Es muy importante enseñarle a los niños a tener cierta organización en todos los aspectos de la vida. Uno de ellos es el relacionado a la alimentación, y se trata de que haya siempre desayuno, almuerzo, merienda y cena, ya que se logrará aportar energía y los nutrientes necesarios para un buen crecimiento y desarrollo.
La mayoría de los niños comen de 4 a 6 veces por día. Las colaciones son tan importantes como el resto de las comidas. Hay que tener en cuenta que el desayuno es una de las comidas más importantes del día, y el rendimiento escolar puede bajar si el niño no desayuna.
Un buen desayuno debe incluir: productos lácteos (vaso de leche, yogur, o ración de queso); cereales, galletas o tostadas, y frutas (en fruta entera o en jugo). Lo importante será variar el menú para que el niño no se aburra, y por ejemplo, ofrecer distintas opciones: chocolatada con galletitas, café con leche y tostadas, yogur con cereales, licuado de fruta con pan y dulce y/o queso.
Algunos estudios han comprobado que los niños que no desayunan están propensos a ser menos retentivos (dificultad de retener las cosas) y más aletargados e irritables. Además, se ha observado que los niños que van a la escuela desayunados presentan mejores resultados en las pruebas y las hacen con mayor rapidez que aquellos que no desayunan.
Para las meriendas se debe seleccionar fruta fresca, yogures, quesos, leche, licuados, jugo de fruta, galletas caseras, cereales, barritas de cereales y sándwiches. Se deben evitar las galletas con alto contenido de azúcar o grasa, refrescos gaseosos y frituras.
Más allá del gusto, uno aspecto importante es cómo se prepara el alimento. Lo ideal es hacerlo de forma divertida. Por lo general, los niños prefieren alimentos tibios y suelen prestarle atención al olor. También es común que rechacen los sabores insípidos, por ello es importante variar la forma de presentación del mismo alimento.
El niño va a ir aprendiendo a desarrollar sus preferencias y gustos en cuanto a sabores, olores y texturas. La clave es variar su alimentación y hacer una presentación atractiva del plato. Si los rechaza es mejor no obligarlo a que los coma, y pasado un tiempo se probará de nuevo dárselo en pequeñas cantidades. La reiteración es la manera más eficaz para conseguir que el niño coma de todo.
Para el niño en edad escolar, empieza a ser cada vez más importante la influencia de los compañeros y de los adultos que representan para ellos autoridad o le son significativos, como maestros y entrenadores. Por lo que las colaciones o meriendas compartidas con ellos pueden influir en sus preferencias y en lo que comerán a futuro.
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