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Como el mar llega a cines uruguayos: Zoe Hochbaum y el director Nicolás Gil Lavedra hablan de la película

La película está protagonizada por Hochbaum, Sofía Gala y la española Carmen Maura
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15 de abril de 2024 a las 05:00

Una muestra de que, a veces, las ideas tienen su propio timing. Y que forzarlas no siempre es lo mejor. Esa fue, para la actriz argentina Zoe Hochbaum, una de las principales enseñanzas que le dejó Como el mar, su primera película como productora y guionista, que este jueves llega a cines uruguayos. La historia apareció en su cabeza a los 17 años y se planificó y escribió desde el inicio como una obra de teatro, pero las derivas del arte quisieron que tuviera que ponerle un necesario punto de suspensión a ese proyecto. Y, de paso, lo transformó.

Como el mar es la prueba de que todos se puede transformar. Yo tenía 17 años, muchas ganas de hacer teatro y lo llamé a Gustavo Gersberg, que en ese momento era mi profe de guion y amigo, y le pedí por favor que me escriba una obra. Me dijo 'hagámosla juntos'. Lo hicimos, teníamos hasta fecha de estreno, y justo Nico (Nicolás Gil Lavedra, director de Como el mar) me llama para actuar en un unipersonal sobre  Anna Frank. Fue una señal de que eso no tenía que pasar en ese momento. Y fue lo mejor: pasó el tiempo, se transformó en una película con Sofía Gala y Carmen Maura, y estamos a punto de estrenar”, dice Hochbaum a El Observador ya en Montevideo, donde se acaba de radicar de forma definitiva.

Y, efectivamente, el proyecto ganó nuevas dimensiones después de esa decisión: de una obra pasó a ser una película, adoptó los parajes de la costa atlántica uruguaya como escenografía —especialmente Cabo Polonio; es el primer largometraje de ficción que se filma allí—, sumó a dos actrices de fuste como Sofía Gala Castiglione y Maura, y reclutó a Gil Lavedra, que conocía a Hochbaum del teatro y que también la había dirigido en un pequeño papel en su película anterior, Las grietas de Jara.

En Como el mar, producida por Orca Films, Hochbaum interpreta a Azul, una chica que viaja a Cabo Polonio con su hermana Paula (Sofía Gala) para desentrañar algunos secretos de su pasado familiar. Y como toda road movie, el viaje será físico, pero también interior para todos los personajes involucrados.

En ese sentido, para Gil Lavedra la película significó un cambio necesario de registro, con una película anterior que exploraba la oscuridad del alma humana de forma más expresa, y en este caso abocándose a un relato de corte más familiar, con una lógica emocional en un espectro diferente.

“Este relato podía ser un poco más melodramático, pero sobre todo se trató de intentar transmitir estos vínculos de una manera, sí, más luminosa, acompañarlos con la cámara, mostrando los grises propios del conflicto de una adolescente en la búsqueda de su identidad, y apoyándonos en una estructura de road movie”, asegura el director, también en conversación con El Observador, pero desde Buenos Aires.

Para mí lo más interesante fue poder retratar estos vínculos a través del viaje, retratar estos dos personajes principales entendiendo que los secundarios también son funcionales a ellas. Como en toda película de este tipo, aparecen distintos obstáculos, hay gente que ayuda en el camino, se supera el obstáculo y se sigue. A su vez, la película habla de los grises de estos personajes que viven, sienten y transmiten verdad, transmiten lo que les pasa más allá de un texto o un diálogo. Lo más complejo fue lograr que cada escena tuviera un poquitito de humor, un poco de conflicto, un poco de drama, un poco de angustia, y poder trabajar con todas esas capas”, agrega el director.

Para Hochbaum, el triple rol de productora-guionista-actriz representó un desafío, pero principalmente por la responsabilidad que implica el primero, más que por una dificultad de separarlos a la hora de actuar. En el rodaje, según ella misma asegura, contar con la experiencia de Gil Lavedra en los timones lo hizo todo más sencillo.

“Cuando tenés consolidado el guion y el vínculo con tus compañeros de equipo, podés cerrar los ojos. Uno tiene que trabajar para que eso le pase aunque el director no sea amigo tuyo, desde ya, pero justo en esta película fue especial, porque confío a ciegas en Nico. Es muy talentoso, fue muy fácil. No había nada como productora en escena que yo tuviera que decirle. Al contrario. No importaba nada más, solo ponerme en la piel de Azul y crear de ahí”, cuenta.

