Coletazos de una negociación

Las diferencias se siguen centrando en la oferta agrícola, en particular en la cuota de carne presentada por la Unión Europea que es considerada insuficiente por parte del Mercosur, pero también existen objeciones en el azúcar. Por otro lado, el bloque europeo pretende un cronograma de desgravación más acelerado para el sector automotor y sigue mostrando diferencias en regímenes excepcionales, propiedad intelectual y compras públicas, entre otros asuntos.

Cancillería

Más allá de las discrepancias técnicas que aún persisten entre las partes, las negociaciones se han visto empantanadas también por el contexto político. No puede desconocerse la incertidumbre que genera en Europa el complejo proceso del Brexit, pero tampoco cómo ha repercutido en las negociaciones la pérdida de liderazgo de Alemania y España. Por el lado del Mercosur, tanto la profunda crisis política que atraviesa Brasil con un resultado electoral muy incierto -que podría implicar cambios relevantes en la política comercial del país-, como la reciente crisis económica y financiera en Argentina, presentan un contexto poco propicio para el cierre de las negociaciones. En paralelo a la reunión de Montevideo entre el Mercosur y la Unión Europea, el bloque sudamericano recibió a una delegación de Corea del Sur para llevar adelante la I Ronda de Negociaciones para el cierre de un acuerdo comercial, la que registró avances concretos en varios capítulos de acuerdo a un comunicado de la cancillería uruguaya. También se llevan realizadas tres rondas de negociación entre el Mercosur y Canadá, mientras que cuatro con la Asociación Europea de Libre Comercio (Efta). Este año se lanzó una negociación con Singapur y se ha puesto el foco en la convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

Más allá de las discrepancias técnicas que aún persisten entre las partes, las negociaciones se han visto empantanadas también por el contexto político.

Si bien en los últimos años se ha dinamizado la agenda externa del Mercosur, la negociación en curso de mayor importancia es la que se sostiene con la Unión Europea. La misma adquiere especial relevancia, ya que sus impactos no pueden calibrarse solo desde el punto de vista económico, sino que debe incorporarse el componente político y los impactos en los otros escenarios de negociación.
De hecho, parece claro que tanto el interés de Corea del Sur como de Japón en acercarse al Mercosur, no será el mismo si las negociaciones de este bloque no avanzan con la Unión Europea. A su vez, es probable que tanto Canadá como el Efta, muestren menor apuro en avanzar si continúa el escenario de estancamiento de las negociaciones con Europa. Si bien estos coletazos estaban dentro de lo esperado, uno nuevo se presentó en estos últimos días en Argentina, con resultados que podrían derivar en una nueva etapa del Mercosur y por tanto, de la política exterior de Uruguay. 

De acuerdo a informaciones de la prensa argentina, la cancillería de este país habría presentado formalmente al Consejo del Mercado Común la propuesta de eliminación de la Decisión 32/00, la que mandata a los miembros del Mercosur a negociar de forma conjunta los acuerdos comerciales. La propuesta de Argentina ya manejada informalmente desde tiempo atrás, se enmarcaría en la necesidad de cerrar un acuerdo con la Unión Europea con la mayor celeridad posible, lo que estaría impedido por las restricciones que presenta Brasil a algunos requerimientos europeos. 

Se trata de una norma que si bien es cierto ha sido históricamente cuestionada por Uruguay, no lo fue con la firmeza necesaria para desconocer su alcance. Además, dado que al menos en los papeles el bloque es una unión aduanera, ese nivel de integración ya exigiría seguir negociaciones conjuntas por el solo hecho de contar con un arancel externo común. El debate se genera desde el momento que el Mercosur nunca logró cumplir con sus objetivos originarios y que ha mostrado muy poco éxito en su agenda externa.
A través de la decisión 32/00, por cierto jurídica y políticamente muy cuestionada, el bloque mantuvo de forma teórica las negociaciones conjuntas (en la práctica muchos de los cronogramas negociados son bilaterales), asegurándose como resultado compartir entre sus miembros tanto los logros como los fracasos de las negociaciones comerciales. La realidad indica que el bloque continúa sin contar con acuerdos comerciales con la Unión Europea, Corea del Sur, Japón, China y Estados Unidos, entre otras economías.

Se trata de una norma que si bien es cierto ha sido históricamente cuestionada por Uruguay, no lo fue con la firmeza necesaria para desconocer su alcance.

Debido al nuevo estancamiento de las negociaciones con la Unión Europea y a las responsabilidades que Argentina parece adjudicarle a Brasil en ese sentido, se abre una posible ventana de oportunidad para poder finalmente eliminar la mencionada decisión, lo que permitiría la recuperación por parte de Uruguay de la soberanía en su política comercial. Se está frente a una inmejorable oportunidad para en el corto plazo, disipar las restricciones para avanzar por ejemplo en un Tratado de Libre Comercio entre Uruguay y China. A futuro abriría un espacio para discutir la tan necesaria reformulación de un Mercosur, que necesariamente deberá prepararse para un comercio que ya nada tiene que ver con el de la década del noventa. l