El mercado argentino en general acumula distorsiones desde hace años por los motivos más variados: regulaciones, cierre o restricciones de importaciones y exportaciones, múltiples e incontables tipos de cambios y subas y modificaciones contantes de impuestos nacionales, regionales y hasta municipales. Ante semejante panorama, una de las variables más visiblemente afectadas de la economía local es la de los precios: cualquier argentino de a pie muchas veces tiene la sensación de no saber con precisión qué cosas están caras o —directamente— qué es algo caro y algo barato.
Sucede también que, como en otras situaciones tan recientes como comentadas, hay otra ley de la economía que es mucho más difícil de ignorar o regular: si no se puede ajustar por precio, se ajusta por cantidades. Traducido a la vida cotidiana, si mucha gente se preguntó por qué hace un par de años no se conseguían figuritas del mundial Qatar 2022 antes de la competencia y camisetas de la Selección Argentina con la tercera estrella bordada después de la final, fue porque, ante un aumento súbito de la demanda de un artículo, la escasez de dólares a un precio artificialmente bajo para la importación de insumos o productos terminados (como sucedía con las figuritas o las camisetas) impedía que la oferta pudiera ponerse a la altura de los requerimientos de los consumidores.
Lo cierto es que ahora, con un nuevo Gobierno y una nueva conducción económica que ha procurado corregir rápidamente buena parte de esas distorsiones, nos encontramos ante una situación quizás impensada antes del verano: la extensión de un brote de dengue que ha llevado los casos en la Argentina a más de 130.000 a fines de marzo según las últimas estadísticas oficiales. Por lo que no es de extrañar entonces que lo que los consumidores estén poniendo a prueba en el mercado es el precio y la disponibilidad de repelentes, insecticidas y otros productos químicos para evitar la presencia y la picadura de mosquitos, especialmente del Aedes aegypti, que es el que transmite la enfermedad.
Y la respuesta es que el mercado local aún está lejos de mostrar la elasticidad y poder de reacción de economías más ordenadas, tanto en precios, cantidades como variedad en la oferta de estos productos muy específicos.
Lo primero que llama la atención al comparar las tiendas digitales de las grandes cadenas de farmacias o supermercados en estos tres países es la menor variedad de la oferta argentina: las presentaciones, formas, marcas y colores de los repelentes es mucho menor aquí que en los países vecinos. En nuestras góndolas hemos visto repelentes en crema o aerosol, algunos que tienen un efecto más prolongado (de envase verde) y otros en crema, pero no mucho más. En cambio, tanto en Uruguay como en Brasil hay disponibles repelentes en gel, en aerosol o crema de todo tipo de marcas, en envases grandes, medianos, chicos e ínfimos, y en colores que incluso podrían confundirnos.
De todos modos, algunos productos de marcas internacionales y conocidas se pueden ver en sus formatos más básicos en los tres países. Por ejemplo, el repelente Off! en aerosol de 170 mililitros está en Uruguay a 379 pesos (USD 10) y en Brasil a 35 reales (USD 6,90). En Argentina, en cambio, el producto no aparece disponible en casi ninguna farmacia o supermercado online, por más que en algún caso (Coto Digital) aparezca con su último precio de 2.800 pesos (USD 2,75).
El aerosol verde, en tanto, se vende en Uruguay a 495 pesos (USD 13), en Brasil a 42 reales (USD 8,30), mientras que en Argentina solía conseguirse a 3.500 pesos (USD 3,40).
Sin embargo, al menos en el AMBA, lo que se observa en las plataformas online coincide con los comentarios boca a boca y con las tendencias en las redes sociales: el repelente no se consigue casi en ninguna presentación en los negocios, y si lo hay los precios pueden empezar en torno a los 8.000 pesos (USD 7,90) sin un límite muy claro hacia arriba.
En la plataforma Mercado Libre, por ejemplo, algunos vendedores ofrecen repelentes por unidad o al por mayor en precios en rangos similares pero que no parecen seguir patrón alguno: ya sea el aerosol naranja o el verde, la misma presentación de 170 mililitros puede estar a 9.500, 16.500, 23.000 y hasta 29.000 pesos comprando por unidad.
Para compras en packs, pueden aparecer "ofertas" de 40 unidades a 536.000 pesos, lo que equivale a 13.400 pesos por unidad (USD 13,25).
Lo dicho, la realidad hace que el mercado ajuste por precio o por cantidad.
Mientras tanto, en las redes sociales circulan versiones de una supuesta receta de un ingeniero del INTA de repelente a base de esencia de vainilla (la institución debió aclarar que es un fake) y también está la opción casera que propuso Fernán Quirós, el ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.
En última instancia, habrá que esperar al frío.
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