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Indagan el vínculo económico entre Morabito y el ruso imputado por encubrir la fuga
Cuando el pasado 10 de julio la policía entró en la pizzería Eatalian Style de Punta Carretas (Solano García y Miñones) en busca de datos sobre el paradero del mafioso italiano Rocco Morabito, los efectivos se sorprendieron por el imponente horno que con el brillo de su revestimiento metálico color cobrizo destacaba en aquel comercio venido a menos. “Este horno no es de aquí”, solía presumir el ciudadano ruso que el jueves 11 de julio fue imputado por un delito de encubrimiento, luego de que la fiscalía presentara a la justicia las pruebas de que el hombre de 59 años había colaborado en la fuga del mafioso y de, al menos, los tres presos que escaparon con él de Cárcel Central el pasado 23 de junio.
Hoy ese horno hecho a medida en Nápoles forma parte de la investigación de la policía para tratar de determinar si existe un vínculo económico entre el ruso y el mafioso italiano. Según informó El País, durante la audiencia en que se le imputó el delito de encubrimiento al ciudadano ruso, el fiscal del caso, Ricardo Lackner dijo a la jueza penal Blanca Rieiro que estaba investigando otros eventuales delitos del ciudadano ruso porque poseía “una gran cantidad de bienes” a su nombre, algo “no explicable” por su actividad comercial.
La instalación del comercio ubicado en Punta Carretas también genera sospechas. La pizzería además de contar con el lujoso horno (valorado en decenas de miles de dólares), importaba desde Italia la muzzarella y la salsa con la que elaboraba sus productos.
Sin embargo, tras dos años de funcionamiento, el negocio casi no tenía público, al punto de que en los últimos meses el ciudadano ruso había despedido al pizzero y se quedó con una única moza para ocuparse del servicio.
Durante el allanamiento del 10 de julio la policía logró incautar decenas de celulares y una computadora, en la que se encontró información financiera sobre los negocios del ruso imputado, y en los que también figura la participación de los otros dos extranjeros (un italiano y una rusa) que fueron detenidos ese mismo día, pero puestos en libertad horas más tarde porque no pudo probarse el vínculo entre ellos y la fuga de Morabito.
El ruso vivía en un lujoso chalet de Punta del Este, y antes de dedicarse a la gastronomía había arrendado un predio rural en San Carlos junto a un ciudadano italiano, en el que desarrollaba el negocio ganadero.
Desde 2002 y hasta setiembre de 2017 (cuando fue detenido) Morabito vivió en Punta del Este junto a su esposa y su hija haciéndose pasar por un brasileño de nombre Francisco Capeletto. Como fachada de su nueva vida, el mafioso italiano se presentaba como un empresario de la soja y de la compraventa de ganado.
Ahora la policía busca determinar si el ruso detenido estuvo vinculado a los negocios ganaderos de Morabito, que en realidad no eran más que una fachada para ocultar su verdadera fuente de ingresos: el tráfico de droga desde América del Sur hacia el sur de Italia.
Tras la pista del mafioso
El pasado 10 de julio la policía llevó adelante allanamientos simultáneos con la esperanza de dar con el escondite del mafioso. Los efectivos sabían que no lograrían ubicarlo en la pizzería de Punta Carretas, a donde Morabito había pasado la noche tras escapar de la cárcel.
Uno de los lugares allanados fue el campo de San Carlos donde el ruso había hecho su negocio ganadero. Asimismo, también se allanó el chalet propiedad de un serbio que había sido socio del ruso cuando había abierto una pizzería en La Barra de Maldonado, que funcionó por un tiempo.
El otro lugar allanado -en simultáneo con la pizzeria- fue un predio rural en Punta del Diablo que está a nombre del ciudadano serbio. Los efectivos creían que si el ciudadano ruso escondía todavía a Morabito, ese podría ser un lugar para ubicarlo.
Una fuga de película
En la audiencia del 11 de julio el fiscal del caso confirmó que la fuga ocurrió en la noche del domingo 23 de junio. Según su relato, para pasar al edificio vecino y fugarse de la cárcel los presos extrajeron la ventana de una celda y cortaron un tejido de alambre que cubre la parte posterior del tubo de ventilación. El fiscal señaló que las investigaciones de la Dirección General de Crimen Organizado e Interpol, la Policía de Lavalleja y Policía Científica probaron la participación de varias personas en la huida.
El fiscal relató que a las 23:16 las cámaras ubicadas en San José y Aquiles Lanza muestran a los tres fugados saliendo por la puerta del edificio vecino a la Jefatura, por la calle San José. Se los ve corriendo por Aquiles Lanza hacia Soriano. Luego suben por Ejido hasta 18 de Julio donde toman un taxi hacia la pizzería de Punta Carretas.
Desde allí partieron más tarde hacia Minas, donde dejaron a dos de los fugados aquel día: Matías Sebastián Acosta González y Bruno Ezequiel Díaz, que luego fueron recapturados. Los investigadores creen que Morabito procuró sacarlos de Montevideo para reducir las posibilidades de que fueran descubiertos y que acabaran aportando información que podría descubrirlo.
Tras un viaje fugaz a Minas, sobre las 4 de la mañana del 24 de junio, Morabito volvió a la pizzería de Punta Carretas acompañado por el ciudadano ruso y allí pasó la noche.
La información sobre los pasos posteriores del mafioso italiano es tratada con reserva con la policía que sigue tras la pista de Morabito.
