El cierre de cada temporada en Europa se transforma en un martirio para los entrenadores de las selecciones, que sufren frente al televisor y esperan recibir a sus futbolistas en condiciones físicas aceptables y sin lesiones, después de un semestre en la que los clubes europeos terminan de exprimir las últimas gotas de sus estrellas.
La decisión de bajar a Luis Suárez de la China Cup, por el esguince en el cuello de pie derecho que sufrió el delantero el último domingo, alivió inesperadamente un calendario asfixiante que le esperaba al Pistolero en el cierre de 2018-2019 con Barcelona definiendo Liga Española, Champions y Copa del Rey.
¿Qué ganó Suárez? Descanso. Se quitó de encima un viaje a Asia (12 horas de vuelo a China), dos partidos, 10 días fuera de España, los síntomas del jet lag y el cambio en el huso horario. A menos de tres meses de la Copa América, Suárez ya no tendrá que jugar hasta 18 encuentros, a un promedio de dos por semana (si Barcelona llega a la semifinal de la Champions), sino 16 y no debe salir de España salvo para jugar en Manchester cuartos de final el 10 de abril y, si clasifica, a Porto en semifinales el 6 de mayo. En 55 días, entre el 30 de marzo y el 24 de mayo, jugará 10 partidos por la Liga Española, cuartos de Champions (semifinales y final el 31 de mayo, si avanza) y la final de la Copa del Rey.
¿Qué perdió el delantero? Después de una temporada en la que fue cuestionado en el comienzo, por su falta de gol en Champions, y cuando había logrado un buen nivel, pierde continuidad y ritmo de juego. También reduce la intensidad de los entrenamientos porque bajará las cargas para recuperar el esguince y no estará en el lugar que quiere y que expresa cada vez que juega con selección con el indisimulable deseo que tiene el salteño de estar en todos los partidos de la selección.
A la vista de los antecedentes (no son nuevas las lesiones para el jugador de 32 años, y para Tabárez mucho menos el sufrimiento de ver cómo su goleador se puede perder un torneo), el descanso parece transformarse en un aliado para el cierre de la temporada, que celebra Barcelona. Aunque la preocupación se mantendrá hasta el último día porque la selección ya sufrió en 2014 la lesión en la rodilla, que lo llevó al quirófano y a una recuperación relámpago para jugar ante Inglaterra e Italia los partidos del grupo, y su ausencia en la Copa América Centenario 2016, por un desgarro en el último partido que jugó en la temporada europea.
De todas formas son diferentes las situaciones que sufrió Uruguay en otras ocasiones con las lesiones de Suárez, porque todavía quedan dos meses de fútbol en Europa y en las dos ocasiones que Tabárez no supo si tenía al Pistolero o no fue por una lesión en el último partido de la temporada.
¿Ganó o perdió Uruguay? No tendrá a su figura en el ataque, pero, por otro lado, este escenario le plantea a Tabárez la oportunidad de seguir descubriendo como alternativas en ofensiva si Maximiliano Gómez será capaz de mantener la proyección que prometía cuando hace un año desembarcó en el combinado, y brindar otras oportunidades para Giorgian de Arrascaeta y Gastón Pereiro en función netamente ofensiva.
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