Al final, el escandalete en torno a la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic puede convertirse en un activo del Frente Amplio cuando, ahora y en el futuro, se hable de ese concepto un tanto inasible llamado ética.
Sendic cayó un poco por decisión propia y mucho por la presión que sobre él ejerció casi todo el Frente Amplio luego de que el Tribunal de Conducta Política de la coalición considerada "inadmisibles" los gastos en los que incurrió con la tarjeta corporativa de ANCAP. Gastos por unos pocos cientos de dólares que fueron a parar a unos free shop extranjeros y a una mueblería de las inmediaciones.
Sendic anunció su renuncia histórica cuando la izquierda se disponía a imponerle una muy dura sanción, y lo hizo antes de que la Justicia se expidiera sobre los hechos. Por tanto, si la oposición piensa insistir acerca de que el Frente Amplio nunca llegó a castigar al Vicepresidente, debería saber que ese tipo de cuestionamientos pueden ser válidos en el enrarecido mundo de las redes sociales, pero probablemente no sean de recibo entre el común de los uruguayos que vieron como se venía abajo un vicepresidente por comprar, entre otras menudencias, un short de baño en La Paloma.
"Desde afuera lo que se ve es como una cátedra del Frente Amplio. En Argentina es muy difícil imaginar a un partido formando un tribunal que va a investigar y a juzgar la conducta de un vicepresidente", dijo por estas horas el escritor y periodista Claudio Fantini en una entrevista en Montevideo Portal. Igual estupor despertó en otras partes de Latinoamérica –en donde la corrupción no es cosa rara- la existencia de un tribunal político dedicado a revisar y castigar la conducta de sus propios compañeros.
En estas últimas semanas dos dirigentes blancos quedaron involucrados en hechos desgraciados que merecieron cierto destaque en la prensa. El diputado Wilson Ezquerra atropelló alcoholizado a una mujer en la ruta interbalnearia, y el intendente de Soriano, Agustín Bascou, es indagado por una denuncia por estafa y libramiento de cheques sin fondo.
A diferencia del Frente Amplio, los blancos esperarán a que se expida la Justicia antes de sancionar o respaldar a sus compañeros. La decisión nacionalista no debería escandalizar;; no es extraño que se quiera esperar un dictamen judicial antes de absolver o inculpar a nadie.
Pero, en estos asuntos, el Frente Amplio dejó la vara muy alta y, difícilmente, la oposición pueda saltarla a menos que esté dispuesta a ser inflexible ante el más mínimo desvío de conducta de sus dirigentes.
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