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La economía uruguaya completó 16 años consecutivos de crecimiento. Sin embargo, el último año estuvo zanjado por la desaceleración y sobre todo, por un virtual estancamiento de la actividad a partir del segundo trimestre del año, algunos de los principales sectores de la economía con una caída de su producción en ese período y la inversión en su menor nivel desde 2004.
El Producto Interno Bruto (PIB) creció 1,6% durante el último año, lo que implicó la expansión más débil de la actividad desde 2015, cuando el crecimiento fue de apenas 0,4%.
El desempeño de la economía uruguaya fue peor del que esperaban los analistas privados. La mediana de expertos que contestaron a fines de febrero la Encuesta de Expectativas de El Observador, estimaban que la actividad había crecido 1,8% durante el último año. Para el año que viene prevén una expansión de 1,4%.
La expansión del último año se concentró prácticamente en los primeros tres meses. De ahí en más la economía uruguaya se estancó. De hecho, acumuló por primera vez desde 2003 tres trimestres consecutivos sin crecer medidos en términos desestacionalizados –una vez removido el efecto del calendario–.
El primer trimestre del año trajo consigo una expansión de 0,9%. El segundo transcurrió sin variación, mientras que el tercero y el cuarto mostraron una contracción de 0,1% cada uno.
Un escenario de recesión se configura con dos trimestres consecutivos de caída de la actividad. En el caso uruguayo se trata de una caída muy moderada que evidencia más una situación de estancamiento que de retroceso sostenido.
Con el cierre 2018, se reafirma nuestro pronóstico de un crecimiento para Uruguay en torno a 1% en 2019, por debajo de la proyección de 2,5%-3% planteada por el presidente Vázquez en su discurso del 1 de marzo. https://t.co/H5SPSrsD5e— Aldo Lema - Uruguay (@AldoLema_uy) March 28, 2019
Con el cierre 2018, se reafirma nuestro pronóstico de un crecimiento para Uruguay en torno a 1% en 2019, por debajo de la proyección de 2,5%-3% planteada por el presidente Vázquez en su discurso del 1 de marzo. https://t.co/H5SPSrsD5e
Con una caída de las inversiones y las exportaciones, el el consumo privado funcionó como el único motor de la economía uruguaya en el último año, empujado además por un mayor gasto e inversión del sector público.
Sin embargo, fue un motor que perdió fuerza respecto a 2017. El consumo privado en el último año creció 1,4%, menos de la mitad que el año anterior, cuando tuvo una expansión de 3,9%. Incluso en el último trimestre mostró sus primeras señales de estancamiento, con una contracción de 0,2% respecto a igual período del año pasado.
La inversión cayó 1,7% en el último año y acumuló cuatro años consecutivos de retroceso. Si solo se considera la inversión realizada por el sector privado, el deterioro habría sido de 3,2%. La formación de capitales del sector público compensó parcialmente ese deterioro, con un crecimiento de 3,8%.
La inversión privada se encuentra en su nivel más bajo desde 2004. Representó 12,5% del PIB. De esta manera, la formación de capitales está más cerca de su mínimo de 2002 (9,2%) que del máximo que tuvo lugar en 2012 (18,3%).
A diferencia del año anterior, hubo una caída de las exportaciones. El deterioro fue de 4,8% y contrata con la expansión de 6,9% del año pasado.
El crecimiento del último año se explicó principalmente por la expansión del sector transporte, almacenamiento y comunicaciones. Del crecimiento de 1,6%, 1,3 puntos se explicó por ese rubro.
Transporte y comunicaciones se expandió 6,8% en el último año, principalmente por el aumento en la transmisión de datos.
El resto del crecimiento de la actividad se repartió entre el agro (0,3 puntos porcentuales), la industria (0,2 puntos) y suministro de electricidad, gas y agua (0,1 puntos). Ese incremento se vio compensado por una caída de 0,2 puntos en el comercio y 0,1 puntos en la construcción.
Los sectores que crecieron en comparación con su actividad del año pasado fueron el agro (6%), suministro de electricidad, gas y agua (1,9%) e industria (1,9%). En tanto, la construcción retrocedió 2,8% –y acumuló cuatro años consecutivos de contracción– y el comercio se redujo 1,3%.
El crecimiento de la industria puede resultar engañoso. Eso se debe a que buena parte de 2017 la refinería de La Teja permaneció cerrada por tareas de mantenimiento y por lo tanto, el sector manufacturero refleja esa reactivación.
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