Batista habló de las cosas que le faltan al básquetbol uruguayo

Básquetbol > ENTREVISTA

El demoledor juicio de Esteban Batista sobre el básquetbol uruguayo tras su retiro: "Si seguís haciendo lo de 1980, estás con la páginas amarillas"

El único basquetbolista uruguayo que jugó en la NBA y en las mejores ligas de Europa, habló luego de sus seis meses de retiro sobre distintos tópicos
Tiempo de lectura: -'
19 de agosto de 2023 a las 05:03

Esteban Batista es el basquetbolista que más veces jugó con la selección uruguaya, de la que siempre fue referente y se destacó. Pero su vida en el básquetbol va más allá. Es el único exponente uruguayo en haber jugado en la NBA, pero también en las mejores ligas de Europa como Italia, España, Grecia, Turquía e Israel.

A seis meses de producido su retiro de la actividad, habló a fondo con Referí acerca de lo que significó su adiós, cómo ve al básquetbol uruguayo hoy, cómo le gustaría participar, qué es el éxito y cómo es la vida como padre de Joaquina de tres años y de Tiago de cuatro meses.

¿Cómo lleva estos seis meses de retiro?

Bien, a veces cuesta un poco asimilar esa palabra de exjugador, pero sí. También han sido meses que, gracias a Dios, he tenido la suerte de ser padre por segunda vez, entonces, como que mucho o casi todo el tiempo se ha volcado a esa faceta y no he tenido tanto tiempo como para añorar mi realidad, bueno, mi realidad hasta hace seis meses.

No debe haber sido fácil por el hecho de haber estado 20 años seguidos en la selección.

Sí, fue duro asimilar eso, o sea, hacerse la idea de ir procesándolo y más duro fue cuando terminó el partido que me fui del Antel Arena y me subí al auto y estaba con mi mujer y fui llorando creo que más de la mitad del viaje. No llorando de tristeza, sino de nostalgia, de como que uno iba recorriendo, fue como una licuadora que removió todos los recuerdos que uno tenía y bueno, ir dándose cuenta de que eso ya se había terminado y que se cerraba una etapa muy linda para mí.

“Con el tiempo, uno va entendiendo que las cosas importantes en la vida van por otro lado, que a veces las tapamos con boludeces”

¿Se siente ídolo?

Lo que pasa es que ídolo acá en Uruguay, tenés que haber destacado… Capaz que (Luis) Suárez es ídolo. O sea, sí siento que soy reconocido, que hay mucha gente que me reconoce. A veces también como que cuesta creer que pueda ser el ídolo de alguien, me pasan cosas que me sorprenden favorablemente, de que conocés alguna historia y es como que me cuesta. Será porque somos así también los uruguayos, mucho más de entre casa que es todo más cercano, que vos vas por la calle y te cruzás con cualquier persona, jugador, político, cosas que en otros países de repente ayudan más a tener ídolos porque son totalmente inalcanzables. Acá, como que es todo muy de entre casa. Ahora si vos me preguntás si yo me siento reconocido, a veces sí y a veces no. Es como que acá siempre tenemos la tendencia más a contrarrestar, a criticar, a ser más duro con los nuestros que con los de afuera. Pero a lo largo de toda mi carrera he tenido muestras de mucho cariño y también de las otras que no son tan agradables.

“Tuve enseñanzas de todo tipo, no es que caminé por un camino de rosas, me he pegado un palo como todo el mundo”

¿Le pegaron mucho?

Sí. ¿Que me doliera? Y es como todo, yo creo que uno a lo largo de un crecimiento personal en la vida, en una profesión al principio es mucho más vulnerable que al final, te afecta mucho más. Después, uno sabe filtrar muchas cosas, saber de dónde vienen, por qué vienen, estar mucho más seguro con uno mismo. Obviamente que a nadie le gusta, porque es mucho más lindo la palmadita en la espalda que el palazo en la nuca, pero han habido de las dos. Han sido gracias a Dios más cosas buenas que cosas malas, no tiene punto de comparación. Claro que las cosas feas a veces marcan un poquito más, pero en general yo me fui muy satisfecho, muy contento por todo lo que fue. También a veces es muy como esa chicaneada que hay, ese folclore medio absurdo que siempre es ‘como jugaste en otro equipo, hay que darte palo’. Pero al final de mi carrera me pasó, era como por un momento, ‘che, felicitaciones, respeto’, y es como que se lograron cosas, ya que mucha gente, que por más que fuera de otro equipo, reconoció, valoró el haber estado tanto tiempo el esfuerzo que uno hizo en la dirección.

