En Arabia Saudita condenan a muerte a un profesor por sus críticas al gobierno en la red X

La sentencia de Mohammad Alghamdi, de 50 años, es el último hecho de una creciente ola de represión contra los usuarios de las redes sociales en el reino saudita. Mientras que otros cumplen penas de prisión que van de 20 a 45 años por sus tuits y críticas en línea al gobierno, Alghamdi parece ser la primera persona condenada a muerte basándose únicamente en sus publicaciones en X, antes llamado Twitter, y en su actividad en YouTube.

El ataque a gran escala contra los críticos digitales se ha desarrollado a medida que el príncipe heredero, Mohammed bin Salman, impulsa reformas que han cambiado en forma ostensible las condiciones de vida y aliviado restricciones para muchos habitantes del país.

Estas reformas radicales, como permitir que las mujeres conduzcan, poner fin a las estrictas normas de segregación de género en público y abrir el país al entretenimiento y el turismo, han coincidido con una avalancha similar de disidencias.

Alghamdi, padre de siete hijos que vive en La Meca, tenía sólo 10 seguidores entre las dos cuentas anónimas que administraba en X. Según Human Rights Watch, utilizó el sitio de redes sociales para criticar la presunta corrupción gubernamental, pero principalmente compartía publicaciones de críticos del gobierno más conocidos y populares.

La plataforma X se encuentra entre los sitios de redes sociales más populares de Arabia Saudita. Es donde los saudíes suelen desahogar sus frustraciones con las políticas gubernamentales.

Lina Alhathloul, jefa de seguimiento y defensa del grupo de derechos humanos ALQST, dice que incluso cuando los usuarios eran atacados y detenidos por sus tuits, la plataforma seguía siendo una especie de frontera final donde los saudíes podían expresar sus puntos de vista, aunque fuera de forma anónima.

"Era el último espacio donde la gente realmente discutía temas sociales", dijo. "Todos en el espacio físico, en la vida real, se han autocensurado. Saben que están en peligro, pero la gente pensaba que tal vez en Twitter, especialmente con una cuenta anónima, podían estar a salvo".

Pero ni siquiera las cuentas anónimas protegieron a los usuarios de la persecución saudita. No está claro aún cómo las autoridades sauditas pudieron verificar la identidad de Alghamdi en X.

En otros casos, parece que se ha filtrado la identidad de los usuarios saudíes, exponiéndolos a arrestos y largas penas de prisión. Una denuncia del FBI y una investigación federal en Estados Unidos llevaron a la condena el año pasado de un ex empleado de Twitter declarado culpable de no registrarse como agente para Arabia Saudita.

También fue condenado por aceptar sobornos a cambio de transmitir datos confidenciales de usuarios críticos del gobierno saudita.

Alhathloul dijo que en todos estos casos el mensaje es claro: “No estás seguro hagas lo que hagas, seas quien seas. Sólo tienes que ponerte un bozal".

El caso de Alghamdi es particularmente sorprendente debido al alcance aparentemente muy pequeño de sus mensajes en X, en contraste con la severa sentencia que le impusieron, aunque ese veredicto puede ser apelado.

Documentos judiciales revisados por activistas de derechos humanos y Human Rights Watch muestran que Alghamdi fue sentenciado a muerte el 10 de julio bajo el vago y amplio articulado de la ley antiterrorista por usar sus cuentas de redes sociales para cometer “delitos” como insultar al rey saudí o al príncipe heredero y apoyar una “ideología terrorista”.

Fue declarado culpable por el Tribunal Penal Especializado de Riad. El tribunal se creó hace 15 años para juzgar casos de terrorismo, pero también se ha utilizado para procesar a críticos del gobierno.

Lo que los fiscales suelen argumentar en estos casos es que insultar o criticar al liderazgo de Arabia Saudita representa una amenaza a la seguridad nacional y puede desestabilizar la sociedad. Muchos de estos juicios se llevan a cabo a puertas cerradas.

El gobierno saudí no ha respondido a una solicitud del periodismo de comentarios sobre el caso de Alghamdi. Sin embargo, cuando se les pregunta a los funcionarios en foros públicos sobre el sistema legal y de justicia de Arabia Saudita, a menudo dicen que los tribunales son independientes o argumentan que reformar el sistema en su conjunto llevará tiempo.

El hermano de Alghamdi, Saeed Alghamdi, cree que el caso contra su hermano menor en realidad está destinado a atacarlo a él porque es un conocido erudito islámico relacionado con muchos de los críticos encarcelados más destacados del reino. Dejó Arabia Saudita en 2013 y fundó el grupo saudí de derechos humanos SANAD. Ahora vive exiliado en el Reino Unido.

Saeed dijo que las autoridades sauditas han tratado de convencerlo de que regrese al reino, prometiéndole dinero y una buena vida si regresa y deja su activismo en el extranjero.

"No tengo absolutamente ninguna intención de regresar [a Arabia Saudita] mientras la situación siga así", contestó.

(Con información de NPR y agencias)