El Plenario Nacional del Frente Amplio de este sábado duró casi 10 horas. Aunque el primer punto del orden del día era el documento de autocrítica por la derrota electoral de 2019 y las perspectivas políticas, el asunto de fondo de ese debate fue otra vez postergado. Tal como habían acordado los sectores de la fuerza política antes del encuentro, en la reunión fue reafirmado que la discusión quedará para la instancia del Congreso, que se espera sea presencial más cerca de fin de año y cuando baje el nivel de contagios.
El excandidato presidencial del Frente Amplio, Daniel Martínez, habló este sábado del tema. Consultado durante una entrevista en Subrayado, el ingeniero dijo que ese proceso “se sigue dando” en su fuerza política. “El Frente en su momento definió que se tenía que dar tiempo, después vino la pandemia que tampoco ayudó mucho”, afirmó al ser consultado sobre el tiempo que llevaba el balance.
En la oposición evalúan que el principal objetivo político en el próximo mes es completar la recolección de firmas contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, para lo que tiene plazo hasta el próximo 9 de julio. La Comisión Pro Referéndum recolectó de momento unas 500.000 firmas y necesita en el entorno de 700.000 para habilitar la votación.
El presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, transmitió que continuará en el cargo hasta el 24 de julio, cuando un nuevo Plenario analice los resultados de la campaña de rúbricas.
Este sábado uno de los puntos que llevó gran parte de la discusión fue la denominada “base 1”, que establece los requerimientos que deben cumplir en votos en las elecciones internas partidarias los grupos más chicos para ingresar al Plenario Nacional.
El organismo aprobó este sábado promover una modificación del estatuto del Frente Amplio, que deberá ser ratificada por el Congreso, dijeron a El Observador participantes del encuentro. El cambio implica que solo podrán acceder a un lugar con voz y voto en el Plenario Nacional aquellos grupos que alcancen al menos un 1% de los votos en la última elección partidaria. Hasta el momento, todos los grupos que abrían listas estaban tenían reservado al menos un lugar para participar del Plenario, una de las máximas instancias de conducción de la fuerza política.
La modificación fue promovida por el MPP, el Partido Comunista y el Partido Socialista, los grupos mayoritarios en la orgánica, y además contó con el apoyo de los representantes de los comités de base. Hubo 10 votos negativos y cinco abstenciones.
Los grupos mayoritarios argumentan que este cambio promueve evitar la fragmentación de agrupaciones en la izquierda. En contrapartida, los grupos más chicos reclaman que estas modificaciones fortalecen la posición dominante de los grupos mayoritarios.
El Plenario de este sábado también aprobó la nueva conformación del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio.
Fueron designados Blas Buscio, María Estella González, Mariana Gula, Ariel Nicolliello, Margarita Percovich, Liliana Pertuy, María Sara Ribero, y Ademar Silvera.
Al finalizar la reunión, el Frente Amplio emitió una declaración en la que cuestionó la política sanitaria del gobierno. La oposición advirtió que el Poder Ejecutivo “no está dispuesto a tomar nuevas medidas de reducción de la movilidad social (haciendo caso omiso a las recomendaciones del GACH), ni compensaciones económicas a las familias y a las pequeñas empresas y con mayores dificultades”.
La oposición tiene previsto interpelar en las próximas semanas a los ministros Daniel Salinas (Salud) y Azucena Arbeleche (Economía), en una instancia en la que cuestionará el manejo de la política sanitaria.
El documento de balance y autocrítica que circula entre los dirigentes frenteamplistas mantiene en líneas generales los conceptos recogidos desde el comienzo de este proceso, el año pasado.
“Es necesario reafirmar el rol central de la ética en nuestra visión y ejercicio de la política”, señaló uno de los pasajes. “En algunas circunstancias apreciados compañeros no registraron que ejercer un cargo público es una responsabilidad de primer orden”, agregó ese texto.
Además remarcó que, cuando algún frenteamplista se apartó de ese camino, “las más de las veces” la reacción “fue defenderlos a rajatabla o aceptar de plano, como buena, su versión”.
En otros puntos, advierte que desde 2010 se paralizó el proceso de acumulación política y social que le había permitido al FA llegar al gobierno por primera vez.
Con respecto a la última elección, el texto subrayó que el FA partió con una percepción equivocada. “No asumimos adecuadamente la situación electoral en la que nos encontrábamos, a lo que se sumó que la campaña por momentos fue errática y careció de dirección política, dándose desencuentros notorios en la relación entre los comandos”, sostuvo.
“No se trabajó para que se pudiera comprender que los logros obtenidos no eran milagros, y esto estuvo unido a cierto proceso interno del Frente Amplio que lo llevó al vaciamiento, agravado por la migración de cuadros políticos calificados al gobierno nacional y por la coexistencia de maneras diferentes de hacer política”, consideró también el documento.
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