Opinión > COLUMNA/ EDUARDO ESPINA

Farrah Fawcett: la actriz que fue ángel humano

Se cumplen 10 años de la muerte de un emblema intemporal de Hollywood
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08 de junio de 2019 a las 05:03

Entre otras cosas 2009 quedó en la memoria por haber sido un año en que varias figuras destacadas del mundo de las artes y del espectáculo fallecieron, por esas luctuosas coincidencias que suele presentar la realidad cada tanto. En el final del verano de ese año en el hemisferio norte, la muerte tuvo entre artistas y escritores una cosecha excepcional, como pocas veces antes. La lista de figuras que pertenecían al imaginario colectivo, permanentes ya en rostro o sonido, es decir, que habían superado la condición de celebridad efímera que caracteriza a los tiempos actuales, incluyo a: Karl Malden (1912-2009), Dom de Luise (1933-2009), Michael Jackson (1958-2009), Farrah Fawcett (1947-2009), Dominick Dunne (1925-2009), Frank McCourt (1930-2009), Les Paul (1915–2009), Walter Cronkite (1916–2009), y John Hughes (1950-2009). 

La dramática temporada tuvo su punto culminante a mediados de setiembre, cuando murió Patrick Swayze, quien desde marzo de 2008 padecía cáncer de páncreas. Swayze, por distintas razones, sobre todo porque era un buen tipo que nunca tuvo muestras de egolatría, ni siquiera cuando fue el actor con mayor popularidad del mundo (tras el éxito de Dirty Dancing y Ghost), era una de las figuras más queridas de Hollywood y su tenaz y heroica lucha contra la muerte magnificó su lado humano, algo que no es frecuente ver en estrellas del espectáculo. En la única entrevista larga que concedió, a Barbara Walters, Swayze dijo que sería un milagro si podía sobrevivir cinco años y que apenas con dos más de vida se conformaba. Las últimas fotos que le tomaron (porque ver morir a alguien hoy también es parte del espectáculo) dejaban en claro que la muerte vendría mucho antes de esos plazos, tal como ocurrió. 

Sin embargo, el drama asociado a la muerte de figuras legendarias tuvo su momento cumbre en junio, hace de esto 10 años, cuando fallecieron dos íconos intemporales, que antes de su muerte habían logrado precisamente eso, derrotar al tiempo, entrar en un espacio de atemporalidad al cual muy pocos tienen acceso, pues la entrada a ese lugar incluye la eternidad. Uno era cantante, la otra, actriz. Esta tuvo tan mala suerte que fue a morirse el mismo día en que Michael Jackson, el ídolo que con su muerte robó la portada de los diarios del mundo por varias semanas seguidas. Pero, así como Jackson quedará perpetuamente asociado a la década de 1980, mejor dicho, esta a él, Farrah Fawcett (2 de febrero de 1947 - 25 de junio de 2009)  fue uno de los rostros más reconocibles de la década anterior. 

Durante un tiempo fue, y quienes tienen memoria sabrán de qué hablo, la cara con mayor prestigio del mundo del espectáculo. En televisión encarnó a Jill Munroe, uno de los ángeles de Charlie, pero también fue una figura pop de culto, congelada en el tiempo por su imagen. Con un pelo envidiado hasta por Medusa, la actriz representó una de las primeras bellezas femeninas con aroma a época siguiente. Hizo gala de una estética entre inocente y prefabricada que vino a definir, en el momento adecuado, el fin de una época (los años posteriores a la guerra de Vietnam) y asimismo el comienzo de otra en la cual todo el mundo quiso adivinar, sin acierto, la tendencia a seguir. 

Un póster de 1976 confirmó la condición de Farrah Fawcett de símbolo sincrónico de su época, en tanto acompañó las celebraciones por los 200 años de la independencia estadounidense como asimismo el regreso del  Partido Demócrata al poder. Su rostro y figura representaron la vuelta al optimismo de un país entero, que contó para esos efectos con la ayuda de ángeles circunstanciales. Farrah Fawcett fue eso, una imagen incomparable que recordó al mundo que la historia siempre necesita de una belleza femenina exuberante a la cual celebrar y pedir autógrafos.
La historia en el mundo del espectáculo de Farrah Fawcett, nacida en la ciudad texana de Corpus Christi y que a los 20 años de edad se mudó a Hollywood, comenzó una tarde del verano de 1976, cuando Bruce McBroom, uno de los fotógrafos más destacados y prestigiosos de Hollywood en ese entonces, le tomo unas fotografías que tuvieron una inesperada repercusión. La futura actriz, sin la ayuda de ningún profesional, se peinó y maquilló para la inesperada ocasión, y lució una malla de baño roja, que al estar mojada permitió que se pudieran destacar los pezones. Ahí radica en parte la gran popularidad histórica del poster. La futura estrella le preguntó al fotógrafo: “Dime, ¿qué piensas de esto, Bruce”. El fotógrafo respondió: “Sí. Creo que tenemos algo con qué trabajar”. 

¿Por qué en malla y no en bikini como las fotos tradicionales de la revista Sport Illustrated?, fue la pregunta que por mucho tiempo se hizo la gente. “Siempre quieres algo que esté un poco escondido”, dijo Fawcett en una entrevista de 1984, en la cual informó que no se propuso “lucir sexy” para la foto, sino ser lo más natural posible, como cualquier muchacha norteamericana. El efecto lo consiguió, pues millones de muchachas se sintieron identificadas con la fotografía y con quien había sido captada “como una más”, aunque no lo fuera.

La fotografía junto a la piscina es considerada una pieza de museo, pues sintetiza el momento en que nació una estrella de forma impremeditada, ya que el fotógrafo realizo su trabajo casi de manera rutinaria, sin siquiera imaginar la importancia que tendría uno de sus clics en la historia de la imagen. La foto sigue siendo hoy en día uno de los pósteres más vendidos de la historia (se puede comprar en eBay por US$ 9,95). Tanto impacto tuvo y tiene aún la foto que hoy es una de las piezas de uno de los principales museos de la Unión Americana, el Smithsonian National Museum of American History, de Washington DC. 

Párrafos atrás decía que Farrah Fawcett había alcanzado la inmortalidad antes de su fallecimiento. Su inmortalidad continúa vigente una década después de su muerte. Días atrás, el jueves 23 de mayo, la cadena estadounidense emitió en horario central This Is Farrah Fawcett, documental de dos horas de duración, que tuvo excelentes ratings, convirtiéndose en el más visto de esa jornada y de la semana. Es uno de los mejores documentales que se han hecho sobre una figura del mundo espectáculo, pues para su realización contó con material inédito proveniente de un video que una amiga, con autorización de la implicada, grabó de las últimas semanas de vida de la actriz, cuando esta libraba una lucha desesperada contra el cáncer de recto en fase de metástasis. La batalla duró tres años, pues la enfermedad se la detectaron en 2006.

This Is Farrah Fawcett cuenta la historia de los últimos tiempos de vida de la actriz convertida en símbolo visual de una generación y servirá para mantener actualizada la imagen de quien sigue siendo, a 10 años de su muerte, un símbolo recurrente de la cultura pop. Tal como el documental lo destaca, fue bastante más que uno de Los ángeles de Charlie, serie televisiva en la cual solamente estuvo en una temporada, pues su objetivo era ser estrella de cine. Si bien nunca fue una figura estelar en cine, consiguió algo mucho más importante que eso, en algo que seguramente nunca estuvo en sus planes: convertirse en ícono de una época cuyos ecos no paran de llegar. 
 

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