“La pista inicial de esta historia surgió de manera imprevista un día de invierno del año 2000, cuando recibí una llamada telefónica en los estudios de la radio donde entonces trabajaba como periodista. Una voz masculina me dijo, en un tono algo vacilante, que quería aportar información sobre personas desaparecidas durante la dictadura. Acostumbrado a los faroleos y bolazos con los que todo tipo de personajes pretendían en aquella época acercarse a la gloria fugaz de una entrevista, mi reacción fue casi hostil: ‘¿Qué clase de información?’. (…) Pasaron unos segundos y luego la voz pronunció una sola palabra: ‘Enterramientos’”.
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