió volver. Héctor Yoffre se lo recomendó a Danubio y lo vio Gustavo Dalto en una práctica y ya lo quiso fichar. No fue sencillo ya que hubo un problema de papeles con el club salteño que era dueño de su ficha. Por eso estuvo seis meses entrenando sin poder jugar, pero adaptándose de a poco a Montevideo. Era 2005 y jugó en Quinta división con Dardo Pérez y el propio Dalto. Al año siguiente se sumó a la Cuarta con este como DT y fue campeón uruguayo y goleador.

“Después que se fue de Liverpool y vino a Danubio, lo vi en una práctica y pedí que lo ficharan. Tenía unas condiciones bárbaras y se veía que iba a ser un futbolista de gran nivel. Ni siquiera jugó en Tercera, pasó directo a Primera”, recordó Dalto a Referí.

En esa Primera debutaba como técnico danubiano Gustavo Matosas con su tío Luis. La primera práctica la llevaron a cabo en las canchas de la Liga Universitaria en el Parque Roosevelt.

El 10 de diciembre de 2006 jugó su último partido con la franja. Se terminaba el Apertura y enfrentaban a Peñarol en el Centenario. Perdían 1-0 y lo dieron vuelta con un rotundo 4-1. Cavani anotó el último en la hora y fueron campeones del Apertura. No jugó el Clausura, pero se coronó obviamente campeón uruguayo al término de la temporada.

Cuando había ido al Torneo de Viareggio en Italia a jugar con los jugadores de Danubio, todos los contratistas ya preguntaban por él, quien decidió por entonces seguir en el club.

“Siempre fue muy agradecido con nosotros en el club. Hace ya algunos años, me mandó una camiseta suya de Napoli”, cuenta Dalto.

En Primera comenzó a hacer su carrera. “Era introvertido, pero se sacrificaba como pocos”, recuerda para Referí, Luis Matosas, quien llegó con su sobrino Gustavo a Danubio.

Según cuenta, “tenía una gran predisposición en querer consolidar su crecimiento. Hamilton Ricard fue muy importante para él y para varios futbolistas de aquel plantel, ya que tenía mucha personalidad. Le hablaba a él, al Mota Gargano, a Grossmüller, a Salgueiro”.

Cavani comenzó con el profesor José Herrera como preparador físico en Danubio y al poco tiempo, este se fue a la selección con el Maestro Tabárez. Claro que después lo tendría a él en la celeste.

De allí a la selección juvenil sub 20 era un salto más que esperado por todo el fútbol uruguayo. Gustavo Ferrín lo llamó y le dio el brazalete de capitán en el Sudamericano de Paraguay y luego también en el Mundial de Canadá.

“Lo había visto jugar en Danubio como volante y cuando llegó a la selección juvenil lo hice alternar más en posición de ataque. Era muy útil porque podías ponerlo por las bandas o por adentro ya que dominaba las acciones y las hacía con gusto”, explicó Ferrín a Referí.

En aquella competencia hizo un gol en Luque ante Colombia de una jugada que se inició en su propia área. Se llevó la pelota eludiendo rivales y llegó al arco de enfrente con todo el aire.

“Era muy sacrificado. Ya en el Sudamericano lo hice jugar de delantero y fue goleador del campeonato con siete goles. Un goleador diferente porque trabajaba muchísimo, porque ya ayudaba con ese despliegue que muestra hoy, se anticipaba a la jugada, definía con las dos piernas. Tenía características que sobresaltaban”, agregó el ex DT de la juvenil celeste.

Uno no puede medir hasta dónde va a llegar un jugador, lo que sí puede notar es la pasión que tiene. Y en este caso, para Ferrín, era muy claro.

“Siempre digo que como centrodelantero es único en el mundo. No encuentro un delantero de esos que te hacen un gol o están cerca de hacerlo y 10 segundos después, baje 50 metros corriendo para ayudar en defensa. Sus características son únicas. También tuve a Luis (Suárez) que tiene otras características que lo destacan, pero son diferentes”, explica.