“Equivocarse es algo indispensable en la vida, necesario, y cuando uno toma una decisión, la toma pensando que era mejor”

¿Y cómo se llevó con el poder?

Siempre fui medio rebelde creyendo que podía hacer las cosas o tener cierta incidencia para mejorarlas, para ayudar en el nombre del colectivo, del equipo. He tenido, como te decía, en tanto tiempo momentos muy buenos, momentos más ásperos, pero siempre con la filosofía o la postura de que las cosas uno las hacía para mejorar, no en contra de una persona, sino tratar de pelear o luchar por algo que era justo, entendíamos, o que era para el bien del básquet. En general, he tenido buena relación y en los últimos tiempos, muy buena relación con las últimas autoridades, con las que se fueron ahora en el cambio de mando.

Batista habló de sus tiempos de NBA

¿Y le hubiera gustado que lo llamaran para dar una mano en algo?

Como gustarme me hubiese gustado, pero también entiendo que al haber sido el jugador que más partidos tiene en la selección, que más tiempo estuvo, o sea, no es que van a hacer lo que yo piense, pero sí, capaz que mi opinión podía haber sido escuchada. Pero eso es un tema personal, no critico. Lo que a mí me hubiese gustado con un fundamento de lo que yo creo. Si no lo hicieron, están en su derecho, porque son ellos los dirigentes de hoy y la selección no se termina ni en tres años, ni en dos, ni mañana. Seguro que podría ser en otro momento con esta gente o con otra, ya veremos. Sí me hubiese gustado poder seguir colaborando con la selección en muchas facetas que hay para crecer y mejorar y es donde yo me siento cómodo y donde creo que puedo aportar, porque no solamente la carrera que tuve en Uruguay, sino toda la carrera que hice afuera; eso me parece que se le podría sacar algún tipo de beneficio. En algún momento capaz que se da y podemos hacer algo. Nadie tiene la llave mágica para cambiar el básquet uruguayo, ni yo, ni nadie, pero me parece que hay que hacer las cosas para que entre todos ir sumando y elegir a las personas que puedan sumar.

“El éxito es ponerse un objetivo y sentirse satisfecho, no siempre se logra como resultado, como un premio”

¿Cómo ve el básquetbol uruguayo?

Hoy tiene mucho más visibilidad que hace muchos años, por el tema de la televisación, de la famosa globalización. Antes ver un partido de El Metro era más difícil; ahora, se pasan todos los partidos. Mucha gente habla, ve, comenta, sabe de básquetbol. Antes era más la gente que le gustaba el básquetbol. Llega a mucha gente, pero el básquetbol no ha crecido lo suficiente a pesar de que tiene una gran vidriera, una gran llegada porque hay partidos todos los días y uno lo ve. Pero es como que nos está costando el crecimiento. Nos hemos estancado en muchas cosas: el tema de los jugadores, de los entrenadores … A veces escucho una nota y escucho 20-25 minutos y se habla mucho pero se dice poco, porque siempre hay problemas de infraestructura. Como que para acusar problemas es muy fácil, pero yo veo que no se ha podido despegar, o sea, no se ha avanzado muchísimo. Desde el año 2000 hasta ahora, ¿en qué avanzamos? O desde 1980 hasta ahora. ¿Ha sido una subida constante en logros de la selección? No. También hay una realidad: te pueden decir que somos un país con poca población, con pocos recursos, pero nos cuesta mucho actualizarnos.

¿Qué es lo que falta para aggionarse?

