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Esperando la primavera

"Si el sistema político cree que el sector ovino es importante para el país debe dar un mensaje claro”, dijo el presidente de los criadores de Corriedale
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31 de mayo de 2019 a las 05:03

Por Rodrigo Granja (*), especial para El Observador

El ciclo climático de nuestro querido país, con sus estaciones bien marcadas, produce en el hombre de campo, en la llegada de cada primavera, un impulso renovador, como queriendo acompañar ese nuevo verde que pinta nuestros campos y nuestra alma. Creo que el productor ovino uruguayo, haciendo honor a un temple sufrido que lo caracteriza, está esperando esa primavera hace ya demasiado tiempo, inmerso en un invierno que se ha ido más largo y frío que lo previsto.

Estamos con excelentes precios para todos los productos del rubro. Gran demanda por lanas (principalmente finas y medias) y una carne de cordero cuyo precio se ha mantenido por encima del precio del novillo gordo en los últimos años. Los números son fantásticos. Altísima rentabilidad, posibilidad de adaptarlo a cualquier sistema productivo y rápido retorno de inversión inicial. Ningún excel se resiste al negocio ovino.  Sin embargo, por razones exógenas al mismo, la tendencia en caída del stock parece irreversible.

Enumerar la problemática y las restricciones que aquejan al rubro sería redundar en cosas ya sabidas por todos. Jaurías de perros, predadores (zorros y caranchos principalmente), abigeato descontrolado e impune y un año con mucha bichera derivada del verano más llovedor de los últimos años.

Nuestras ovejas son altamente sensibles a toda esta problemática y si bien en todos los años previo a las encarneradas se ve un aire de renovación al empezar un nuevo ciclo productivo, vemos cada vez más turbulencias que nos desaniman a empezar nuevamente.

No hace falta más que leer las redes sociales, o pertenecer a algún grupo de productores, para enterarnos a diario de matanzas por perros, robos y otros problemas relacionados. Aquello que hace años difícilmente trascendía el ámbito de la vecindad, hoy es noticia corriente en nuestros teléfonos. Y lamentablemente las soluciones no aparecen.

Por más que muchas de esas soluciones no dependan de nosotros, el stock sigue cayendo y el desánimo y la impotencia se generalizan, como un invierno crudo, a lo largo y ancho del país. No podemos permitir que esas sensaciones, el abandonar porque “no se puede más”, gane el espíritu de nuestros ovejeros, porque de ser así, estoy convencido que esa será la peor de las restricciones que enfrentara el rubro.

Que se ha trabajado a nivel de la institucionalidad es un hecho irrefutable. Como presidente de la Sociedad de Criadores de Corriedale del Uruguay, y miembro de la actual junta directiva del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), puedo aseverar que es así.

La institución ha validado la figura del “compartimento ovino”, transformándola en una herramienta fundamental para aportar casi un 35% más de valor al cordero pesado por la posibilidad de exportar con hueso a mercados no aftósicos de alto valor.

 

 

Acabamos de asistir a la conferencia conjunta por parte del SUL, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca y el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), sobre la formación de un grupo de trabajo para elaborar en 180 días un programa de control de la mosca de la bichera. Controlar este flagelo es posible. No hace falta explicar lo que esto significaría, puede ser el cambio productivo más grande que podemos tener a nivel de la producción ovina y podría incidir directamente sobre el stock. Habrá que buscar la forma de financiar el programa, pero considerando las pérdidas directas e indirectas, hablando en criollo, se debería pagar solo.

A nivel de nuestra raza Corriedale, convencidos de la alta importancia social de la ovinocultura, hemos firmado un acuerdo de colaboración con el departamento de ruralidad del Ministerio de Desarrollo Social, apoyado técnicamente por el INIA, en el cual proporcionamos a pequeños productores ovejas para que también puedan adoptar en sus predios la producción ovina. Hemos entregado ya más de 500 ovejas a lo largo y ancho del país. También hemos firmado un proyecto similar con la Intendencia de Rivera, en el cual hemos entregado a pequeños productores más de 200 ovejas.

La oveja arraiga al paisano a su tierra como ningún otro rubro. Demanda cuidado y estar junto a ellas en el diario vivir. Seguimos apoyando proyectos de investigación en conjunto con Facultad de Agronomía y fondos rotatorios de ovinos del Movimiento de Juventud Agraria.

Pero todo este trabajo y camino andado en conjunto de nada servirá si no se nos brindan las garantías necesarias para cualquier ciudadano en un Estado de derecho. Competitividad y seguridad, solo eso pedimos.

Estamos en un año electoral. Si el sistema político cree que el sector ovino es importante para el país debe dar un mensaje claro. No importa quién resulte electo, se respiran aires de cambio. Promesas que van y vienen. Más que nunca como ovejeros debemos hacer nuestros deberes, pero exigir reglas de juego claras y aferrarnos a la promesa de esa primavera venidera. Porque por más duro que sea el invierno, la primavera llega, siempre llega.

(*): Presidente de la Sociedad de Criadores de Corriedale del Uruguay

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