En medio del auge de los superalimentos, un nombre ha destacado recientemente, llevando consigo una aparente contradicción entre su popularidad y las posibles repercusiones para la salud y el peso. Si buscas un alimento que pueda cambiar tu rutina diaria de alimentación y comenzar a tener algún cuidado con tu cuerpo, es indispensable que leas esta información, los beneficios y peligros de esta comida.
Nos referimos al aceite de coco, reconocido por sus propiedades únicas y aclamado por muchos como un elemento esencial en la dieta. Sin embargo, nuevos hallazgos científicos sugieren que este superalimento podría no ser tan beneficioso como se creía, y sus efectos podrían ir más allá de lo que se esperaba.
El aceite de coco, extraído naturalmente del coco, ha ganado fama por su alto contenido de ácidos grasos de cadena media, que se metabolizan directamente en el hígado, generando energía sin contribuir a la acumulación de glucosa en la sangre. Además, se ha elogiado por contener ácido láurico, reconocido por sus propiedades antibióticas y antibacterianas. Su capacidad para resistir la oxidación lo hace duradero y adecuado para altas temperaturas de cocción, en comparación con otros aceites.
A pesar de sus beneficios aparentes, un estudio realizado por científicos de la Universidad Estatal de Campinas en Brasil ha arrojado luz sobre posibles repercusiones negativas del aceite de coco. Utilizando ratones como sujetos de prueba, los investigadores descubrieron que el suplemento con aceite de coco virgen extra provocó alteraciones significativas en la ingesta de alimentos, aumento de peso, comportamiento ansioso e inflamación en diversos tejidos.
La investigación también reveló cambios en las hormonas clave del metabolismo, como la leptina y la insulina, que desempeñan un papel crucial en la regulación del apetito y los niveles de azúcar en la sangre. Contrariamente a las expectativas, en lugar de contribuir a la reducción de grasa, se observaron alteraciones en los procesos bioquímicos relacionados con su síntesis.
El profesor Marcio Alberto Torsoni, investigador del Laboratorio de Alteraciones Metabólicas, advierte sobre las posibles consecuencias de suplementar la dieta con aceite de coco durante períodos prolongados. Aunque el estudio se realizó en ratones, sugiere que estas alteraciones metabólicas podrían contribuir al desarrollo de la obesidad y enfermedades relacionadas en humanos.
Es crucial destacar que, a pesar de la popularidad creciente del aceite de coco, su consumo debe realizarse con precaución y preferiblemente bajo la orientación de profesionales de la salud, como nutricionistas. La dosis diaria precisa puede variar según las necesidades individuales, y el exceso sin supervisión podría tener consecuencias no deseadas.
Favorece la pérdida de grasa abdominal: los ácidos grasos de cadena media presentes en el aceite de coco pueden contribuir a la reducción de grasa abdominal.
Mejora la salud cardiovascular: consumir aceite de coco en lugar de otras grasas menos saludables podría disminuir los riesgos cardiovasculares asociados con la grasa abdominal.
Aumenta el metabolismo y produce saciedad: las grasas del aceite de coco tienen un impacto directo en el hígado, fomentando la quema de grasas y generando una sensación de saciedad.
Propiedades antimicrobianas: gracias al ácido láurico, el aceite de coco puede combatir hongos, bacterias y virus patógenos en el organismo.
Mejora la función cerebral: la generación de cuerpos cetónicos por el aceite de coco podría proporcionar beneficios energéticos al cerebro, incluso en casos de enfermedades como el Alzheimer.
Alteraciones metabólicas: estudios en ratones sugieren que el consumo prolongado de aceite de coco puede llevar a alteraciones significativas en la ingesta de alimentos, aumento de peso y comportamiento ansioso.
Cambios en hormonas clave: se han observado modificaciones en hormonas como la leptina e insulina, que podrían influir negativamente en los mecanismos celulares de saciedad y control de azúcar en sangre.
Inflamación de tejidos: el aceite de coco podría contribuir a la inflamación en diversos tejidos del sistema nervioso central, tejidos adiposos y tejidos del hígado.
Consejo profesional necesario: consumir aceite de coco sin orientación de un nutricionista puede ser riesgoso, y la dosis diaria debe ajustarse según las necesidades individuales.
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