William Gates, en su despacho de Arizona, cuenta los infortunios que tuvo que atravesar al no convalidar las denuncias de fraude que realizó Trump en las presidenciales 2020

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Dirigente republicano de la junta electoral con estrés postraumático por amenazas del trumpismo

El abogado William Gates sigue siendo representante republicano en las juntas electorales de Arizona, pero las amenazas de sus propios colegas de partido lo llevaron a una situación que sólo pudo comenzar a resolver con tres años de terapia. “Llegaron a pedir que violaran a mis hijas”, cuenta el funcionario.
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29 de julio de 2023 a las 15:53

Homónimo del cofundador de Microsoft, este William Gates, más conocido como Bill Gates, es un ferviente republicano de 51 años que integraba la junta electoral de Maricopa cuando el candidato demócrata Joe Biden triunfó sobre Donal Trump en las presidenciales.

Gates no imaginó que esas elecciones de 2020 marcarían un antes y un después en su vida. Ahora, en su despacho de Arizona, dice a la agencia de noticias AFP que todavía le cuesta aceptar su diagnóstico de estrés postraumático que padece desde que, sin prestarle atención al discurso conspirativo de Trump, validó la derrota republicana en el condado más poblado del estado. A partir de esa actitud cien por ciento democrática, Gates fue el blanco preferido de una serie de amenazas que escalaron al punto de llevarlo al colapso psicológico.

Igual que muchos otros funcionarios electorales de los Estados Unidos, Bill Gates comenzó a atravesar una pesadilla por ejercer su trabajo y defender la democracia. “Mi terapeuta señaló que yo sufría estrés postraumático. Me dijo ‘no te balearon, pero te hicieron vivir un trauma importante de forma extremadamente pública’”, dice.

No era para menos: su integridad fue cuestionada a diario, y tanto él como su familia sufrieron amenazas.

Cuando Joe Biden le sacó una ventaja de 10.000 votos en Arizona a Trump durante las elecciones presidenciales de 2020, el excéntrico candidato republicano y expresidente lanzó teorías conspirativas sobre un fraude que fueron replicadas por todo el aparato informativo norteamericano.

La junta electoral del condado de Maricopa, que Gates había presidido en el pasado, se volvió foco de los ataques. Pero sus miembros, entre ellos Gates, resistieron las presiones y certificaron el triunfo de Biden.

Eso le valió que fuera tachado de traidor por su propio partido, y a pesar de que todas las auditorías e investigaciones judiciales confirmaron que no había ocurrido ningún tipo de fraude en Arizona, fue acosado incansablemente. “Las amenazas de muerte se volvieron un ruido de fondo constante”, dijo Gates a AFP.

No sólo eso. Él mismo cuenta que “recibimos algunas de las amenazas más inmundas que se puedan imaginar, una persona tuiteó que deberían violar a nuestras hijas”.

La familia abandonó su casa varias veces por las amenazas y Gates se sintió “traicionado y resentido” con muchos de sus antiguos aliados políticos. Para este abogado egresado de Harvard, el límite fue después del funeral de una amiga republicana en mayo de 2022.

Durante la recepción celebrada después de entierro, Gates se desahogó a los gritos con un amigo cercano reclamando la falta de apoyo de otros colegas del partido durante el duro momento que atravesó. Pocas horas después, su esposa Pam no resistió más y le pidió que fuera a terapia. “Mi marido había perdido el sueño, el apetito y el sentido del humor; a veces lloraba en las entrevistas, estaba irreconocible”, cuenta la esposa.

“No puedo controlar el hecho de que algunos de mis compañeros republicanos piensen que soy un traidor, o que otros simplemente fueran demasiado cobardes para defenderme”, cuenta Gates. Y confirma que, gracias a las sesiones con su terapeuta, pudo atravesar otras turbulentas elecciones en Arizona. Se refiere a los comicios de noviembre de 2022, de mitad de mandato, cuando algunas de las máquinas de votación registraron problemas técnicos en el condado de Maricopa.

La candidata republicana Kari Lake para la gobernación perdió por un estrecho margen y se negó a reconocer el resultado, lanzando denuncias de fraude electoral como las vociferadas por Trump dos años antes.

Cuando la justicia desestimó las afirmaciones de Lake, Gates ofreció varias ruedas de prensa donde repitió lo mismo: “No se privó a nadie de su derecho al voto”. Y las críticas de sus copartidarios arreciaron

Ahora, se prepara para supervisar las elecciones presidenciales de 2024, para las que las encuestas pronostican un nuevo enfrentamiento entre Trump y Biden. Gates continúa “muy preocupado” por el ambiente envenenado y la desinformación en materia electoral que persisten en los Estados Unidos. Pero, roto el silencio sobre la salud mental, un tema tabú en la esfera política, pide a sus colegas que no ignoren el impacto psicológico que este trabajo acarrea en su país. “Muchos otros trabajadores electorales pasaron por lo mismo que yo”, dice y enumera el incremento de jubilaciones anticipadas y renuncias en este tipo de puestos en las juntas electorales norteamericanas, donde uno de cada cuatro funcionarios fueron amenazados, según la encuesta publicada en noviembre por el Fondo para la Democracia.

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