Nacional > ENTREVISTA AL NUEVO INTENDENTE

Di Candia: “No voy a firmar la habilitación de un shopping ni en pedo”

El sucesor de Martínez dice no sentirse “para nada” un “intendente débil”; si bien su prioridad es llevar el barco “a buen puerto”, también apunta a “señas transgresoras”
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14 de abril de 2019 a las 05:00

Por María Eugenia Fernández y Martín Tocar

Christian Di Candia  (37 años) se convirtió este miércoles en el intendente más joven de Montevideo. Su antecesor Daniel Martínez, que se proyecta como una figura de renovación en la política nacional, le lleva 25 años.  El nuevo jefe comunal, que quedará a cargo de la intendencia por poco más de un año, quiere aprovechar ese período para que los uruguayos se “acostumbren” a ver jóvenes en puestos de responsabilidad, y para hacer de Montevideo una ciudad “más transgresora” y abierta. Pero principalmente, su prioridad está en llevar el barco “a buen puerto”. Sobre eso y otros temas conversó con El Observador en su primer día ocupando el despacho principal del palacio municipal.

¿Qué lectura hace de todo el episodio de la sucesión?
Que fue muy largo, pero más transparente de lo que suelen ser en la política tradicional, que es mucho más de intrigas palaciegas y secretismos. Se vivió casi como una telenovela por los medios, la gente y los funcionarios. Todos estaban atentos a ver qué pasaba en el próximo capítulo. Quizás podría haber sido un poco más rápida, o no, pero los hechos son como son. Cuando Óscar (Curutchet) asumió era presidente de Danubio y todos sabíamos que era un hombre de fútbol y que al tipo le interesaba asumir en la AUF.

Aún así se esperaba que él fuera el sucesor.
Sí, pero hace más de un año que le había dicho a Daniel (Martínez) que a él le interesaba postularse para la AUF. En el caso de Fabiana (Goyeneche) desde el momento en el que Constanza Moreira y Casa Grande hace la apuesta y ella deja de ser independiente para ir a ese sector, lo hacía para encabezar la lista de Diputados. O sea, ahí era una apuesta bastante obvia. La primera vez que Daniel me plantea la posibilidad de ser yo quien asuma la intendencia fue como octubre o noviembre del año pasado. Me dijo: fijate que Óscar va a candidatearse a la AUF, fijate que Fabiana tal cosa... Yo ahí lo empecé a pensar y cuando le dije que sí quedamos en ver qué hacían los compañeros.

Pero más allá de decisiones personales también jugó lo que quería Martínez y algunos del equipo.
No sé, no tengo certezas de que haya pasado eso (risas).

Hubo conversaciones con todos y a cada uno se les recomendó qué hacer. A Curutchet, por ejemplo, se le dijo que no era lo mejor que tuviera como plan b la intendencia. Porque él estaba dispuesto a asumir igual.
Yo tengo entendido que él desde el momento en que se postula a la AUF ya empieza a manifestar que, si llega a perder, una de las opciones era que se bajara de la IMM. 

Si se sabía hace tiempo que Curutchet era un “hombre del fútbol” y tenía la apuesta de la AUF, ¿no fue un error haberlo elegido como el número dos? 
El único tiempo que realmente se vive es el presente. Lo demás son todas suposiciones. Óscar empieza a coquetear de vuelta con la AUF en 2018. En 2015 no era así. Pero todo eso es hablar de los capítulos pasados de una telenovela.

Entonces sí fue una telenovela.
Porque la gente lo vivió un poco así. Daniel dijo que esperáramos a ver si Curutchet quedaba o no quedaba. Cuando vio que todo cerraba terminó renunciando y dijo: vos te quedás tranquilo que vas a tener un año y algo de gestión y yo también me voy tranquilo a hacer campaña.

"Me tengo que acostumbrar a ser intendente de Montevideo, le voy a poner toda la fuerza a eso, pero también la sociedad tiene que acostumbrarse de que el intendente tiene 37 años".

Lo cierto es que hoy queda un intendente que quizá muchos montevideanos no conocen o no tienen muy claro quién es. ¿Se siente con legitimidad para asumir el cargo? 
Desde el punto de vista electoral y constitucional, la legitimidad electoral está, porque cuando alguien elige a un intendente elige su lista de suplentes. La misma cantidad de votos que tuvo Daniel Martínez los tuve yo. Obviamente, la gente elige a Daniel Martínez, eso está claro. El miércoles (día de la asunción) estaba el presidente del Frente Amplio y ediles de la oposición. También está el apoyo del equipo de gobierno. Ya se había definido en el gabinete que quedara quien quedara todos los directores y directoras estaban dispuestos a quedarse a apoyar al nuevo intendente. En ese sentido, está toda la legitimidad. No me siento para nada –si es esa la pregunta– un intendente débil. Para nada. 

