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Inicio de clases: consejos para suavizar el "cambio brusco" de levantarlos el primer día

Los biólogos Bettina Tassino y Andrés Olivera dieron algunas recomendaciones para los padres
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13 de febrero de 2024 a las 05:02

Durante las vacaciones de verano, los días duran más horas, las familias estén más relajadas, cenan y se acuestan más tarde y los niños usan pantallas hasta bien entrada la noche. Son todos factores que provocan un atraso en el sueño de los niños, pero a esa altura del año no es un problema. Pueden compensar las horas al seguir durmiendo en la mañana.

Sin embargo, cuando empiezan las clases cambia la situación. Especialmente para los que van en el turno matutino, que según una investigación que encabezó el grupo de Cronobiología de la Universidad de la República, tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de sueño que los que van a la escuela en el turno de la tarde. 

Los biólogos Bettina Tassino –responsable del grupo– y Andrés Olivera –que lideró la investigación como tesis para su maestría de políticas públicas– señalaron algunas recomendaciones a El Observador para que los padres vayan preparando a sus hijos, así el inicio de clases no provoca un cambio tan brusco.

Porque "el cambio brusco lo que implica es que esos niños y niñas van a estar deprivados de sueño y el déficit impacta en el desempeño académico, en el humor, en la calidad de la vida durante el día", explica Tassino.

Ir adelantando la rutina

Antes que nada, Olivera advierte que "romper las rutinas no siempre es algo negativo". Para los que durante el año duermen "menos de lo recomendado" –es decir por debajo de las 9 a 11 horas diarias– las vacaciones pueden ser el momento de recuperar esa "deuda" de sueño.

Pero justamente, "esto hace que volver a la rutina del horario escolar, sobre todo en la mañana, sea un gran desafío". 

Olivera señala que la alimentación y la actividad física son "sincronizadores de nuestros ritmos biológicos" y por lo tanto recomienda "comenzar a modificar los horarios de las actividades de forma progresiva", adelantando "el inicio de sueño", la actividad al aire libre y las comidas.

La importancia de la luz

Para Tassino también es importante "ir levantándolos más temprano" para que los niños estén expuestos a la luz de la mañana.

"Eso ayuda a que el reloj se sincronice, pero a la vez hay que tener en cuenta que hay que tratar de evitar todo lo posible la exposición a la luz intensa en la noche".

La doctora en Ciencias Biológicas dice que "el cerebro interpreta que si hay luz es de día y por lo tanto, como somos animales diurnos, es el momento de la actividad". 

Lo opuesto pasa si no hay luz. En estos casos "se sintetiza y libera una hormona que se llama melatonina" y que funciona como una "mensajera del tiempo".  "Viaja por el torrente sanguíneo y llega a todo el organismo y da la señal de reposo, descanso y sueño".

Pero la constante exposición a luces artificiales confunde este "reloj biológico".

"El cerebro no puede identificar si es luz solar o es luz de una pantalla. Desde el punto de vista del espectro de la luz, de la temperatura, es muy parecida".

Por lo tanto, Tassino dice que "la exposición a las pantallas en la noche, después de que el sol se pone, no es recomendable".

Olivera añade otro factor: las luces frías y las cálidas.

"Particularmente las pantallas presentan un tipo de luz (llamada luz fría) que tiene un impacto mayor (que la luz cálida) al suprimir la hormona del sueño (melatonina). En caso de que usen pantallas, disminuir el brillo y en lo posible configurar a luz cálida o modo nocturno", recomienda.

Y más allá de las pantallas, sugiere "utilizar luces cálidas en los ambientes durante la noche".

Tener en cuenta la preferencia del niño

La cronobiología es la disciplina que estudia los eventos biológicos en relación con el tiempo y clasifica a las personas entre las que son más activas en la mañana –las alondras– y las que son más activas en la tarde o noche –los búhos–.

Si bien los niños tienden a ser tempraneros en los primeros años de vida y en la adolescencia pasan a ser más tardíos, los cronotipos dependen también de factores genéticos y ambientales. No todos los niños son iguales.

Es por esto, que Olivera subraya que hay que considerar su preferencia de sueño para ubicar el horario escolar. 

"Sería recomendable que asista al turno que mejor se ajusta a la preferencia de sueño del niño y a los hábitos del hogar. Si sabe que el niño/a tiene una preferencia por hábitos más tardíos (búhos) y tiene la posibilidad de optar por el horario escolar, sería recomendable que asista el turno vespertino".

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