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Detuvieron a uno de los cuatro fugados de Cárcel Central
La policía detuvo a uno de los cuatro delincuentes extranjeros que este domingo a la noche se fugaron de la Cárcel Central burlando todas las medidas de seguridad.
Según informó la Unidad de Comunicación del Ministerio del Interior, el detenido es Leonardo Abel Sinopoli, que estaba preso por un delito de falsificación de documento y hurto a pedido de la Justicia de Brasil, y que a diferencia de los otros tres reos –entre quienes estaba el mafioso italiano Rocco Morabito– no se escapó por la azotea sino por una puerta lateral de la Jefatura de Policía de Montevideo, un edifico que se encuentra al lado del centro penitenciario
Leonardo Sinopoli fue detenido en Salto sobre la medianoche de este miércoles por personal de la Unidad de Investigaciones de la Dirección de Información Táctica de la policía de ese departamento. Lo capturaron cuando el argentino requerido por la Justicia brasileña "esperaba locomoción para trasladarse a la frontera con Brasil", según el comunicado oficial.
La policía supo que el extranjero estaba en la terminal del Shopping de Salto gracias a un "llamado anónimoa la policía que advertía sobre una "persona que solicitaba un medio de transporte" para huir del país. Sin embargo, según la persona que denunció la situación, Sinopoli –que estaba vestido con un "equipo deportivo gris"– ofreció hacer un giro en el extranjero para pagar ese servicio, lo que levantó la sospecha del denunciante.
"Al momento de su detención no portaba equipaje alguno", agrega el comunicado de la cartera de seguridad. Lo único de valor que tenía consigo el argentino era un celular Samsung, que fue incautado.
El personaje
Leonardo Abel Sinopoli aseguraba que su captura había sido un error cuando fue enviado a la Cárcel Central a comienzos de 2018.
Decía que alguien le había robado su documento de identidad 30 años atrás en un hospital argentino y había usado su nombre para cometer delitos en Brasil. Sin embargo, la Justicia brasileña jamás creyó esa versión y esperaba que Uruguay finalmente habilitara su extradición, para que pudiera cumplir con una condena de 21 años de cárcel.
Sinopoli nació en Argentina, pero vivía en Laguna Merín desde hacía años, y desde 2005 contaba con una un pedido de captura internacional.
El cotejo de huellas dactilares que ordenó la fiscal Angelita Romano despejó las dudas: él era Leonardo Sinopoli y había cometido los delitos de los cuales se lo acusaba: hurto, falsa declaración, falsificación, uso de documentación pública falsa y uso de documentación privada apócrifa.
No obstante, el 16 de julio del año pasado, el Ministerio de Seguridad Pública de Brasil —con independencia de la Justicia— determinó a que Sinopoli fuera expulsado de ese país. El documento al que entonces accedió El Observador además indicaba que se lo declararía "rebelde" si no se presentaba a la audiencia en la que dictaminarían su prohibición de ingresar al país, que se realizaría en Río de Janeiro. Como le fue imposible asistir por estar preso en Uruguay, desde ese momento en Brasil empezó a ser considerado como un rebelde.
El resto de los fugados, el italiano Morobito, Matías Sebastián Acosta González, que esperaba su extradición a Brasil, y Bruno Ezequiel Díaz, detenido a pedido de Argentina por un delito de homicidio, fueron vistos en un auto rumbo a la Costa de Oro luego de salir de Cárcel Central, pero las imágenes de las cámara de seguridad que los registraron recién fueron observadas ocho o nueve horas después de la fuga.