Al básquet uruguayo le está costando actualizarse, acoplarse al último software, como los teléfonos. A nosotros como que nos cuesta ponerlo en práctica, o sea, como que seguimos haciendo las cosas pensando en el pasado, en lo que era, y bueno, y es parte de nuestra idiosincrasia, ¿no? Lo atamos con alambre, o sea, es como que nos cuestan mucho los cambios, nos cuesta mucho salir de nuestra chacrita, de nuestra burbuja y mirar lo que está pasando afuera. Por ejemplo, los técnicos. Yo no sé cuánta cantidad de técnicos se van al exterior a decir, “che, voy a invertir y me voy a pasar una temporada, un mes a estudiar, a estudiar a ver cómo se entrena en España, en Argentina”. Obviamente que eso requiere mucha plata para hacerlo, o sea, no todos la tienen. Como que no está tan profesionalizado para eso. En el fútbol, me parece que en el fútbol uruguayo, por citar un ejemplo, está más globalizado más a la par de lo que está pasando en el mundo, porque tenés jugadores, tenés entrenadores que dirigen en todos lados, y acá es como que nos cuesta salir de acá, de este huevito, que hay algún jugador afuera, pero es como que acá siempre estamos en la chiquita, y lo que tenemos que hacer es expandirnos mentalmente, pero mentalmente en serio, o sea no decir “un día hablé con un entrenador de Argentina y ya está, me pasó de los poderes”, sino realmente poder hacer algo para desarrollar entrenadores que son los que capacitan a los jugadores y es un trabajo bastante grande.

“Podría asimilar la palabra éxito con orgullo también, estar orgulloso de haber logrado cosas que me hayan permitido sentirme realizado”

Capalbo dijo a Referí que para él lo que le falta al básquetbol uruguayo son políticas de Estado entre otras cosas, que el sistema está caduco, que habría que cambiar la Constitución porque no deja nacionalizar a jugadores que no estén cinco años en Uruguay. ¿Qué piensa?

Política de Estado, no sé. En el fútbol, ¿qué política de Estado hay que sea diferente a la del básquet? Y sacan mucho más jugadores, y jugadores que han sido top del mundo. Es una opinión válida la de Marcelo, pero habría que hacer, en vez de que otro haga, porque si no es como que siempre nos cuesta. La famosa Liga Nacional, para empezar. No se juega la Liga, y el partido más lejos que tenés toda la temporada, es a 25 minutos en Colón contra Olimpia. Y pensás: “Uh, tengo que ir hasta Colon”. En un momento, habría que empezar a captar lo que pasa afuera, que sea una liga. Al final siempre terminás chocando contra la palabra de que para hacer tal cosa precisás plata. Pero a veces también no es solamente plata, es ingenio. Me cuesta creer que ciudades como Salto, Paysandú, Mercedes, -que tiene una liga muy fuerte, no puedan armar un equipo para competir. No sé cómo se cuadra, se orquesta todo eso, porque no soy dirigente, soy ahora un exjugador con ideas, pero después hay que llevarlas a cabo. Para crecer hay muchos ejemplos que hay en nuestros países vecinos, no sé si serán para llevar al 100%, pero sí hay muchas cosas para copiar y aplicar acá.

Y la formación de jugadores, ¿no le parece que puede ser una de las carencias?

Claro, capacitar entrenadores para formar, porque si vos no actualizás a los profesores, los alumnos ya tienen un techo. Si vos seguís haciendo lo que hacía un técnico en 1980, estamos con la páginas amarillas, hasta ahí llegamos y todo se topea, llegan ahí. El básquet se está actualizando todo el tiempo, no con ejercicios mágicos, si no con maneras de jugar, de entrenar. Hay una evolución que acá, como siempre, llega más tarde, pero una de las cosas principales es esa, formar. Yo siempre me pregunto: ¿cuántos entrenadores uruguayos hay en el extranjero? ¿Cuántos jugadores hay afuera? Están Ubal, Joaquín Rodríguez, Véscovi. Tampoco es que hay una lista enorme, pero hay. ¿Cuándo se fueron? Muy jóvenes, porque se van a formar sí o sí mucho mejor que acá. Entonces, para que sea bueno se tiene que ir a formar afuera. Capaz que lo que hay que hacer es empezar a formar entrenadores para que empiecen a formar jugadores que sí se van a ir a competir, pero darle más armas a los que se quedan acá. Se podrían traer entrenadores para armar clínicas internacionales para a saber lo que está pasando a un nivel, no acá, sino un poquitito más arriba.

En estos días, se dedica a ser papá y lo disfruta mucho

Uruguay no va a los Juegos Olímpicos desde 1984, a los Mundiales desde 1986 –en los últimos 50 años fue dos veces–, desde 1997 no gana un Sudamericano. ¿Cómo lo explica?

