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Empresarios alertan por sustentabilidad de la protección social del BPS
En un informe presentado en la mañana de este martes en el Banco de Previsión Social (BPS) denominado El futuro del trabajo y su impacto en la seguridad social -que fue realizado por la representación empresarial del organismo- se planteó un llamado a la reflexión sobre lo que va a pasar en un mundo cada vez más tecnificado, su impacto en la caída en la demanda del trabajo y como esa situación puede afectar a la seguridad social.
De la presentación participaron el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, la directora del BPS en representación de las empresas, Elvira Domínguez, el experto en derecho del trabajo y la seguridad social, Rodolfo Saldain y en representación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) el especialista en Actividades con Empleadores, Lorenzo Peláez.
El informe sostiene en sus conclusiones que desde mediados del siglo pasado la automatización y digitalización "han hecho resurgir los temores", dado que se estima que para la segunda década del siglo XXI se llegará a un punto de inflexión tan crucial “como el que generó la Primera Revolución Industrial”, basada en la máquina de vapor y otras innovaciones puestas el servicio de la producción.
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En este sentido, se advierte que “el capital humano de la sociedad uruguaya está impactado por los magros e inequitativos resultados de los procesos educativos y cuestiona la capacidad de sustentabilidad de los programas de protección social tal como se conocen, al tiempo que genera una fuerte limitante para aprovechar las oportunidades productivas que presenta el proceso de digitalización de la economía”.
“El sistema educativo ha dejado de cumplir el rol de impulsor de la integración y promoción social de los hijos de las familias de menores recursos. Actualmente, los resultados del proceso educativo, por el contrario, reproducen o incrementan la desigualdad social. Este problema ya está presente, no obstante, los recientes flujos migratorios hacia nuestro país han minimizado el impacto sobre las empresas”, dice el estudio.
Entre las principales características identificadas por empresarios y especialistas en la materia, se señalan la susceptibilidad para las ocupaciones que requieren de menor educación formal y la necesidad de que los trabajadores adquieran nuevas capacidades más creativas en relación al tradicional.
Se advierte además que las nuevas tecnologías tendrán un impacto significativo en el empleo, pero “la dimensión y el impacto solo podrá conocerse sobre la marcha”.
Aunque se reconoce que se crearan tantas nuevas ocupaciones como las que desaparecerán, se plantea que no se puede vaticinar que coincidirán en las velocidades, “por lo que es altamente probable que surjan o se acentúen los problemas de empleo”.
“Tampoco es posible asegurar que la velocidad de adquisición de nuevas habilidades y competencias se acompase con la masiva incorporación de tecnologías disruptivas, por lo que la no coincidencia de la demanda y oferta de mano de obra podrían ser responsables de mayor severidad en los problemas de empleo, con repercusiones en la protección social”, concluye el trabajo.
En este sentido, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro, afirmó que hasta ahora “las revoluciones tecnológicas sacudieron y después crearon más empleo”.
Esto, dice el informe, provocará nuevos problemas para la seguridad social y su financiamiento, planteando que “las nuevas propuestas en protección deban disociarse de los aportes sobre el empleo”. Redefinir el tiempo el trabajo, la renta básica universal, tributación sobre la actividad de robots, son algunas de las alternativas que se plantean en el orden de generar un nuevo contrato social, se afirma.
Plantear la reflexión a un próximo gobierno
La directora del BPS en representación de las empresas, Elvira Domínguez, dijo a El Observador que el estudio pretende dar respuesta a que va a pasar con el trabajo en un mundo cada vez más tecnificado, y cómo ese impacto real va a repercutir también en la seguridad social.
“Se buscó todo lo que había en la literatura, pero también y principalmente lo que había en las directrices de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para estar preparados para el futuro diálogo que se instale una vez que haya un nuevo gobierno”, dijo la empresaria.
Ante la circunstancia de que en términos de seguridad social se estén juntando dos variables como la automatización y que las personas cada vez vivan más, Domínguez señaló que “tampoco habría que verlo con tanta preocupación, dado que la generación que se está jubilando es la de los baby boomers y a partir de ahí nació menos gente, por lo que hay menos personas demandando trabajo por un tema biológico”.
Domínguez dijo que el material presentado buscaba plantear la reflexión: “Si hay que hablar de una reforma estructural, de un escenario friccional –el más extremo con muchas pérdidas de puestos de trabajo y longevidad-, que tal vez no sea lo que más preocupe. Hay que ver en realidad cuánta demanda hay de mayor protección social, como por ejemplo el Sistema de Cuidados, que hay que financiarlo. Hay que plantear cada escenario para ver si hay que realizar una reforma o ajustes quizás en algunos parámetros”.
