Agro > Gerente general de Citricola Salteña

Jorge Caputto: "Debemos ser por lejos la empresa más auditada por el Ministerio de Trabajo"

El gerente general de la empresa salteña habló con El Observador para defender la gestión de la firma y explicó a su entender las razones que llevaron a la complicada situación del presente
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21 de junio de 2019 a las 05:01

El gerente general de Citricola Salteña, Jorge Caputto, decidió dar su versión sobre la administración de la empresa luego de las criticas a la gestión, los problemas con el sindicato por adeudos a fines de 2018 y de que en febrero de este año la principal firma cítrica del país se presentará a concurso de acreedores. El empresario explicó como está marchando la zafra tras el comienzo a partir de un salvataje financiero otorgado por el Estado y de que acreedores de obligaciones negociables decidieran ejecutar de forma anticipada bienes por US$ 15 millones, que Caputto había brindado como garantía.    

¿Cómo viene esta zafra con la intervención del síndico?

Si bien un poco más tarde, gracias al Fondo Citrícola se pudo empezar la zafra. La gestión sigue a cargo de la empresa, pero la Liga de Defensa Comercial opera como una especie de controlador. Este es un negocio que demanda mucho capital de trabajo, entonces en estas circunstancias no tenés créditos de proveedores, del sistema financiero, lo que implica que se tiene que comprar todo prácticamente al contado. Ahora queda alrededor de un tercio de ese préstamo por desembolsar, aproximadamente unos $ 34 millones. Ante esto, estamos esperando la autorización judicial porque la intención de la empresa ante este crédito del Estado es aportar garantías de fincas por valor de mercado de unos US$ 8 millones, que a remate son US$ 5 millones. Hoy todos los flujos de venta van a una cuenta del fondo, no a Caputto. Esa fue la primera garantía que se pidió.

¿Cuál es la estrategia de la empresa para retomar la confianza de los capitales?

El primer objetivo fue empezar la campaña, porque si no perdía valor todo. No es lo mismo una empresa en marcha que no estando operativa. Lo segundo era buscar inversores que es el proceso en que se está para encontrar una salida. 

¿Es un negocio rentable?

En determinadas variedades y bajo determinados niveles de producción hay futuro y rentabilidad. La empresa nunca dejó de invertir a pesar de las dificultades. Camposol quería invertir en Uruguay y eligió un predio nuestro. Por algo habrá sido. El principal valor de la empresa es que está en marcha y por más de lo que se diga la gestión es reconocida internacionalmente por los mejores clientes en el mundo. El porvenir es apostar a las variedades de alto valor. Estamos en la búsqueda del inversor con varios contactos y negociaciones en marcha. Esperamos de acá a agosto llegar a un acuerdo con la junta de acreedores y buscar esa capitalización o venta de la compañía que preserve los puestos de trabajo y a la empresa funcionando.

¿Hay intenciones de vender acciones dentro de los integrantes de la familia Caputto?

Lo que hay es una situación heterogénea, con algunos accionistas de tercera generación que no están involucrados al negocio y se dedican a otros rubros. Y después hay otros accionistas minoritarios como yo, que tengo 30 años de experiencia en el rubro. Obviamente que uno quiere seguir, pero depende también del eventual inversor que venga.    

"Cuando estás negociando cada uno pelea por lo que representa, pero cuando hay un problema real le transmitimos al sindicato ese mensaje. La empresa está en una situación de fragilidad y todos los hechos que soportamos el año pasado fueron públicos", señaló Caputto sobre los múltiples problemas con el sindicato de la empresa. 

¿Cómo se llegó a esta situación crítica?

A partir de 2008-2009 se da una coyuntura que para la citricultura en general y particularmente para Citrícola Salteña tuvo un efecto negativo muy fuerte. Nosotros al estar en el norte por estrategia empresarial siempre estuvimos más orientados a la mandarina que lo que lo están los emprendimientos del sur (limón). Dentro de ese rubro significamos el 60% de la exportación. En 2009-2010 casi todos nuestros competidores (Perú, Chile, Sudáfrica) firman tratados de libre comercio con la Unión Europea y comienzan un proceso de pagar menos impuestos. A eso se suma que Uruguay pierde el sistema preferencial que daba la Unión Europea. Llegó un punto en que la asimetría era tan grande que no se pudieron seguir vendiendo los mismos volúmenes.

Pero en 2014 se abre el mercado estadounidense.

En ese momento Estados Unidos no estaba abierto y no había otros mercados para sustituir a Europa. Ahí es donde empieza el problema porque las mandarinas eran vendibles solo a Europa y la empresa tiene que empezar a cambiar su matriz productiva. Para esas inversiones se tuvieron que tomar créditos, que también se enfocó en cambios industriales, como la producción de jugo para consumo masivo. Cuando en 2014 se abre el mercado estadounidense representó otro camino a recorrerse con el cambio en los varietales de alto valor. Además, con Estados Unidos hay un tema logístico de los barcos que dan el servicio con muchas paradas en Brasil, que te dan 30 días de puerto a puerto. Eso pone en una situación en relación a la vida útil que tienes que asegurar al cliente para algunas variedades de mucha justeza.

¿A qué se refiere con justeza?

