Empresas y gobiernos comenzaron a utilizar en los últimos años un indicador que mide el volumen de agua que se utiliza para producir bienes y servicios: la huella hídrica. Con su aplicación se puede determinar si hay un uso ineficiente y también cuánto puede contaminarse el agua durante procesos productivos. Ya hay mercados exigentes que están solicitando certificaciones sobre huella hídrica en sus compras externas. Eso podría generar ventajas u obstáculos para las empresas uruguayas y provocar, además, un cambio en el mapa exportador mundial.
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