En 2013, el diccionario Oxford proclamó que la palabra del año era "selfie". Y tenía sentido: con la popularización de los smartphones en los primeros años de la segunda década de los 2000, la "autofoto" ganó notoriedad y su empleo empezó a ser cada vez más frecuente, común y rutinario.
Un año después, en 2014, el Dj estadounidense Rick McNeely utilizó la popularidad de la práctica y creó el National Selfie Day para recaudar fondos para distintas causas benéficas. Se celebró un 21 de junio, y ese día quedó marcado en el calendario de ahí en más.
Aunque parece ser un síntoma de nuestro tiempo, la selfie no es más que un autorretrato y una forma de tomar fotografías tan antigua como la fotografía misma. De la primera que se tiene registro es de 1839, cuando el pionero de la fotografía Robert Cornelius realizó el primer autorretrato de la historia.
Sin embargo, la primera selfie de la historia como tal, una que implicó que una persona se fotografiara a sí misma delante de un espejo, fue la de Anastasia Nokoláyevna, la hija menor del último zar de Rusia, Nicolás II, en 1914. Anastasia acompañó la foto revelada con un texto: "Hice esta fotografía yo misma mirándome al espejo. Fue muy difícil ya que mis manos estaban temblando".
Con el tiempo, los avances permitieron que la selfie dejara de ser sinónimo de espejos y flashes en el cristal: en el año 2000 la empresa japonesa lanzó al mercado el primer celular con cámara frontal, pero era de uso exclusivo para el país nipón. Fue Nokia, en todo caso, la empresa que abrió las posibilidades de la selfie al resto del mundo, cuando en 2002 lanzó el modelo 7650, el primero con cámara VGA frontal.
Y fue en ese mismo año que la palabra se registró por primera vez.
El 13 de setiembre, en un foro de internet propiedad de la empresa de radiodifusión pública de Australia, alguien publicó una foto suya y escribió un texto que termina con la frase "And sorry about the focus, it was a selfie" ("perdón por no haber enfocado, fue una selfie").
En los últimos años, la selfie se ha convertido en sinónimo de turismo (son frecuentes en los museos, en los monumentos o en cualquier lugar donde los turistas se hagan presentes) y han suplantado, entre otras cosas, al autógrafo; hoy a una estrella o persona famosa en la calle ya no se le pide una firma: se le pide una selfie.
Además, muchas han pasado a la categoría de fenómenos virales contemporáneos. La selfie que Ellen DeGeneres propuso en los Oscar del 2014, y a la que se sumaron Bradley Cooper, Julia Roberts, Meryl Streep y Jennifer Lawrence, entre otros, fue durante mucho tiempo la fotografía más replicada de la historia en Twitter, con más de 3 millones de retuits.
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