En el discurso de asunción hizo alusión a la gestión de Martínez, a la ciudad que soñaban y que empezaron a construir en 2015 ¿Con qué panorama se encontraron cuando asumieron?
La situación más compleja era la de sostenibilidad financiera y económica. En ese sentido, creo que esos primeros meses de 2015 y los primeros de 2016, Daniel marcó claramente cuál era el método de laburo, tomando el presupuesto como la principal herramienta de gestión. Se generó una transformación importante hacia adelante que nos permite hoy estar en el tercer año consecutivo de números positivos. Siempre hay que marcar también que no es que la intendencia tenga que dar números positivos. No somos una empresa que tiene que dar ganancia. En realidad, lo ideal siempre sería que no sobrara mucho o que faltara un poquito, pero estar ahí.

¿Estaba desordenado ese aspecto en la administración anterior?
Yo no era parte y no sé cómo se gestionaba, pero el escenario que teníamos no era el de sostenibilidad financiera y económica que el que tenemos hoy. También es cierto que era otra realidad. Hoy tenemos otro margen de ingresos que también es diferente.

El cargo de intendente tiene un perfil mucho más alto que el de un prosecretario. ¿Le recomendaron cuidarse más públicamente?
Es relativo. Creo que me tengo que cuidar más por mi propia sanidad personal y mental. Y porque obviamente atrás mío hay un proyecto político y de gestión que es importante. Pero también creo que mi asunción como intendente de Montevideo, con 37 años, más allá de la gestión y lo que podamos hacer o no en este año, tiene otro campo de batalla que tiene que ver con la transformación cultural de la sociedad y del sistema político; con acostumbrarnos a que haya cargos de responsabilidad ocupados por personas con menos de 50 años. Me tengo que acostumbrar a ser intendente de Montevideo, le voy a poner toda la fuerza a eso, pero también la sociedad tiene que acostumbrarse de que el intendente tiene 37 años. 

Martínez le lleva 25 años y tiene nietos. ¿En qué siente que puede reflejar esa diferencia generacional?
Justo Daniel es un tipo súper jovial, y hasta tiene un estado físico mejor que el mío (risas). Pero tengo dos objetivos grandes: uno obvio es tratar de que el buque llegue a buen puerto y que todos los objetivos que nos marcamos terminen con un final feliz. El otro tiene que ver con esto de la transformación cultural. No podemos gestionar solamente pensando en que precisamos una cámara en cada esquina, porque terminamos generando una ciudad totalmente controlada y vigilada.

Ahora proponen instalar cámaras en los boliches para evitar la discriminación. ¿Ahí no hay un tema de control?
Lo ideal sería que no discriminen a nadie. Pero como hay lugares que discriminan vamos a poner las cámaras. Uno va a Nueva York y a nadie se le ocurre parar en la puerta a alguien porque tiene un arito en la nariz o el pelo pintado de ocho colores. Tratá de entrar a algunos lugares acá en Montevideo con un look así. En muchas cosas somos bastante aldeanos y conservadores. Se necesitan algunas señas simbólicas de una ciudad más transgresora desde el espacio público.

¿Qué sería una ciudad más transgresora?
Todavía no lo sé. Ahora tengo por delante días y días de reuniones con los departamentos, divisiones y las secretarías, para ir viendo cómo viene el programa, que es la prioridad número uno. Lo demás es accesorio y ojalá lo podamos sumar. 

¿La Estación del Futuro es un proyecto de la IMM o de la candidatura de Martínez?
Es un proyecto de la intendencia y nosotros vamos a seguir peleando por que ese sea el proyecto para la estación de AFE. 

¿De qué forma?
De la que sea necesaria. Estamos absolutamente convencidos de que esa estación es un espacio que hay que potenciar para el cowork, la innovación, la vivienda juvenil, que ayude a impulsar un espacio de innovación, y que no sea un espacio pensado desde la perspectiva del consumo. Esta gestión se va a oponer absolutamente a eso. No voy a firmar la habilitación de un shopping ni en pedo. 

¿Cree que hay algunos en el gobierno que están pensando en algo así?
No lo sé, pero quería marcarlo para que quedara claro. 

El ministro de Transporte resalta que hoy en día el Estado tiene la custodia pero no la posibilidad de hacer algo sobre el terreno. ¿Cómo se lidia con eso?
La IMM ya manifestó la voluntad de expropiarlo.

¿Esa podría ser una medida a tomar en su gestión?
Podría serlo sí. Tenemos que verlo con Voelker (director de Recursos Financieros), y Nopitsch (secretario general), el tema de los recursos y tiempos, pero podría ser. 

¿Sería una alternativa a esperar la sentencia judicial? 
Desconozco.

"En muchas cosas somos bastante aldeanos y conservadores. Se necesitan algunas señas simbólicas de una ciudad más transgresora desde el espacio público".

