En un artículo anterior nos referimos a los factores de riesgo de stress financiero que afectan a nuestra economía. Se argumentó que salvo por uno de cinco factores, se está en terreno negativo pero que varios, y el conjunto, son corregibles. En este artículo nos referiremos a las medidas tendientes a mitigar algunos de ellos.
De los más peligrosos, pero fáciles de corregir. Ambos descalces generalizados, y con vasos comunicantes, generan derrames negativos vía proveedores, que puede llegar lejos de donde se originó el problema.
El financiamiento (bancario y no bancario) con descalce de moneda constituye un factor de riesgo clave. Corregir descalce de moneda en financiamiento bancario demandaría 7% del PBI en nuevo fondeo a bancos. Solucionar cortoplacismo fondeo bancario en moneda nacional, demandaría 6,0% del PBI. Suma de ambos cifra modesta comparada con el total de ahorro institucional (37% del PBI,25% de AFAPs).
Para viabilizar el acceso de los bancos a este fondeo debieran generarse ajustes menores en los aspectos legales y tributarios de algunos instrumentos financieros. Esos ajustes posibilitarían actualizar la operativa a lo que son las practicas en los mercados desarrollados (“Bonos Cubiertos”, fondeo contingente, etc.) .
Vínculo “atraso” – “crisis financieras” recibió en nuestro país menos atención de lo deseable pese a estar muy bien documentado a nivel mundial desde hace más de 20 años. Hoy, en cualquier conferencia entre macroeconomistas la sola mención de “apreciación de la moneda” (o “atraso”) genera una tensión claramente perceptible. Rápidamente surge el “eso termina muy mal”. La experiencia mundial muestra que “atrasos” terminaron siempre con saltos abruptos del tipo de cambio que devinieron en crisis; la corrección de otra forma nunca fue políticamente posible. Esta globalidad del problema sugiere que hay aspectos no locales, de naturaleza política y económica, que dificultan la salida ordenada del “atraso”.
En su momento se pretendió explicar esa dificultad para salir del “atraso” por razones distributivas (“atraso” beneficia a los consumidores de bienes transables). Esa explicación fue cuestionada por: i) ser un enfoque estático, tipo “foto” (lo que interesa es “la película”) ii) que para los países pequeños la única de opción es crecer hacia afuera y el “atraso” lo afecta negativamente vía la innovación/sofisticación del sector transable y la inserción internacional. En nuestro país tampoco se valoró el impacto del “atraso” en estos campos (innovación, sofisticación e inserción) pese que sobre nuestro caso han escrito muy críticamente líderes académicos como Dani Rodrick, especialista en temas de crecimiento y referente de economistas de izquierda. Dicho sea de paso, es llamativo que nuestros gobiernos de izquierda hayan caído tan pasivamente en la trampa de la “inflación atrasada” siendo los referentes, académicos y “practitioners”, de la izquierda (Dani Rodrick, Andrés Velasco), los más duros críticos del “atraso”.
Tenemos un largo historial de “atrasos” (60s). Para cambiar, lo primero es concientizar sus consecuencias sobre crisis finaniceras (el argumento más relevante) y el crecimiento económico e involucrar en ello a otros actores sociales como sindicatos. En todos lados para la dirigencia política sincerar la “inflación atrasada” es costoso. Son otros actores sociales los que deben presionar para corregirla y evitar sus costos de crisis y competitividad/crecimiento.
Como se sale del atraso ? La salida debe de incluir: una reducción del déficit fiscal (no exige eliminarlo); un ajuste importante, y tan ordenado como se pueda, del tipo de cambio nominal; evitar la indexación salarial y medidas heterodoxas tipo reducir la tributación a la venta productos de primera necesidad (reducciones de IVA a canasta básica está desactualizada en Uruguay).
El ajuste cambiario es clave. La rigidez de precio de los no transables hace que no haya otra solución posible. La forma de no tener ajuste cambiario es evitar el “atraso”. El “partido” se juega antes en el terreno fiscal y de coordinación de políticas, evitando el “atraso”. Si se “pierde” lo menos costoso es asumir la corrección del cambiaria.
Desafío grande; no hay antecedentes de éxito. Exige no solo políticas bien coordinadas sino también muy buena comunicación. Pero no debe de verse como la resolución de un problema puntual sino como el desarrollo de un expertise para lidiar con problemas de “atraso” a futuro que, por diversos factores (descoordinaciones políticas macro, inestabilidad regional, etc.) seguramente vendrán .
Resumiendo para muchos factores de riesgo existen posibilidades concretas de mitigamiento. Urge encararlas. Las consecuencias de no hacerlo pueden pagarse muy caras.
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