Hablamos de productos perecederos. El año pasado, por ejemplo, aunque afectó a todo Uruguay, la huelga de camiones en Brasil se dio en el pico de volumen de exportación hacia Estados Unidos. Nos afectó particularmente porque después de empacada la fruta se salía con 12 o 14 días de atraso. Eso provocó no llegar en el momento ideal al mercado. Después hubo efectos climáticos que influyeron como el tornado con granizos en Salto. Provocó se perdiera toda la producción de algunas fincas. Fue una suma de factores que se dieron para una empresa que venía invirtiendo y con un nivel de deuda importante. Se vendieron predios para achicar el pasivo, pero en todos estos procesos precisas tener años normales. También estuvo la devaluación argentina que es un competidor directo.  

En el análisis realizado por la Liga de Defensa Comercial se asegura que la empresa se apuró a salir a buscar créditos financieros.

Opinar hacia atrás y sin haber estado dentro de la compañía, es apresurado. Acá todo lo que se ha hecho fue con mucho tiempo de previsión. Todo lo que ocurrió desde 2011-2012 eran situaciones que preveíamos podían pasar. La emisión hecha en 2016 tenía como objetivo justamente lograr un endeudamiento a largo plazo y con años de gracia. Después hay tiempos como la venta de 500 hectáreas a Camposol, que no lo manejamos nosotros, depende de autorizaciones gubernamentales. Eso nos ataba de manos para la mejora en algunos aspectos financieros.

El contador de la misma institución dijo: “Cuando fui a Salto me encontré con una especie de elefante blanco enorme parado” y  hace referencia a los altos costos gerenciales.

Lo que hay son accionistas, algunos de tercera generación. Si la empresa no tiene dividendos no perciben ingresos. Hay cuatro directores. Después hay un gerente general y gerentes por área. De 2.000 empleados de la familia hay solo cinco, tres en cargos gerenciales. Se entendió en 2009 que quedarían solo los que tenían aptitudes para el negocio.

Es un tema recurrente el problema de Caputto con el pago de haberes y liquidaciones de la zafra a los trabajadores. ¿Por qué la empresa priorizó siempre el pago al Banco República al de los adeudos salariales?

Va por vías separadas. No podés pedirle a un banco por más que sea el BROU, que ha estado en la lupa por un montón de situaciones, que si tienes algo firmado y que cumplir, que no te cobre lo que tiene que cobrar para que vos puedas estar al día en otros aspectos. En realidad la situación hasta octubre y noviembre era menor. Lo que hay es un grado de sensibilidad muy alto, una exposición pública muy alta. Nos ha pasado de tener que pagar un viernes, no llegar, avisar que se va a pagar el lunes y tener ocupaciones o un piquete como el año pasado. Cuando se empezó a complicar, la empresa llegó a proponer que si no podíamos pagarle a todos, le pagaríamos a los que menos ganan. Lo que pasa es que a nadie le gusta le toquen el bolsillo. Entonces, o se paga a todos o no se paga a nadie. Ahí empiezas a tener problemas que es como un círculo vicioso. No es que se ajuste por el lado laboral por una decisión, es que vos tenés con el sector financiero compromisos en relación a ventas futuras que hay cumplir. Con los proveedores si no cubrís un cheque te cierra la cuenta. Te quedan después las tarifas y la mano de obra.

¿Un círculo vicioso?

A veces en las declaraciones se distorsiona un poco, como que hay gente que gana $ 2.000 cuando no es real. Una persona que se anotó un 25 y trabajó dos días, y sí, generó $ 2.500. Hay gente que ha declarado barbaridades. Un día tuve que salir a un canal de televisión a aclarar, porque nos habían acusado de tener régimen de esclavitud. 

Es un tema que siempre está sobre la mesa el de la precarización del trabajo en el citrus.

Pero con qué fundamento. Debemos ser por lejos la empresa más auditada por el Ministerio de Trabajo y el de Medio Ambiente. Mientras tanto, ves gente arriba de camionetas de las propias intendencias. Es frustrante que a las empresas que más invirtieron, que más seguridad dan, se les generen esa especie de: “una mentira repetida mil veces se vuelve una realidad”. Para poder exportar a Estados Unidos, por ejemplo, hay ciertos protocolos que cumplir en ese aspecto. La gente que va a cosechar trabaja en un predio totalmente limpio, mientras en otros rubros agrícolas las condiciones no son de ese tipo. Se escuchan cada disparates.

¿Cuándo viene desde terceros o desde el sindicato mismo?  

Con el sindicato hemos tenido discusiones y tenés gente que a la hora de hacer declaraciones son más responsables y cautos. Otros que son más emotivos. Hemos tenido discusiones especialmente el año pasado. Somos la primera empresa en el agro en tener sindicato en Uruguay. Hemos firmado todos los Consejos de Salarios en acuerdo con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social. La citricultura paga mejores salarios que el comercio. Son seis horas de trabajo, se premia productividad, presentismo, antigüedad. Un cosechador que trabaje 25 días con seis horas de trabajo está en $ 30 mil, $ 35 mil nominales. No es el mejor de los mundos, pero es diez veces más de lo que ganan en Sudáfrica. 

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