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La Mazamorra: un caserío que vio la luz

Los lugareños vieron prender la primera bombita el 6 de febrero pero aún quedan cientos de hogares sin electricidad
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09 de marzo de 2019 a las 05:01

Si quiere enfriar algo, pase. No tiene costo”, se puede leer en la puerta de uno de los cuatro ranchos habitados de la Mazamorra, un caserío ubicado en Durazno. Wilson González, el dueño del freezer que pone a disposición de sus vecinos, es el único que tiene enchufes en las paredes, porque fue “corajudo” y se decidió a meter mano en los cables para poder conectar el aparato que compró ni bien se prendió la primera bombita en el poblado. 

En la Mazmorra, a 190 kilómetros de la capital departamental, nunca pasa nada, pero el 6 de febrero hubo fiesta porque llegó la instalación de la luz. 

“Junté plata durante un tiempo porque hace rato que venían prometiendo la luz, entonces no quería que me agarrara desprevenido”, contó González a El Observador. Además, aclaró que estaba cansado de tirar kilos y kilos de carne que se le echaban a perder. “Había días que llovía y uno no podía recorrer los ocho o diez kilómetros para ver si un vecino podía poner la carne en su heladera”, recordó.  A esa distancia estaba el vecino más cercano que tenía electricidad.

A ese vecino también recurrían cada vez que necesitaban enfriar o conservar alimentos,  cargar los celulares o la “ceibalita” del hijo de Brum, el único de los vecinos que tiene niños en la Mazamorra. También se veían obligados cuando iban a comprar un celular a preguntar “¿cuánto le dura la batería?”.

La llegada de la luz “fue uno de los reclamos que siempre hubo en el lugar”, contó Nelly Brum, quien vive ahí desde hace 15 años. Describió al poblado, donde viven 6 personas, como un lugar donde reina el silencio, sólo es interrumpido por algún perro que ladra a lo lejos para avisar que viene gente. 

Las gestiones para que la luz llegara comenzaron hace más de  cinco años.  A diferencia de lo que ocurre siempre que se pide la luz, que los vecinos deben financiar el 60% mientras que la Oficina de Planeamiento y Presupuesto  (OPP) cubre el 40%, en la Mazamorra no debieron poner dinero de su bolsillo porque el Ministerio de Agricultura y Pesca (MGAP) trabajó en conjunto con UTE y gracias al convenio que el organismo mantiene con el Ministerio de Desarrollo Social consideraron oportuno financiar el total de la instalación, que se agilizó luego de que El Observador informó, el 20 de enero, que este caserío era uno de los lugares del interior profundo a los que el Estado no llegaba.  
Ahora que tienen luz, los vecinos dicen que no les hace falta nada, porque tienen agua potable gracias a la instalación de paneles solares que hacen funcionar una bomba de agua y en cuanto a lo económico se acostumbraron a vivir con lo poco que tienen. 

Entre los objetivos que persigue la familia de Brum, además de comprar otro caballo para que su hijo vaya a la escuela de Rincón de Ramírez que queda a 7 kilómetros, está adquirir una heladera. Pero el problema es que aún no han hecho la debida instalación en los ranchos. “Dependemos de dos alargues que traen corriente desde la instalación que hizo UTE”.

Para alguien que vive en un centro urbano lo normal es llamar a un electricista, pero para ellos la costumbre es que arreglan sus problemas cómo pueden. Los ranchos los hicieron ellos, las reparaciones e instalaciones las hacen ellos y en caso de que a algún vecino necesite algo, todos se organizan para encontrar la solución más eficaz porque la distancia que los separa de la ciudad de Durazno hacen que sea muy costoso llamar a cualquier técnico.

De esta forma, en el caso de la familia de Brum, están ahorrando “unos pesitos” para comprar lo necesario y poner más enchufes en la paredes. 

Cifras contradictorias 

“Prometimos atender a 38.000 familias de las más vulnerables que residían en espacios que no cubrían sus necesidades básicas habitacionales, para ello buscamos (…) llevar calidad de vida a todo el país, por eso trabajamos en conjunto y logramos conectar cerca del 100% de los hogares uruguayos a la red eléctrica. Apenas queda un pueblito sobre la Laguna Merín. Seguramente nos sobran los dedos de una mano para contar los países que le dan 100% de electricidad a su población”, dijo el presidente de la República, Tabaré Vázquez, en la Rendición de Cuentas del 1° de marzo.

Sin embargo, según se informó a El Observador desde UTE aún quedan unos 1.500 hogares del medio rural sin energía eléctrica, 250 de ellos en  Lavalleja y Tacuarembó.

Según Pedro Apezteguía, director de de Descentralización e Inversión Pública de la OPP, hay 695 personas que todavía viven sin luz. Pero el jerarca aclaró que puede haber más debido a que, si la persona no lo notifica, el Estado no tiene forma de saber si tiene acceso a la electricidad. 

Uno de los principales motivos por el que no se realiza el reclamo es por el costo que, por kilómetro, ronda en los US$ 10.000 de los cuales deben financiar el 60%. Según cifras de 2018, el programa de Electrificación Rural de OPP tiene 41 proyectos en ejecución, lo que significa un presupuesto de $ 111.071.951 para el organismo.

Solos

En la Mazmorra las puertas siempre están abiertas, muchos de los vecinos no tienen idea dónde dejaron las llaves para cerrarlas, si es que algún día existieron, porque no es necesario, aseguraron. Incluso cuando vivían allí unas 60 familias y muchos niños jugaban en los patios de las casas, tampoco trancaban las puertas.  

Gumersindo Sosa tiene 47 años y vivió allí toda su vida. Se dedica a la pesca y desea comprar una heladera y un freezer para conservar lo que consigue de la pesca en el Río Negro. “Llegué a tirar 20 kilos de pescado porque se quedaron feos”. 

Por ahora usa el freezer que  Brum le presta generosamenteporque no ha podido comprarse uno aunque para él sería una herramienta de trabajo porque no siempre venden todo lo pescado el mismo día. 

Para Sosa, uno de los mayores problemas es que hay cada vez menos gente en la Mazamorra. ¿La explicación? Muchos se murieron con la esperanza de ver una bombita prendida y otros decidieron irse.  

 “Cuando se llega, uno puede ver que está lleno de casas, pero empieza a caminar por acá y parece un pueblo fantasma”, explica a El Observador, esperanzado de que con la llegada de la luz esos ranchos, que ahora son taperas, puedan volver a tener las puertas abiertas. “Sin darnos cuenta, nos fuimos quedando solos”. 

Más proyectos
El director departamental de Durazno del MGAP, José Queirolo, dijo que cuando se tomó la decisión de colocar la luz en la Mazamorra, en principio se pensó a través de un convenio interinstitucional con la OPP, pero el hecho de que los vecinos tuvieran que abonar dinero generó una postura negativa dado que ninguno tiene recursos. El jerarca departamental dijo que se están ultimando detalles para presentar un plan que incluye mejoras edilicias en el lugar y contribuir con capacitaciones en el rubro de la pesca, dado que la mayoría de los habitantes del poblado se dedican a esta actividad.   

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