Primero, que ni yo ni nadie tiene la verdad absoluta. Es una opinión de una persona que ha estado tanto tiempo en el básquet; nos podemos sentar y armar una tertulia de horas. Hay muchas cosas que influyen: que somos un país chico, de gente petisa, o sea que no hay tampoco jugadores grandes. Cuando empecé a jugar, había varios jugadores de más de dos metros; en cada equipo había dos o tres, y hoy no pasa. Cuando era pendejo, practicar en Primera era mucho más inalcanzable que ahora. Antes para que te llevaran a practicar tenías que ser bueno de verdad. Y hoy a veces los llevan por una cuestión de que falta gente para jugar un 5x5. Es como que el filtro de calidad ha bajado bastante. En los clubes cada vez hay menos horas, entran y la cancha es como una cancha de fútbol 5, tipo suena a chicharra y te tenés que ir. Antes, vos ibas y tenías 10, 15 minutos para tirar, o ibas los sábados mañana. Ahora no, y es como que todo es muy rápido y en ese momento tenés que asimilar muchas cosas, entrenar. Por eso te digo, no es la culpa de que solamente el entrenador, que a veces tiene una hora, tres veces por semana para practicar con los gurises y es bravo incorporar mucha información a adolescentes tres horas por semana. Con eso no hace nada, puede hacer lo básico.

“Haber sido parte de la NBA y quedar en la historia del deporte de mi país, es algo que valoro mucho y lo disfruto”

¿Cómo se podría arreglar eso?

Falta capacitación, logística para tener un lugar y dedicarle tiempo y falta también a veces interés y materia prima, porque esa es la realidad, o sea, vos podés tener toda la idea, todas las cosas, pero si no tenés gente apta para jugar este deporte, no lo vas a poder hacer. Me podrás decir en Letonia, Lituania, Croacia, son casi como nosotros (en cuanto a población) pero ahí cualquiera mide dos metros tranquilamente. Históricamente son gente alta, basquetbolera, acá somos futboleros. Es muy amplio el espectro, mucha cosa para mejorar y no es solamente una cosa sola, son varias que me parece que nos estamos quedando un poco en el tiempo por nuestra mentalidad nostálgica por decirlo de alguna manera, porque nos cuesta a veces a nosotros, a pesar de que han hecho muchos cambios ahora en la sociedad, que estamos más adelantados, pero como que a veces siempre nos cuesta, siempre nos aferramos al Maracanazo, al Cilindro, y capaz que a veces esas cosas, no sé si tendrán cierta incidencia en dejar de mirar un poco para atrás y mirar para adelante y tratar de empezar a ver cómo podemos actualizarnos un poco más.

¿Lo representa el básquetbol uruguayo?

Yo salí del básquet de acá, me siento parte. Si me representa o si estoy de acuerdo con todo, sí y no. En este último tiempo de la selección, trajeron a un técnico como (Ruben) Magnano, que es una cosa no menor. Un técnico campeón olímpico, que dirigió a todos los fenómenos, que dirigió a Brasil, que lo hizo en Mundiales, que no sé cuándo antes había pasado eso, de que Uruguay había tenido a un técnico de ese nivel. Tuvo técnicos, (Víctor) Berardi, (Javier) Espíndola, muy, muy buenos, a los cuales también yo los quería mucho y tenía un aprecio bárbaro. El Che García también. Pero ese tiempo, ese trabajo, habría que prolongarlo, porque si está un tiempito y viene otro, se borra todo lo que hizo, como que siempre estás en esa búsqueda, que nunca sabés para dónde vas y como que siempre estamos ahí, a la deriva. Habría que tener un rumbo claro de saber dónde se va con gente que esté capacitada para eso y apuntarle y darle.

“Siempre estamos en esa búsqueda que nunca sabés para dónde vas, a la deriva”

¿Cómo fue irse a los 18 años de su casa al exterior?

Muy duro, muy duro, la verdad que para mí fue, no sé si un golpe, pero una experiencia sumamente fuerte, porque aparte de que me fui a los 18 años, no me fui a Argentina, me fui a España, y tuve la suerte que me he ido con Panchi (Barrera), que jugábamos juntos, éramos amigos. Pero me fue tremendamente duro porque no era como esta época que hoy con el teléfono es como estar comiendo en el living de tu casa, con una videollamada. Teníamos que ir al ciber a ver si me habían mandado un mail, y eso hacía que uno sintiera la lejanía mucho más presente de lo que puede ser hoy. Yo me pregunto, ¿cómo hacía la gente antes cuando no tenía celular? ¿Cómo se entretenía en un viaje? ¿Cómo se entretenía en un avión? Ese momento fue muy duro, lloraba muchísimo, extrañaba porque era la primera vez que me iba de mi casa y fue una experiencia dura, pero que me hizo muy bien para crecer y abrirme la cabeza.

“Nos estamos quedando un poco en el tiempo por nuestra mentalidad nostálgica; siempre nos aferramos al Maracanazo, al Cilindro”

¿Qué siente con el hecho de ser el único jugador uruguayo que haya estado en la NBA?

Orgullo. Mucho orgullo. La verdad que pensar eso de haber sido el privilegiado en toda la historia del básquetbol uruguayo desde que arrancó hasta ahora, ser el único, es algo que a mí me llena de orgullo. Es un logro que fue de lo mejor de mi carrera que disfruté muchísimo y que pude vivir algo que para mí era totalmente impensado cuando arranqué a jugar al básquet. Nunca se me pasó por la cabeza a los 15 años que podía llegar a la NBA. Pero haber sido parte de eso y quedar en la historia del deporte de mi país, es algo que yo lo valoro mucho y lo disfruto.

Esteban Batista recordó cuando fue al cumpleaños de LeBron James

¿Y cómo fue la anécdota del cumpleaños de LeBron James?

Eso fue casualidad. Porque soy amigo de Anderson Varejao, el brasileño, y cada vez que jugábamos juntos, la noche anterior íbamos a comer, en Cleveland o en Atlanta, y una vez ese día estábamos en Atlanta, fuimos a comer, y me dice: “Che, vamos que tengo que pasar a saludar al cumpleaños de LeBron”, y yo le dije que no. Me insistió y fuimos al restaurante donde estaba LeBron y estaban los compañeros de equipo y algunos amigos. Yo fui, lo saludé, le dije “hola, feliz cumpleaños, ¿todo bien?”, pero porque era parte de ese mundo. Para mí ese momento era como ir a comer algo con un jugador de otro equipo. Al principio estuve dos o tres meses totalmente sorprendido, pero después lo asimilás. Como hablar tres veces con Kobe Bryant cuando jugamos en Las Vegas contra Estados Unidos y me vino a hablar y hablaba español perfecto. Y yo decía: “Che, estaba hablando con Kobe Bryant como cuatro o cinco minutos”, pero eran cosas que te pasaban cotidianamente. Por ejemplo, con (Carlos) Delfino también, con (Emanuel) Ginóbili, cosas que en su momento las veías normales, pero claro, después decís: “Pah, ¡estaba en el cumpleaños de LeBron!”.

¿Y vivió algún otro momento con estrellas de la NBA?

Con Shaquille (O’Neal) un día que casi me mata por un foul que me hizo pedazos. Estábamos en un libre y me preguntó: “Ah, Batista, ¿de dónde sos? ¿De Italia?”. Y le dije: “No, de Uruguay”. Y me contestó: “Ah, Uruguay”. Le comenté: “No sabés ni dónde queda”. Y me dijo: “Sé dónde queda. Entre Argentina y Brasil”. Un diálogo de partido. Para mí era jugar contra Messi. Cuando sos parte de eso, es como que es bravo dejar la admiración y lo que uno antes idealizaba la NBA al ser parte de eso y vivirlo de adentro.

“En el básquetbol uruguayo seguimos haciendo las cosas con nuestra idiosincrasia: lo atamos con alambre”

¿Y a Michael Jordan lo conoció?

Sí, pero no en una cancha. Él ya se había retirado, pero lo conocí porque aparte un día salió todo el equipo, él era amigo de Tyronn Lue, entrenador que era el base de los Lakers, y un día estuvimos ahí, lo saludé, pero claro que en esa época tampoco había celulares y no pasaba lo que pasa ahora. Pero para mí era como la presencia de Dios, cosas que que solamente el hecho de poder haber estado ahí, me permitieron vivirlas.

“Siempre fui medio rebelde creyendo que podía hacer las cosas o tener cierta incidencia para mejorarlas”

¿Qué es el éxito?

El éxito… (piensa). El éxito es ponerse un objetivo y sentirse satisfecho. El éxito no siempre se logra como resultado, como un premio. No te dicen, “che, te damos la copa, tuviste éxito”. Creo que a veces uno aprende a lo largo de toda la carrera. Éxito también entra con haber sido un buen compañero, con crear amigos del básquet, de acá, de afuera, de vivir de cosas, no en un premio: “Ah, saliste campeón y tuviste éxito”. Podés haber sido muy exitoso sin tener tantas copas. Para mí va por ahí. Si hiciste las cosas bien, es como muy amplio el término éxito. Depende de a qué lado, a qué punto lo llevemos. ¿En logros? Sí, si ganaste campeonatos, tuviste mucho éxito. Hay muchas teorías, muchas frases, pero gente que ha ganado muchas cosas lo describe perfectamente como Ginóbili por ejemplo. “¿Te hubiese gustado ganar una copa más?”, le consultaron. Y contestó: “Sí, ¿pero qué me cambiaba?”. Yo no gané nunca la Liga Uruguaya, pero disfruté e hice una carrera que la verdad, cuando empecé a jugar, no la pensaba, no la soñaba. Entonces, en lo que yo hice, haber arrancado a los 15 años, haber logrado las cosas que logré, haberme mantenido tanto tiempo en la selección, la NBA, la carrera en Europa y eso, para mí, capaz que podría asimilar la palabra éxito con orgullo también, estar orgulloso de haber logrado cosas que me hayan permitido sentirme realizado.

“Al básquetbol uruguayo le está costando actualizarse, acoplarse al último software, como los teléfonos”

¿Cómo define al talento?

Talento es algo que nace con uno, que lo tiene. A veces hay que pulirlo un poco, mucho, pero es una habilidad nata. El talento antes era el 80%. Si tenías talento ya estaba; cada vez creo que se va diluyendo un poco más. Hoy aparte de talento hay que tener disciplina, hay que tener físico, hay que hacer muchas cosas. La exigencia que tiene el deporte a nivel mundial en general, ya estamos exprimiendo los límites de la capacidad que uno pueda dar. Vos ves un partido de 1980 y parece que jugaban en cámara lenta. Hoy ha evolucionado de tal manera el deporte, obviamente el básquet, que podés tener talento, pero si no trabajás o estás bien físicamente, no podés jugar. Ya no da solamente con el talento. El talento es como un gran ingrediente, pero que ya no solamente podés sobrevivir con él, sino que hay que agregar otras cosas.

¿Se arrepiente de algo?

No. Con el diario del lunes todo es más fácil y uno dice “ah, bueno, ahora aprendiste”. Claro, aprendí porque me equivoqué. Si no me hubiese equivocado, ¿cuál era la enseñanza? Yo traté siempre de hacer las cosas bien, de ser una buena persona, de no hacerle mal a nadie. Entonces, cualquier error que yo haya podido tener en mi carrera, en una decisión, en lo que sea, uno lo hace pensando de que era lo mejor. Después te puedes salir como el orto y es parte de... Pero creo que equivocarse también es algo indispensable en la vida, necesario, y cuando uno toma una decisión, la toma pensando que era mejor. Siempre está la posibilidad de que te salga mal. A veces te sale mal, y la enseñanza que te deja eso es aprender para no volverlo a hacer. Es parte del recorrido de la vida de que te va a pasar, de que tenés que ser lo suficientemente inteligente para aprender, para que no te vuelva a pasar y para tratar de mejorar uno como persona. Lo principal es ser una buena persona, después, la pifiamos como todo el mundo. Pero teniendo claro eso, los errores son menores. Tuve enseñanzas de todo tipo. No es que caminé por un camino de rosas, me he pegado un palo como todo el mundo, y en ese momento te parece que es la cosa más tremenda que te pasó, pero después con el tiempo, con análisis y todo eso, ves que las cosas continúan y que hay que seguir, hay que aprender, hay que levantarse y seguir y meter, y esa es la gran enseñanza que me dejó el deporte, la vida y todo lo que me pasó.

A Batista le gustaría dar una mano en lo que fuera con la selección uruguaya de básquetbol, aunque por ahora, no hablaron con él

¿Cuál fue el mejor jugador uruguayo que lo marcó?

Kiril (Wachsmann) era bastante tosco, bastante áspero. Complicaba porque aparte también compartíamos mucho entrenamiento en la selección y es como que cada uno va agarrando los puntos. Eran duelos lindos. Sobre todo últimamente porque jugamos, coincidimos en Uruguay y es el que uno tiene más presente. Pero sí, aparte de jugar en contra en los clubes, compartíamos selección, entonces es lo que tengo más en la retina.

“Nadie tiene la llave mágica para cambiar el básquetbol uruguayo”

¿Y cuál fue el mejor jugador uruguayo que vio?

