Los comentarios generales no se han hecho esperar: la mayoría lo odia, lo encuentran triste, poco combinable, etc. Personalmente creo que tiene un abanico de posibilidades más acotado pero mucho más rico y fuerte.
Me inspira elegancia, sofisticación y carácter, y hay muchos ejemplos con qué graficarlo: tanto para interiores, moda, accesorios o cosméticos. Tiene una imágen más de otoño-invierno que veraniego pero aún así, como lo describe Leatrice Eisenman, directora ejecutiva del Pantone Color Institute: "reboza confianza y estabilidad, es robusto y terroso". «Al igual que el vino fortificado que da nombre al Marsala, su matiz de buen gusto encarna la riqueza satisfactoria de una comida saciante, a la vez que sus raíces de color marrón rojizo emanan una terrenidad sofisticada y neutral.
Este tono cordial pero con estilo es universalmente atractivo y se puede llevar fácilmente a la moda, la belleza, el diseño, el mobiliario del hogar o el interiorismo», añade Eiseman. Más allá de esta poesía que respalda las elecciones de cada año, buscamos ejemplos de combinaciones y usos en distintos soportes para inspirarnos y añadirlo a la gama de todos los días. No abunda y está bastante subexplorado con lo que es la oportunidad para potenciarlo, pero se puede lograr.
Pariente cercano del burdeos, no tan color block como el fucsia, ni tan riesgoso como el lila, no tan simple como el marrón, sí tan obvio como el bordeau, el Marsala tiene algo de cada uno. Según la ocasión, combina bien con azules marinos, negros, beiges, grises, y verdes en varias gamas.