Con la película española La Sociedad de la Nieve, la tragedia de Los Andes acontecida hace casi 52 años, recobró notoriedad. El exministro de Desarrollo Social, Martín Lema, aprovechó ese impulso para cumplir uno de sus sueños: conocer el valle donde se accidentó el avión de la Fuerza Aérea Uruguaya (con 42 personas abordo) en el que solo sobrevivieron (tras más de 70 días en condiciones extremas) 16 viajeros.
Lema —con la compañía de sus correligionarios Alejo Umpiérrez y Armando Castaingdebat Ramirez— se sumaron a una expedición de cinco días —tres de ellos a caballo— para conocer in situ el “valle de las lágrimas”, como se conoce el epicentro de la tragedia de 1972.
“Estar en el lugar de los hechos fue impactante. Hubo mucha reflexión y todos coincidimos en la cantidad de emociones y sentimientos que se te cruzan”, reflexionó el exministro en diálogo con El Observador. “Después de haber estado en la cruz, donde hay un santuario, hicimos una jornada de intercambio en que cada uno contó su experiencia. El común denominador fue la emoción, el respeto y la admiración por aquella historia de superación”.
En el lugar, a más de 2.500 metros de altura, aún quedan algunas de las pertenencias de los fallecidos y unos pocos restos óseos. De ahí que el “valle de las lágrimas” se haya convertido en un santuario.
“En lo personal”, contó Lema, “fue muy removedor pensar en quienes no sobrevivieron y sus familiares en el propio lugar, así como imaginarme todo lo sucedido con los sobrevivientes”. Con voz lenta y reflexiva, el exministro contó que “estar en el lugar no se compara con nada de aquella información que uno pueda acceder a través de libros, relatos o películas… es único”.
Los sobrevivientes que en algún momento visitaron el lugar, cuentan que luce diferente. Eso ocurrió por el deshielo inesperado tras el aumento de la temperatura global.
Pese a ellos, el lugar se ha convertido en un atractivo turístico. Lema, quien se dice “fanático” de esta historia desde pequeño, se sumó a una travesía que daba inicio en Malargüe, Mendoza, a los pies de la cordillera de Los Andes. Ya al segundo día subió en transfer a más de 2.000 metros sobre el nivel del mar y luego el inicio de un recorrido a caballo hasta llegar a la altura del punto de la tragedia. En el tercer día una cabalgada hasta el santuario, luego de rodear un glaciar, llegar a más de 2.700 metros sobre el nivel del mar, enfrentar el sitio de memoria, y un posterior leve descenso para pernoctar en la altura. Todo acompañado de paradas de hidratación, vestimenta adecuada para el frío y el reflejo del sol, además de la contemplación de la naturaleza. El cuarto día el regreso a caballo hasta la Gendarmería y al quinto, este lunes, el fin de la aventura.
“Se armó un grupo de 30 uruguayos en menos de un mes. Juntos hicimos la travesía, en la cual estuvimos unos días sin señal ni datos. Fue una experiencia excepcional”.
Esa travesía, el silencio de horas a caballo sin que nadie emitiera un comentario, “genera una especie de introspección, una autocrítica sobre la cordillera con la que cada uno carga el día a día”, concluyó.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá