La vida da vueltas y todo a su alrededor también. Hasta hace apenas dos años, Peter McCormarck era un próspero empresario que trabajaba en una exitosa agencia de publicidad en el centro de entretenimiento Covent Garden, en Londres, una de las ciudades más caras del mundo para vivir.
Gracias al éxito del negocio, cuando la agencia cerró, McCormarck decidió invertir buena parte de sus ahorros en bitcoins. Y mal no le fue, ya que en apenas pocos meses, el empresario llegó a obtener hasta más de un U$S 1,2 millones en beneficios.
Sin embargo, su ambición pudo más y a raíz de gastos "superficiales, frívolos, e innecesarios", hoy su realidad es completamente diferente.
Antes del cierre de la agencia de publicidad, la empresa brindaba trabajo a más de 35 profesionales y facturaba casi U$S 4 millones anuales.
En diálogo con el diario británico The Guardian, McCormack precisó que a raíz del éxito de su trabajo empezó a analizar otras formas de inversión. El empresario contó que ya conocía sobre la existencia del bitcoin debido a que con ella había contratado un tratamiento para combatir el cáncer que le habían diagnosticado a su madre.
En 2013 ya había apostado por la critptomoneda y ya, por aquel entonces, había ganado y perdido dinero con ella.
¿Qué es el bitcoin? Un tipo de efectivo electrónico, denominado criptomoneda. Esta forma de dinero digital permite a los poseedores negociar y gastar a través de una red, sin que intercedan bancos e intermediarios. También representa una forma eficiente (y económica) de transferir fondos. Si bien es una moneda intangible, puede convertirse a libras esterlinas o dólares cuando el inversor lo desee.
En 2016, McCormack consideró que el mercado parecía haber madurado y de la mano de los medios de comunicación entendió que era el momento para apostar nuevamente por la compra de bitcoins.
Su inversión inicial fue de unos U$S 6.426 en enero de 2017, cuando cada bitcoin poseía un valor de US$ 770. Es decir, en aquella primera aproximación pudo adquirir unos 7 u 8 bitcoin.
Sin embargo, semanas más tarde motivado por una ambición desmedida y fascinado por el avance de sus ahorros, decidió aumentar su cuantía inicial en la criptomoneda e invirtió otros US$ 29.000.
En aquel momento, McCormack creía que el valor del bitcoin podría aumentar hasta los US$ 2.000 en ese año. Y así se lo hizo saber a propios y extraños. Se quedó corto: el bitcoin llegó a costar hasta U$S 20.000 por unidad, es decir, diez veces más respecto del valor pronosticado por el publicista.
Enamorado del bitcoin, McCormack abrió un grupo de Facebook, desarrolló una web, y hasta creó un podcast para informar a los interesados sobre este tipo de efectivo intangible.
Mientras los inversores estaban cada vez más atrapados por las ganancias frenéticas del bitcoin comenzaban a gestarse las condiciones propicias para el desarrollo de una burbuja.
"A finales de 2017, bitcoin había alcanzado casi U$S 20.000 y mi cartera se había inflado a aproximadamente U$S 1,2 millones. Fue entonces cuando me salí un poco de control. Siempre he sido un empresario, y desde que era niño soñaba con comprar mi club de fútbol local, Bedford Town, convertirme en presidente e ingresar a la liga. Pensé que el proyecto podría costar US$ 6 millones, así que esa era la cifra que decidí apuntar. Calculé que podría llegar allí dentro de seis meses", explicó a The Guardian.
Esto poco le importó a McCormack que, extasiado por el éxito de su inversión, viajaba por el mundo haciendo entrevistas para su podcast, invitaba a comer a sus amigos en restaurantes costosos, y obsequiaba regalos extravagantes a su familia.
Si bien donó US$ 7.000 al hospital de su ciudad, el empresario admite haber sido demasiado ambicioso y equivocarse al no comprar "un par de casas".
Apenas un año después, a fines de 2018, la burbuja estalló y el valor del bitcoin de desplomó. Pese a observarlo caer, McCormack era optimista en que la criptomoneda repuntaría y buscaba motivos para autoconvencerse de que “no tenía sentido vender en ese momento”. Se equivocó. Perdió casi todo el dinero que había obtenido.
McCormack vendió casi todos los bitcoin que tenía y decidió quedarse “a modo de colchón” con algunos pocos que, actualmente, poseen un valor de unos U$S 4.000 cada uno.
"He ganado dinero en el pasado a través del trabajo duro y lo he disfrutado más. En este momento, estoy disfrutando con mi podcast, que me ofrece suficiente dinero para vivir", deslizó el empresario que, igualmente, reconoció que intentaría hacer las cosas de otra forma en caso de contar con la chance de volver el tiempo atrás.
"Desearía haber sacado todo antes de que estallara la burbuja, pero no pierdo demasiado tiempo en arrepentirme. Todavía creo que bitcoin es una fuerza para el bien. Recientemente entrevisté a Alex Gladstein de la Fundación de Derechos Humanos, quien explicaba cómo ayuda a las personas que viven en regímenes autoritarios a prosperar, por ejemplo, las mujeres en Afganistán a las que no se les permite abrir cuentas bancarias todavía pueden trabajar y recibir pagos en bitcoin. Es un paso en la dirección correcta. Mi principal objetivo ahora es explorar cómo bitcoin podría ayudar a estabilizar un mundo cada vez más volátil", completó McCormack.
Fuente: El Cronista - RIPE
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