Escribir columnas semanales combinando análisis y opinión es una responsabilidad enorme y una oportunidad conmovedora. Por eso, desde que en marzo de 2008, recibí la invitación de El Observador, pienso mucho qué decir y cómo decirlo. Esta semana elegir el tema me resultó más difícil que otras veces. Dos asuntos muy distintos reclamaban mi atención. Una posibilidad era profundizar en las razones y derivaciones de mi crítica pública al Frente Amplio en relación a la campaña “quedate en casa”. Opté por descartar esta idea. De todos modos, quiero compartir una síntesis de lo que saqué en limpio. Primero. Creo haber tenido razón en el fondo del asunto: es fundamental que el FA se involucre más. Segundo. Me equivoqué: omití señalar antecedentes importantes y usé un tono equivocado. Tercero: queda pendiente una discusión sobre las redes sociales y su dinámica interna. A cuenta de esto, diré que lo más importante es no tomar lo que dicen algunos “haters” como representativo del pensamiento del conjunto de los frenteamplistas.
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