Ferrín lo conoce bien y comenta que Cavani “tiene una postura corporal para recibir la pelota, sacando ventaja con el perfil para salir para cualquiera de los dos laterales”.

En ese Sudamericano, en un momento tuvo cuatro contratistas distintos que lo estaban manejando. Había un montón de equipos que lo querían y terminó arreglando con Palermo de Italia.

Luego pasaría a Napoli y al eterno amor de los tifosi napolitanos. Llegó a tener pizzas con su nombre, tal la idolatría que despertaba.

Una de las tantas pizzas que llevaron el nombre de Cavani en Napoli

Como sucedió con Dalto, Ferrín también tiene una camiseta que él le regaló, aunque esta es de Uruguay.

El técnico recuerda que “cuando nos veníamos de Asunción, estábamos haciendo las valijas y me dijo que no le entraba un par de zapatos de fútbol con tapones de aluminio. Todavía los tengo en casa”.

Y una anécdota más. Isis, una de sus nietas que acaba de cumplir 15 años, tendría cuatro y hablaba poco. “Lo que siempre recordamos es que ella decía que Edinson era su novio. Nunca supimos por qué. Un día vino él por casa y ella no salía de su asombro”.

La otra celeste

A punto de cumplir 21 años, el 6 de febrero de 2008, debutó con la selección mayor ante Colombia en un amistoso.

Jugó tres Mundiales y anotó cinco tantos, aunque uno de los más importantes lo convirtió por Eliminatorias para Brasil 2014 en Venezuela cuando era muy discutido tanto él como el cuerpo técnico de Tabárez. Uruguay venía de seis partidos sin conseguir la victoria y allí comenzó la remontada final para la clasificación.

Pero se puede decir que Edinson tiene una materia pendiente: hasta ahora, en sus tres Copas América disputadas en 2011 en Argentina, en 2015 en Chile y en 2016 en Estados Unidos, ha disputado 10 encuentros sin poder convertir ningún gol. Esta de Brasil 2019 tiene que ser la excepción y allí buscará terminar con la maldición.

Cavani quedó fuera de la celeste después de aquel golazo a Portugal cuando lo sacó lesionado de la cancha Cristiano Ronaldo. No jugó el partido decisivo ante Francia en el que Uruguay quedó eliminado en Rusia.

Desde ese encuentro ante Portugal, el 30 de junio de 2018, disputó cuatro amistosos en las fechas FIFA de octubre y noviembre pasado y volvió recién el 7 de junio pasado contra Panamá.

No pudo estar en el primer amistoso uruguayo después del Mundial dirigido por Fabián Coito (4-1 a México) el 7 de setiembre, ni tampoco en la pasada edición de la China Cup cuando la celeste revalidó su título.

Es que el 9 de febrero, al patearle un penal a Bordeaux con Paris Saint-Germain, sufrió una lesión en la cadera que lo alejó un buen tiempo de las canchas. Aún no estaba para volver, pero el técnico Thomas Tuchel lo colocó en el banco en la revancha contra Manchester United por la Liga de Campeones. Cuando recibieron el 3-1 en la hora en el Parque de los Príncipes –que los eliminaba luego de haber ganado 2-0 de visita en Old Trafford–, en un acto de desesperación, decidió ponerlo en el minuto 90+5. No tenía tiempo de nada. Sin embargo, Edinson se resintió de la lesión pese a haber jugado solo un minuto. Estuvo dos meses y medio parado.

Este fue un año diferente para él, ya que no estaba acostumbrado a las lesiones tan extensas. Incluso llegó con lo justo a la selección y por eso no fue titular ante Panamá el pasado viernes.

El año pasado hizo hablar a todos debido a su amor por la caza. Se mostró en un helicóptero cazando jabalíes y mucha gente lo criticó. Este año, se afincó en Salto a su llegada, pero no salió a cazar. Estuvo con sus hijos Bautista y Lucas y hace poco más de 20 días nació India, su primera nena.

Edinson ya puso proa a la Copa América de Brasil 2019 y nadie lo para. Quiere romper el maleficio y colaborar con goles para que la celeste llegue lo más arriba posible. Y si puede dar la segunda vuelta, mejor.

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