La presentación de la segunda edición de la Supercopa fue un crisol de sensaciones, expresiones y el reflejo del lugar en el que está ubicada la rivalidad de los grandes del fútbol uruguayo, que quedó marcado por una ironía y la bronca de Jorge Barrera, el enojo de José Decurnex y el desconcierto de Pedro Bordaberry que imaginó en Falta y Resto un valor agregado al espectáculo, pero se transformó en inesperado revés.
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