Jorge revisa su moto, aceite, luces y aire. “Estas ruedas están hechas para soportar 40 libras de aire, nosotros les ponemos 90”, para soportar los 600 kilos que llevan durante los 60 kilómetros que dividen Aceguá de Melo en Cerro Largo.
Jorge -nombre ficticio-, de unos 40 años, comenzó a trabajar de “quilero” a los 14 luego de que sus padres no le pudieran pagar los estudios. “Soy de la época de la bicicleta, en aquel momento íbamos de a dos o de a tres porque andar en bici es más complicado”. No obstante, hoy en día hay ciertos peligros que hacen que la vida de los conductores de estas motos, adaptadas para traer ese quilaje, estén siempre pendiendo de un hilo. “En muchas ocasiones viajábamos sin luz porque estaban controlando en la frontera. Hoy no es que no se controle pero entendieron que la gente de algo tiene que trabajar y esto es mejor que salir a robar”, cuenta Jorge.
Los accidentes se dan a diario. Jorge sufrió eso cuando, hace siete años, chocó con otro compañero y salió despedido de la moto. “La rueda de él rozó con la mía y volamos”, cuenta mientras muestra las cicatrices en el hombro y tórax. Desde ese día comenzó a viajar solo. En aquella ocasión “no venía tan cargado, solo con 500 kilos arriba”, dice entre risas.
Los accidentes se dan a diario. Jorge sufrió eso cuando, hace siete años, chocó con otro compañero y salió despedido de la moto.
A pesar de que el peligro es una constante, la ganancia es pequeña. “Por cada viaje sacás $700, por eso es necesario siempre hacer dos o tres por día”. La modalidad en que se cobra es por peso, según Jorge, hoy en día el precio ronda en $3 por kilo. Él sale de Melo todos los días antes de las 18 horas para poder hacer dos viajes, por lo menos. Lo que hace que vuelva a su casa por la madrugada.
Con esta constancia Jorge pudo hacer un almacén en la esquina de su casa pero la vida le jugó una mala pasada e hizo que el local se prendiera fuego. “Perdí un millón de pesos, pero al otro día salí a la calle para seguir haciendo viajes. Soy de ese tipo de personas que no se pueden quedar quietas”.
A pesar de que es un trabajo autónomo porque cada conductor es responsable de su mercadería, Jorge afirma que en el rubro no hay feriados ni tiempo feo. “Si un cliente necesita azúcar vos no le podés decir que no porque está lloviendo”. De esta manera, los insumos que más se comercializan son fardos de azúcar, combustible, yerba, garrafas de 13 kilos, harina y cualquier cosa que entre en la moto. Jorge ha optado en el último tiempo por las garrafas porque dice que es lo que más da, pero que si le piden que transporte cualquier otro paquete lo hace porque “hay que sacar la familia adelante”.
A pesar de que es un trabajo autónomo porque cada conductor es responsable de su mercadería, Jorge afirma que en el rubro no hay feriados ni tiempo feo.
Hay tiempos en los que siempre hay que estar en “guardia”, es decir, cuando llegan a Melo controles de la Dirección Nacional de Aduanas, los quileros deben aumentar la cantidad de viajes en la noche con el fin de que no les realicen controles y pierdan la mercadería. “Para esto el celular nos solucionó la vida porque antes ibas pero muchas veces volvías vacío o te sacaban todo”.
Jorge tiene claro que arriesga su vida en algo que es ilegal pero al igual que al resto de sus compañeros entiende que si “baja los brazos” están perdidos porque las oportunidades de trabajo son escasas. “La mayoría de las cosas que hice fue arriba de la moto. Tengo kilómetros y kilos arriba”.
Por su parte el actual jefe de Policía de Cerro Largo, Wilfredo Rodríguez dijo a El Observador que a la hora de controlar el contrabando “se tiene un criterio”. El control no es tan estricto con los denominados surtidos familiares. Rodríguez afirmó que en este caso hay cierto margen de tolerancia.
La cantidad de quileros en la zona, según el jefe de Policía, se ha mantenido. “Si vamos a detener a todo el mundo, llegaría un momento que no daríamos abasto”.
Rodríguez dijo que no se tiene ninguna flexibilidad con el alcohol o con el contrabando de cigarrillos, ya que estas cosas no son para ningún fin comestibles sino más bien para alimentar un vicio. “Hay ciertas cosas como el alcohol o los cigarros con las cuales no se aplica esa tolerancia porque no es comida ni surtido”. Además, el jefe de Policía afirmó que se han hecho controles en cuanto al transporte ilegal de combustible porque “hay un riesgo físico tanto para el que lo transporta como para el que lo recibe y almacena”. En muchos de esto casos, se ha procedido por denuncias de vecinos.
Rodríguez dijo que no se tiene ninguna flexibilidad con el alcohol o con el contrabando de cigarrillos, ya que estas cosas no son para ningún fin comestibles sino más bien para alimentar un vicio.
También dijo que “en toda la frontera” hay cierta tolerancia pero que si se va a los hechos reales un kilo de azúcar es contrabando.
De igual modo, también específicó que mucha gente transporta mercadería tanto en ómnibus como en vehículos personales.
Por parte de la Dirección Nacional de Aduanas, dijo a El Observador que en lo que va del año se han incrementado las incautaciones, las cuales ascienden a $ 20.845.078 por parte de la Administración de Aceguá. La Sede Regional de Vigilancia Noreste ha realizado incautaciones por un valor de $ 32.994.124.
En Aceguá existe un puesto de control que está operativo las 24 horas del día los 365 días del año. Además, a modo de apoyo, los controles se refuerzan mediante la modalidad operativa de las Sedes Regionales de Vigilancia. Con respecto a las denuncias que recibe Aduanas, aclararon a El Observador que “son canalizadas por la Administración de Aceguá, las Sedes Regionales de Vigilancia y el Grupo de Repuesta de Inteligencia Aduanera”.
En cuanto a los protocolos de control, por parte de Aduanas se aclaró que se realizan de manera “sistemática y organizada, teniendo en cuenta las realidades y circunstancias particulares de cada punto de control del país”.
A modo de homenaje a los llamados quileros se colocará en el cantero central de la Ruta 8, en los accesos desde Aceguá, un conjunto de esculturas sobre “el pobre que van por pan”. La muestra se instalará de forma permanente.
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