La producción me entusiasma muchísimo, más en este momento con todo lo que está pasando en Argentina con el Incaa. Pareciera que no podemos depender de nadie más que de nosotros mismos para hacer películas. Por eso siento que en la producción hay una responsabilidad que no me la quita nadie y es un poco mi granito de arena para seguir haciendo cine”, agrega, y adelanta un tema que ninguno de los dos dejará escapar: la situación del cine argentino, cuyo instituto afronta recortes y pone en ascuas a esa industria de la vecina orilla.

Pero antes, hay espacio para los otros dos puntales del tridente de actrices: Gala y Maura.

En el caso de la primera, Hochbaum asegura que fue “amor a primera vista” y que la relación que formaron durante el rodaje posibilitó que le dieran forma, a su vez, a la relación delante de pantalla. Y tener a  la estrella española a su lado, en tanto, fue un catalizador que la “potenció”.

Actuar al lado de Carmen es todo lo contrario a sentirse opacada. Ella solo te potencia, solo te hace actuar bien. Y por actuar bien no me refiero a que a la gente le guste más o menos, sino a construir verdad. Yo entiendo que actuar bien, si existe, se trata de eso”, dice.

Gil Lavedra, que ha trabajado con nombres como Susú Pecoraro, Soledad Villamil, Joaquín Furriel, Oscar Martínez, Santiago Segura y que ahora sumó a su lista a la primera “chica Almodóvar”, también está de acuerdo con eso: "Disfruto mucho el trabajo con los actores, porque es un trabajo que se hace en conjunto. Yo pongo una mirada y una guía, pero después todo lo que te suma el actor es invaluable y súper respetable. En ese sentido con Carmen fue un lujo".

Otro escenario

Como el mar es una coproducción entre Argentina y Uruguay, y estrenar una película con esas características hoy, en el marco de un cine argentino que afronta recortes en su Instituto —hace algunos días se suspendió temporalmente la recepción y financiación de proyectos— y una defensa encarnizada de parte de sus actores frente a la postura del gobierno de Javier Milei, no es un hecho aislado para Hochbaum y Gil Lavedra. En ese sentido, ambos asumen la responsabilidad que supone la instancia de estrenar en este contexto.

Lo siento como un acto de resistencia. Vamos a seguir viendo películas argentinas, siempre hemos enfrentado las crisis, más allá de que el ataque sea constante como en este gobierno, y que la cultura está muy subestimada, algo que es más por una cuestión ideológica que por lo que significa la cultura en sí. Es no entender que esto es una economía, no entender que es una industria, no entender los puestos de trabajo que genera y no entender qué pasa con el cine argentino fuera de fronteras”, explica Gil Lavedra.

“Es claro que toda institución es perfectible y me parece bien que uno llegue a un lugar, haga un estudio y que vea cómo mejorarlo. Pero lo que funciona me parece que no hay que tocarlo. No todo se remite a un número de superávit en un negocio”, agrega.

Hochbaum, en tanto, ubica en la posibilidad de seguir haciendo películas, ya como productora, el espacio de resistencia contra la falta de apoyos estatales.

“Si me dejo de desalentar con el lugar de privilegio de poder hacer cine que tengo, me siento una tarada”, dice.

“También estoy recontra enojada, y pareciera que los argentinos somos los últimos en acordarnos del valor que tiene nuestra cultura. Cuando un Estado quiere atentar contra eso... Siento que todos los artistas tenemos una responsabilidad, pero como productora se me suma una nueva, que es hacer. Ejecutar. Y estar estrenando una película, en este momento, y sin apoyo del Incaa de ningún tipo, es una resistencia. Por un lado me pone contenta, pero por otro lado me enoja y me angustia. Nadie me va a quitar la posibilidad de hacer películas, ni siquiera el propio estado. Me saldrá más caro, pero es mi modo de militar y seguir generando fuentes de trabajo en un momento en el que se están sacando”, asegura.

“Los quiero ver cuando no haya de verdad cine argentino para consumir. Nosotros crecimos con el cine argentino. Mundialmente nos valoran por eso, por nuestro cine, nuestros actores, nuestros talentos. Pero de pronto tenemos un Estado que le parece que no es necesario. Nadie puede cerrar algo que es de todos. Mirá si nos van a decir que no se hace más cine, cuando en realidad es de todos. A mí no me importa si lo dice Milei o quien sea. El cine es de todos”.

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