(Piensa). Pah, lo que pasa es que son varios. Si me decís uno, me la complicás, pero... Es por época también. Un jugador que me encantaba, que yo la agarré en el final, era el Fonsi (Hebert) Núñez. Todo lo que él logró, lo que fue su carrera, también el aprecio y el cariño que le tengo como persona, porque lo considero un amigo, está ahí. Después, Marcelo (Capalbo) marcó una etapa. En 1995, su velocidad  le metió un par de cambios al básquet. Marcelo Capalbo fue de los mejores que uno vio cuando era chico. Más generacional, el talento que tenía Panchi (Barrera) cuando éramos juveniles, era descomunal y no es una opinión mía, la prueba está que se lo llevaron y a los 17 años y lo nacionalizaron español. Por lo que me quieran comentar, no llegó a explotar su potencial y hacer una carrera extensa en Europa, pero la habilidad nata, el talento que tenía, era descomunal, yo siempre lo digo. Y los jóvenes, Agustín Ubal también tiene un talento tremendo, creo que por edad, por potencial, por presente, y Santiago Véscovi. Ya son proyectos que pueden llegar a ser de los mejores, que ojalá lo sean, que puedan continuar, son muy jóvenes y tienen muchísimo camino por delante. Entonces, por los lugares donde están, el presente que tienen, son los que se perfilan a tener muy buenas carreras.

“Me hubiese gustado poder seguir colaborando con la selección en muchas facetas que hay para crecer y mejorar”

¿Cómo es como papá?

Como papá trato de aprender, porque creo que no tenemos una receta ni un guion. A todos nos sale diferente. Todos damos el 100%. Yo me considero un papá que trata de darles lo mejor, de educarlos de la mejor manera, de estar presente, de compartir y ser la mejor versión de mí, porque es lo que voy a dejar y es lo que disfruto. A veces se me hace complicado porque hay que tener mucha paciencia y cuesta, pero yo lo dije en broma y en serio cuando nació mi primera hija, lo comenté con un amigo, que me había recibido de campeón mundial. Los que tenemos la suerte de ser padres, entendemos el real sentido de la vida que va por otro lado y si uno se cae, y dice: “No, perdí un partido, juegue mal”. Cuando tenés una personita chiquitita que depende de vos absolutamente para todo, que es lo que te motiva a partir de ese momento en la vida, entender que hay tanta cosa que uno se hacía mala sangre y gastaba tiempo y energías en boludeces y ya te digo, para mí es lo más importante que tengo hoy en la vida. Es la nueva profesión que tengo de acá hasta que me vaya y es una cosa que se asimila con la carrera, que es tratar siempre de ser “un mejor”. Antes quería ser un mejor jugador y ahora mi tarea es querer ser un mejor padre cada vez, o sea, seguir mejorándome como padre. Entonces ahora que te lo estoy diciendo, me estoy dando cuenta de eso, que paradójicamente dejé de jugar, como que me puse el overol de papá. Y es donde tengo que desarrollarme y así como lo hice en mi carrera deportiva, en mi carrera de papá, tratar de ser un gran papá.

“Mi retiro fue como una licuadora que removió todos los recuerdos que uno tenía”

¿Quién es Esteban Batista?

(Piensa). Esteban Batista es un loco de barrio, normal, sencillo, que tuvo la suerte de poder vivir una vida de deportista que me ayudó mucho en mi vida personal, pero que nunca me olvidé de dónde salí, de dónde vengo, de lo que era, que el deporte me llevó por muchos caminos, pero que nunca cambié mi forma de ser, ni mis pensamientos, ni mis vínculos. Un tipo normal, común y corriente que trata de ser mejor persona, de ser querido por sus amigos, por su entorno cercano, y como toda persona, tratar de ser una persona de bien, más allá de los comentarios que hay de la gente. Porque a veces la gente al ser uno jugador, es como que se queda con el personaje, si sos de tal equipo o no. Pero la gente que me conoce, me quiere. Que tus hijos te quieran, que tu mujer te quiera, eso es lo que es relevante en la vida de uno. Después, si te quieren los hinchas de tal equipo o del otro… Como te decía antes, cuando era más chico me amargaba, por eso no vamos a hacer problemas por una boludez tan grande. Con el paso del tiempo uno va entendiendo que las cosas importantes en la vida van por otro lado, que a veces las obviamos o las tapamos con boludeces de que perdiste un partido o uno te putea y lo importante es tener salud y disfrutar de la familia.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...