Café & Negocios > Financial Times

Empresas buscan convertir el café en una industria sostenible

Las compañías han encontrado formas de transformar los posos del café y otros desechos en productos útiles
Tiempo de lectura: -'
30 de noviembre de 2023 a las 11:33

Por Susannah Savage

El café es una bebida versátil: es un estimulante, un catalizador social, una fuente de interminables debates sobre el tueste y el terruño para los esnobs del café. Pero Colombia, el tercer productor mundial, ha encontrado otro uso: como material de construcción.

Gracias a la firma de construcción Woodpecker, con sede en Bogotá, la cual convierte las cáscaras sobrantes de la producción de café en listones para la construcción, cerca de 70,000 personas ahora viven o estudian dentro de casas y escuelas hechas con desechos de café.

Woodpecker no es la única empresa que está intentando aprovechar el potencial de los subproductos de una de las bebidas favoritas del mundo. A medida que los niveles mundiales de cafeína pasan de altos a estratosféricos, compañías "startup" a nivel mundial están proponiendo soluciones para el creciente problema de los desechos del sector.

Cada día se beben cerca de 3 mil millones de tazas de café en el mundo, y la demanda está aumentando. El consumo se ha duplicado desde la década de 1990 debido a que las clases medias de países como India e Indonesia han aumentado su consumo. China tenía un Starbucks en 1999; ahora va camino de tener 9,000 para 2025.

Esto genera una gran cantidad de residuos: cada año, millones de toneladas de posos de café que generan metano van a parar a los basureros, junto con muchos de los vasos desechables usados en las cafeterías. Más arriba en la cadena de suministro, la transformación de las bayas de café en granos genera desechos agrícolas, en forma de cáscaras, pulpa y agua contaminada.

Las nuevas formas de envasar el café — como los cartuchos de aluminio que han contribuido a convertirlo de producto básico en producto de lujo en los países ricos — no hacen sino crear nuevos flujos de desperdicios. Las ventas de las cápsulas Nespresso de Nestlé se vieron impulsadas por la pandemia de Covid-19 pero, aunque la compañía fomenta el reciclaje, también afirma que esto sólo ocurre con un tercio de las cápsulas que produce.

Este año, Nespresso ha lanzado en Francia y Suiza cápsulas que se pueden compostar, aunque Guillaume Le Cunff, el director ejecutivo de la compañía cafetera, insiste en que tanto las versiones de aluminio como las biodegradables son "absolutamente sostenibles".

"Mientras más opciones ofrezcamos, más posibilidades tendremos de acoger la circularidad", afirma él, añadiendo que otros métodos de hacer café, como en cafeteras, suelen utilizar el agua y los granos molidos con menos precisión que las máquinas de cápsulas, lo que conduce a mayores emisiones de carbono.

Le Cunff no es el único que insiste en la circularidad. Las crisis del clima y de la biodiversidad — así como la correspondiente presión por parte de los inversionistas para que se cumplan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) más estrictos — están empujando a las industrias a nivel mundial a explorar los principios de la economía circular, cuyo objetivo es eliminar los desechos de los sistemas económicos.

En septiembre, la Organización Internacional del Café (OIC), un organismo comercial del sector, anunció la creación de un Centro para la Economía Circular del Café. Con sede en Turín, su objetivo es "acelerar la transición circular en la cadena de suministro del café". Vanúsia Nogueira, la directora ejecutiva de la OIC, afirma que "fomentar soluciones de economía circular ayudará a transformar los desechos en nuevas oportunidades de empleo y de ingresos".

En el caso de Woodpecker, la oportunidad consiste en fabricar un material ligero y fácilmente transportable que pueda utilizarse para la construcción en zonas remotas de Colombia, satisfaciendo la demanda de vivienda social. Después de experimentar con distintos tipos de fibras naturales, se optó por un compuesto de cáscaras de café —de las que hay abundancia en Colombia — y plástico, ya que ofrecen las cualidades que busca. Las coloridas casas de la empresa están certificadas como a prueba de terremotos, afirma Alejandro Franco, su director ejecutivo.

Otras compañías están comenzando desde el extremo opuesto del ciclo de vida del café: con los posos, también conocidos como borra.

En Berlín, la capital de Alemania, por ejemplo, Kaffeeform está adoptando un enfoque elegantemente circular, convirtiendo los posos del café en tazas reutilizables. Según su director ejecutivo y fundador, Julian Nachtigall-Lechner, los cafés — los cuales normalmente pagarían una tarifa por deshacerse de sus posos — están encantados de entregárselos a la flota de ciclistas de Kaffeeform, quienes los llevan a un centro de procesamiento situado en el centro de la ciudad.

Allí se transforman en nuevos productos, incluyendo tazas que acaban en los mismos cafés que suministraron la materia prima. Es una "buena historia" que las cafeterías hípster de Berlín pueden contarles a sus clientes, dice Nachtigall-Lechner.

Sin embargo, los retos de sostenibilidad de la industria del café van más allá de los desechos. Se anticipa que el consumo de café se duplique para 2050, con un crecimiento particularmente pronunciado en Asia y África. Pero el aumento de las temperaturas está reduciendo drásticamente los rendimientos y amenazando con inutilizar hasta la mitad de las actuales tierras de cultivo de café del mundo. Los caficultores, muchos de ellos en países pobres, están teniendo dificultades para ganarse la vida. Sólo el 10 por ciento de los US$200 mil millones generados anualmente por la industria se queda en los países productores.

Al mismo tiempo, la producción de café está impulsando la deforestación. Es uno de los productos básicos a los que se aplican las nuevas normas de la Unión Europea (UE) que, a partir de finales del próximo año, prohíben la importación de productos relacionados con la deforestación.

Todo esto pone en duda que el sector pueda satisfacer la creciente demanda. Cole Shephard, el fundador de la empresa "startup" estadounidense Green Coffee Company, afirma que hay que reformar el actual modelo de la cadena de suministro para crear un sistema que sea sostenible y rentable.

Aunque la mayoría de los productores se abastecen de un mosaico de pequeños productores a través de intermediarios, Green Coffee, la cual opera en Colombia, controla toda la cadena de suministro, lo que le permite pagarles más a los cultivadores y adoptar un modelo de economía circular que, según afirma, genera mayores beneficios.

La firma — la cual cerró una ronda de recaudación de fondos de capital de serie C de US$25 millones en junio — está desarrollando formas de convertir la pulpa del procesamiento del café en una gama de productos, incluyendo fertilizantes y harina. Green Coffee también fermentará la pulpa para producir etanol.

La compañía "startup" ha invertido US$8 millones en la construcción de una destilería que, según su director ejecutivo, Boris Wüllner, producirá 12,000 litros de etanol puro al día.

Green Coffee — la cual se autodefine como la mayor productora de café de Colombia y actualmente posee unas 4,000 hectáreas y casi 14 millones de árboles — siempre está intentando ver "cómo podemos sacar la basura de la finca" y utilizarla para "obtener beneficios", afirma Wüllner. "Ése es nuestro enfoque de economía circular".

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...