Por Lucas Acosta
Ya en los días posteriores a la renuncia de Talvi a la actividad política, la mayoría de uruguayos han expedido su conclusión sobre lo que deja o no deja la corta carrera de Ernesto Talvi en la vida política uruguaya y del Partido Colorado, sea así que se pueden visualizar más de dos tipos de reacciones ante este hecho, están los que se sienten defraudados ante lo que visualizaban como un cuadro político innovador y moderno tal como lo supo ser el Batllismo primigenio y le dieron su voto en las pasadas elecciones, están los que en voz ya sea alta o baja festejan esta salida (bando en el que me incluyo) y están los tratan de sacarle dramatismo y hasta elogian el supuesto legado de Talvi en lo que supuso su puesta en escena para un Partido Colorado apagado y vagabundo cual ya hoy parace mostrar signos de una nueva vitalidad.
Yo personalmente pienso que la salida de Talvi es lo mejor que puede estarle pasando al Uruguay del porvenir, porque aunque el título que le doy “El peso de la vieja política” pueda hacer pensar que adhiero al pensamiento popular en redes sociales de que Talvi es un opuesto a la vieja guardia del Partido Colorado, en lo más mínimo pienso que es algo diferente. Ernesto Talvi es un integrante de la vieja política con una deliberada estrategia de dar un perfil nuevo, moderno y modelo. Nada más lejos de la realidad Talvi es un socialdemócrata estatista que poco difiere con Julio María Sanguinetti más que tener pinceladas de austeridad y modernidad.
Festejo la salida de Talvi porque significa una piedra estatista menos con la que lidiar y aun mejor festejo la salida de Talvi porque de una forma muy infame en vez de crear su propia impronta política ha decidido secuestrar la figura del excelentísimo Jorge Batlle y jactarse de ser el heredero de su legado político para el Uruguay, cosa que es imperdonable ya que Ernesto Talvi a significado que el Partido Colorado vuelva a ser el partido de los monopolios y la omnipresencia estatal tan recalcitrante que lamentablemente el Uruguay le tocó y le toca padecer, ayer en el poder y hoy en la toma de decisiones en la coalición.
Festejo la salida de Talvi porque si se hubiera quedado hubiera significado que un socialdemocrata soberbio se consolide como cara del Partido Colorado y empuje a la nada política al Jorgismo y el liberalismo colorado.
Festejo la salida de Talvi porque siento que es un integrante de la vieja política estatista menos que combatir, porque combatir a Sanguinetti que es una cara irrelevante para el futuro a largo plazo del futuro del Partido Colorado es mucho más fácil, y hasta es más Sanguinetti en sus filas cuenta con mucho más liberalismo y Jorgismo que Talvi y Ciudadanos cuáles tratan de evocar la figura de Jorge Batlle.
Festejo la salida de Talvi porque es la mayor oportunidad para que vuelva a emerger el liberalismo Jorgista enriquecedor en el Partido Colorado y para evitar que en caso de ser lo contrario el Partido Colorado sea una pesada roca socialdemócrata (vieja política) para el progreso de nuestra nación.
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