Otro tema que queda pendiente es la licitación para adquirir más camiones y avanzar en la limpieza con privados. ¿En qué está?
Va a ser una de las primeras resoluciones que vaya a firmar. Está todo pronto. Esta no es una medida rompe huelgas. Limpieza tiene dimensionado el servicio rutinario de cualquier momento del año, pero hay momento especiales donde la gente consume mucho más y genera muchísimos residuos. Una estrategia que no teníamos era un plan B para el levante lateral de los contenedores. Ya hace más de un año que estaba previsto generar esta licitación. Martínez quería llegar a un acuerdo con los trabajadores para que, en caso de paralización de los servicios de limpieza, existieran guardias gremiales. Se planteó la negociación, pero Adeom no estuvo de acuerdo. 

Es consciente de que va a ser un foco de conflicto.
Lo tengo claro. 

¿Cómo se va a manejar con eso?
Sin ningún problema. Nosotros tenemos nuestras razones y Adeom tendrá sus argumentos. También creo que el hecho de que exista una nueva autoridad de un lado y un nuevo ejecutivo del otro abre una ventana de oportunidades para reencauzar un buen diálogo. Los últimos meses fueron complejos y el diálogo estaba desgastado. 

Martínez decía que la intención del diálogo siempre estuvo por parte de la IMM. ¿Se tiró la toalla al final?
No participé, pero por los informes del gabinete evidentemente la administración sintió que era un diálogo de sordos y que no había avance. Eso va desgastando.

En 2015 un experto del BID visitó Montevideo y advirtió un problema de congestionamiento. ¿Cree que hubo mejoras?
El sistema de transporte está en crisis, eso no se puede ocultar. Es un sistema para el que en 2015 teníamos ideas de transformaciones más profundas, pero la realidad es bastante más porfiada de lo que uno quisiera. Primero tuvimos la caída de Raincoop, que generó que un montón de familias se quedaban sin líneas. Necesitábamos revivirlas de algún modo. También había que ver cómo (los trabajadores) volvían a ingresar en el sistema. Luego tuvimos el tema de las aplicaciones. Lo de Uber, por ejemplo. Todo eso nos hizo perder –u ocupar– un buen tiempo. 

¿O sea que en transporte corrieron de atrás?
Sí. Lo que pasa es que en el momento actual la innovación muchas veces lleva puesto al Estado. Después está el tema del boleto, con el precio del STM sosteniéndose desde 2017, muy por debajo de la inflación. Cada peso que se mantiene el boleto son $ 200 millones que tiene que poner la IMM por año. A la vez, cada vez menos gente se sube al ómnibus. Evidentemente ese círculo vicioso es complejo y por eso digo que es un sistema en crisis. En este año seguiremos generando mejoras dentro del sistema. Es muy difícil imaginar (cambios) por fuera.

"Creo que la ley de faltas no debe ser utilizada para la gente en situación de calle".

El otro día hubo un episodio trágico en la rambla, en el que una persona alcoholizada mató a un adolescente. ¿Hace falta más control?
A estos imbéciles no hay forma de combatirlos. En realidad a los que hay que combatir es a los que están en contra de la tolerancia cero a la hora de manejar. 

Pero con tolerancia cero vino esta persona alcoholizada y mató a un joven. ¿Al final es efectiva esa medida?
El tipo salió borracho a manejar. Ese es el problema.

Aun con tolerancia cero.
Pero imaginate si vos le decís que puede tomarse una copita de vino, o una botellita de cerveza antes de salir a manejar. 

Martínez marcó su preocupación por el tema de las personas en que viven en la calle, pero los números marcan que creció esa población. ¿Por qué?
Eso responde a un sistema que expulsa constantemente a gente de esta sociedad. Es muy difícil que la IMM encuentre respuestas institucionales más allá de las que ha puesto sobre la mesa, como mejorar el régimen de pensiones, entregar fincas para centros diurnos, o colaborar con los ministerios. Vas a París o Nueva York y ves lo mismo.

¿Es una batalla perdida?
No, no es una batalla perdida, pero es muy difícil y es una batalla que damos poniendo baldes en un sistema que tiene la canilla abierta constantemente. 

Pensando en el abordaje de estos temas, ¿la ley de faltas es un camino? 
Creo que la ley de faltas no debe ser utilizada para la gente en situación de calle. Una cosa es usarla cuando la persona que está en la calle está dañando el equipamiento urbano generando una situación que no es la que debiera, pero no por ocupar un espacio público. 

¿O sea que si alguien está durmiendo en una plaza, no lo sacaría?
Ese no es un delito ni una falta. Si vamos cualquiera de nosotros y nos quedamos dos días en una plaza podemos estar ahí. Si estamos defecando o generando un montón de residuos, ahí sí. Las respuestas tienen que ser interinstitucionales y son complejas. Creo que el Mides viene buscando mejores respuestas a las que ha tenido hasta ahora.  

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