Desde 1994, Silvio Berlusconi fue una figura central de la política en Italia. Desde entonces, con algunos baches, fue primer ministro y referente de la derecha del norte del país. Desmedido, exhibicionista, Il Cavalieri hizo del culto a sus riquezas un motivo de identificación de muchos sectores que lo votaron pese a las denuncias consistentes sobre corrupción o abusos sexuales.
Murió el 12 de junio de 2023 mientras ocupaba una banca de senador y se resistía a que la derecha italiana hubiera elegido a una mujer admiradora de Benito Mussolini como Giorgia Meloni que prefirió a Il Duce antes que a Il Cavalieri.
La casa de Berlusconi en la paradisíaca y exclusivísima isla de Cerdeña dice mucho de él. Villa Certosa, la mansión en Porto Rotondo, la Costa Esmeralda, fue un fiel retrato de su personalidad.
Desmedida y lujosa, con un volcán artificial en el jardín que podía entrar en erupción en las fiestas que organizaba. También con un túnel que conducía hasta el mar y se iluminaba simulando un cielo cosido por constelaciones.
Los hijos de Berlusconi han puesto ahora a la venta algunas propiedades de Berlusconi. Y Villa Certosa, que Il Cavaliere ya intentó vender hace algún tiempo, podrá ser adquirida por Є 500 millones, según publicó el diario Financial Times de Londres.
Pier Silvio, el hijo de Il Cavalieri que está al frente del imperio Mediaset, no se involucra en Forza Italia, el partido creado por su padre. Lo mismo hace la primogénita, Barbara, que decidió vender todas las casas de su padre salvo Villa Certosa que por lo costosa la encargó a la empresa inmobiliara Dils, detalla el diario británico.
La mansión tiene un parque de 120 hectáreas, un complejo residencial de 126 habitaciones, un anfiteatro junto al mar para 300 personas, un refugio nuclear, un lago artificial navegable, campos de tenis y todo tipo de detalles románticos que hacían las delicias de su propietario.
Berlusconi compró la casa en los años ochenta cuando se llamaba Villa Monastero, pero su nuevo propietario la rebautizó y la remodeló. En mayo de 2004, un decreto suyo la definió como “sede alternativa de máxima seguridad para la protección del presidente del Consejo de Ministros” y pasó a gozar de la protección y los privilegios públicos como residencia oficial.
Por allí pasaron personalidades como el ex primer ministro británico Tony Blair, el expresidente de Estados Unidos George W. Bush, el expresidente del Gobierno español José María Aznar o el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
La mansión estuvo a la venta y a punto de adjudicarse al príncipe saudí Mohamed bin Nayef, entonces heredero al trono y miembro de una de las familias más ricas del mundo. El precio era de Є 500 millones, según Il Corriere della Sera.
La familia saudí pensó que en Villa Certosa podría disfrutar de aquel mar turquesa sin que nadie les molestara. Pero no se concretó la operación. Ahora, su hija Barbara intentará venderla por el mismo precio.
(Con información de agencias)
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