Eduardo Espina
The Sótano > OPINIÓN
En busca de un otro milagro electoral
Donald Trump, 45º presidente de Estados Unidos, es el hombre más rico en ocupar ese cargo. Es también uno de los más peculiares. La historia de sus tuits es una antología insólita de sus cambiantes estados de ánimo, los cuales, a diferencia de sus antecesores, suele comunicar a diario mediante iPhone, como si el mundo fuera un gran sicoanalista al cual informa sobre todo lo que pasa por su cabeza. Hay quienes afirman que el presidente ha pasado los últimos días nervioso por lo que pueda ocurrir hoy en las elecciones intermedias o de medio término, en las cuales su futuro podría estar en juego, ya que hay candidatos entre quienes buscan triunfar que están a favor de hacer impeachment al presidente.
Trump suele repetir que es un tipo afortunado, quien, además, tiene una base de seguidores mucho mayor de lo que algunos creen. Su inesperado triunfo en las presidenciales de 2016 es un ejemplo al respecto. Casi nadie, ni siquiera el propio Trump, creía que pudiera imponerse, y sin embargo la historia fue otra. El día previo a esas elecciones, Trump hizo todo creyendo que la hora del fin de sus aspiraciones había llegado a su fin, por lo que se propuso disfrutar sus últimas horas como candidato. El último acto programado fue en la noche del lunes 7 de noviembre. En esa fecha Trump regresó a Michigan, donde había estado el día anterior, para cerrar su campaña en Gran Rapids, segunda ciudad en tamaño del estado. Había sido un día interminable y el adjetivo está al servicio de la exactitud de lo ocurrido. En la noche, sus colaboradores estaban agotados por la extenuante jornada. Con el cansancio, aumentó el pesimismo de la mayoría de ellos.
Las encuestas indicaban que en Michigan la ventaja de Hillary Clinton por sobre el candidato republicano era de siete puntos. Cuando era casi a la una de la madrugada del martes 8, Trump llegó al estadio donde tendría lugar el acto de conclusión. Inmediatamente se dio cuenta de que afuera había cientos de seguidores que no habían podido entrar. El lugar estaba repleto, con más de 30 mil personas vitoreando su nombre. Hacía horas que lo estaban esperando. Había llegado el salvador de los obreros desempleados. Al ver las tribunas repletas, Trump tuvo una certeza. La compartió con quienes lo acompañaban: “Miren esto, hoy ganamos”.
En varios de los recientes actos de la campaña de medio término a los cuales asistió Trump para ayudar a los candidatos republicanos, la asistencia de público fue mucho mayor a lo esperado, alimentando la esperanza de que el Partido Republicano pueda mantener control de ambas cámaras. Nervioso, pero confiado, espera la decisión del pueblo. Con el más alto índice de aprobación desde que es presidente, Trump se ha levantado hoy con la esperanza de que sea otro día histórico como hace dos años, uno en el que saldrán derrotados no solo sus archienemigos, sino también las encuestas, varias de las cuales han predicho un gran día para varios de los candidatos demócratas.
En varios de los recientes actos de la campaña de medio término a los cuales asistió Trump para ayudar a los candidatos republicanos, la asistencia de público fue mucho mayor a lo esperado, alimentando la esperanza de que el Partido Republicano pueda mantener control de ambas cámaras.
La premisa de que esta elección se convierta en referendo sobre su presidencia ha motivado a Trump, quien en semanas recientes sobrecargó su agenda de actos políticos en distintos estados. Digan lo que digan (y en tiempos de redes sociales cualquiera puede decir cualquier cosa), Trump es un genio a la hora de estar frente a una multitud, ya que tiene la capacidad de decir lo que la gente quiere oír. En los últimos días ha dicho mucho y hoy se verá en las urnas qué tan efectiva sigue siendo su retórica, la cual, como ya bien se sabe, a nadie deja indiferente.
