"Toro, ¿qué querés hacer contra River?", le preguntó el técnico Diego López horas antes del partido de este sábado ante los darseneros teniendo en cuenta de que vive un momento anímico y emocional muy especial debido a que el viernes se le decretó prisión domiciliaria nocturna como medida cautelar al serle imputado el delito de lesiones gravísimas por un accidente automovilístico.
"Yo quiero jugar", fue la respuesta tajante del delantero aurinegro al DT.
Y jugó. Y no solo lo hizo, sino que -después del enorme Kevin Dawson, quien con el partido 2-0 salvó tres goles hechos en 10 minutos al inicio del segundo tiempo- fue el mejor del equipo aurinegro que no encuentra su mejor juego.
Pero el Toro Fernández sí lo pudo encontrar. Se apoyó en sus compañeros que subían por las bandas, buscó siempre por arriba, transportó el balón desde la mitad de la cancha y tuvo un par de llegadas interesantes.
No obstante, lo más importante seguramente fue que convirtió un gol después de dos meses y de esa manera se reencontró con la red. La última vez que había anotado fue el 10 de marzo pasado también por el Torneo Apertura en la victoria por 1-0 sobre Liverpool en el Estadio Campeón del Siglo. En lo que va de esta edición de la Copa Libertadores, hasta ahora no anotó.
Será por su alegría y por este mal momento emocional que vive que todos sus compañeros se fueron encima suyo en el festejo del gol que fue el 2-0 contra River Plate.
En ese feo presente que atraviesa, El Toro Fernández parece que una tarde de lluvia en el Centenario volvió con todo.
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