Sin exagerar podría decirse que de la cabeza de Steven Bochco salieron la mejor serie televisiva de la década de 1980,
Hill Street Blues, y la mejor de la década de 1990,
Departamento de Policía de Nueva York.
El genio de Bochco, creador también de L.A. Law (Se hará justicia) y Doogie Howser, quien murió de leucemia el domingo pasado a los 74 años de edad, pudo verse desde el principio mismo de su prolífica carrera como guionista y productor televisivo, sin duda, uno de los mejores de todos los tiempos.
Algún uruguayo quizá recuerde Murder by the Book, primer episodio de la serie Columbo, el detective bizco que no se quitaba la gabardina ni para dormir, el cual tuvo a Steven Spielberg como director. Se estrenó en setiembre de 1971, y los 73 minutos que duraba el capítulo permitieron vislumbrar el talento de Bochco quien escribió los libretos para varias series en un período de cinco décadas, logrando aunar originalidad, rigor, sorpresa en las resoluciones, y una notable capacidad para crear diálogos creíbles y profundos, tal cual pudo verse en las dos primeras series nombradas, que hicieron época y generaron adictos a ellas, como este cronista.
En verdad, ni Hill Street Blues ni Departamento de Policía de Nueva York culminaron su ciclo debido a la falta de ideas o porque los números de los ratings descendieron, sino porque Bochco, su creador, prefirió terminarlas cuando aún estaban en el pináculo, para no caer en refritos ni repeticiones de ideas, tal como sucede a menudo con tantas series.
Si la televisión es hoy lo que es, un espacio de entretenimiento con la misma o mayor calidad de propuestas que el
cine, se debe en gran parte a la presencia de gente talentosa como Bochco, quien una y otra vez insistía en lo mismo, en ofrecer un producto adulto, serio y comprometido con la inteligencia, librado de banalidades.
Si bien muchos afirman que
Hill Street Blues, que en siete temporadas ganó 26
Grammy, es su obra maestra, hay otros, como quien esto escribe, que siguen creyendo que
Departamento de Policía de Nueva York es una de las cinco mejores series de la historia de la televisión. Algunos de los capítulos son antológicos, de esos que transforman a la televisión en
arte.