El Boeing 757-256, conocido como ARG-01, permanece en Aeroparque con escasa actividad. Este avión presidencial, adquirido por la gestión de Alberto Fernández por U$S25 millones, se encuentra actualmente en desuso bajo la administración de Javier Milei.
El presidente optará por vuelos comerciales tanto para su participación en el foro internacional de Davos como para su posible visita a Roma el 11 de febrero, donde tiene previsto reunirse con el Papa Francisco. "Por el momento no lo va a usar", afirman desde su entorno. Esta decisión forma parte de la política de austeridad del Gobierno de Milei, que busca mostrar moderación en medio de un fuerte ajuste fiscal.
"El Presidente viaja en un avión de línea. En este viaje a Davos, era la opción más económica. Mientras haya varias opciones siempre se va a elegir por la más económica. Todo lo que implique un ahorro para el Estado siempre va a ser evaluado", declaró el vocero presidencial Manuel Adorni en la conferencia de prensa.
Según fuentes oficiales, el Gobierno contempla la posibilidad de poner a la venta el Boeing 757 que llegó al país en mayo del año pasado y que aún no ha cumplido un año en servicio. El avión, inactivo, genera gastos considerables, ya que se requieren inspecciones millonarias este año, a pesar de no estar en uso.
El Boeing 757-256, construido en el año 2000, fue adquirido por el Gobierno de Alberto Fernández por U$S25 millones a la empresa C&L Aviation Group. Se pagaron U$S22 millones en efectivo, y se acordó la entrega del antiguo Tango 01 como parte del pago. La aeronave llegó al país en mayo de 2023 desde Estados Unidos, donde se sometió a reparaciones antes de la entrega.
Existen opiniones divergentes en el Gobierno de Milei respecto al costo de mantenimiento del avión. Algunos funcionarios lo consideran costoso y sugieren su subasta a través de la Agencia de Administración de Bienes del Estado, mientras que otros piden prudencia y un análisis exhaustivo de los costos. La decisión final recaerá en el presidente Javier Milei o, eventualmente, en la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, quien supervisa la flota presidencial.
En 2024, el avión presidencial deberá someterse a inspecciones generales que implicarán gastos significativos. En los primeros seis meses, se estima un desembolso de aproximadamente U$S3 millones, que incluye una inspección mayor (U$S2 millones), mantenimiento del Boeing (U$S100,000), inspecciones menores (U$S700,000) y otros gastos, como vuelos regulares para mantener la operatividad (U$S7,000 por cada 30 minutos). Además, se podría agregar el costo de reparar el sistema de Wifi del avión, estimado en un millón de dólares. La inspección mayor requerirá que el avión viaje a Estados Unidos o México.
La aeronave, registrada como N7575AG, tiene capacidad para 39 pasajeros, un dormitorio principal con comodidades, y otros dos dormitorios que pueden adaptarse como salas de reuniones. A pesar de las dudas iniciales del Gobierno de Alberto Fernández en la adquisición, la operación se concretó, aunque estuvo al borde de caerse debido a la retirada de la seña de U$S500,000 por parte de las antiguas autoridades de la Secretaría General.
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