Por Ec. Marcelo Pérez
El cambio climático tiene repercusiones evidentes y tiene implicancias en la economía, pese a no verlo tan nítidamente como la guerra” en Europa. Con estas palabras, la economista Bárbara Mainzer comenzó su discurso sobre las finanzas sustentables, frente a miembros de la Academia Nacional de Economía y CFA Society Uruguay, organización liderada por ella que nuclea a expertos en economía.
El pasado 14 de setiembre, la presidenta de la Comisión Europea anunció la creación de un Banco de Fomento destinado a la promoción de hidrógeno verde (H2 verde) en Europa, en el que se destinarán US$ 3.000 millones para ayudar a construir el futuro mercado. El Banco Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, acaban de formalizar financiamiento por US$ 750 millones para el mismo sector. Esto, sin lugar a dudas, representa una clara señal de aceleración de la transición energética. Es que, aunque resulte extraño, Alemania, el país verde de Europa, ha tenido que volver a quemar carbón como consecuencia de las restricciones generadas por el conflicto entre Rusia y Ucrania.
Las ambiciosas metas de los países desarrollados en la descarbonización de sus economías para el 2050 presenta desafíos importantes. Las estimaciones de los principales analistas sugieren que la capacidad de producción de H2 verde no será superior al 50% de sus necesidades, lo que abre una clara oportunidad para las economías emergentes.
La producción de H2 verde requiere de la disponibilidad de energías limpias, generadas a partir de fuentes renovables y baratas, así como de disponibilidad de acceso a grandes volúmenes de agua.
El hidrógeno verde representa una oportunidad a nivel global, principalmente para la reducción de gases de efecto invernadero en aquellos sectores e industrias en donde resulta muy difícil disminuir las emisiones, como el transporte de carga, tanto terrestre, como marítimo y aeronáutico, junto con las industrias pesadas como la siderúrgica. Asimismo, presenta un alto nivel de complementariedad y de combinación con otras fuentes de energía.
El 95% de la energía eléctrica que produjo Uruguay entre 2014 y 2020, provino de fuentes renovables. Pero en particular Uruguay tiene un fuerte potencial de producción de excedentes a partir de la energía eólica y solar. Existen horas del día en donde la capacidad de producir energía de estas fuentes es mayor a su demanda. Típicamente, los parques eólicos producen energía durante la madrugada, en donde las necesidades de las personas y las industrias son notoriamente menores, y, en la medida que esa energía no se pueda almacenar, potencialmente se podría perder. Esto último, junto con la disponibilidad de agua, nos posicionan como una alternativa real para un mercado que podría generar US$ 2.100 millones al año.
En primer lugar, el puerto de Montevideo junto con el Ferrocarril Central representa una combinación logística de alto potencial. Y esto sin tomar en consideración nuevos desarrollos ferroviarios que puedan permitir el traslado hacia el puerto de Montevideo a un costo razonable. También disponemos de rutas fluviales, pero que tienen un nivel de variabilidad que no siempre permiten su uso.
Además, sin lugar a dudas poseemos una densa red vial, la cual se verá reforzada por los actuales proyectos de duplicación que permiten la adecuada convivencia del transporte de carga con el transporte particular de pasajeros. Por lo que, la agenda de infraestructura de Uruguay, también presenta una gran complementariedad, ya sea para el H2 verde sea transportado a los principales puertos de Europa, como si la estrategia pasa por introducirlo en las principales cadenas de valor de la industria pesada regional.
Una de las preguntas que surgen es cuál es el tipo de inserción que debe llevar adelante Uruguay. Si la potencial exportación a USA y Europa, con el riesgo que implica la posibilidad de que África se convierta en el futuro proveedor por tuberías, o ser un jugador regional, pensando por ejemplo en la industria siderúrgica en Brasil. Por lo tanto, esto requiere no solamente pensar en cómo Uruguay es capaz de generar H2, sino en cómo se darán las condiciones para que la infraestructura pública pueda permitir una adecuada conectividad a precios razonables.
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