Una empresa privada será la encargada de construir la nave espacial con la que la NASA iniciará la próxima exploración lunar.
La agencia espacial anunció este jueves cuáles serán las compañías habilitadas para postularse al concurso. Algunos de los nombres en la lista se ganaron el prestigio de la industria aeroespacial a lo largo de los años, como Lockheed Martin, pero la gran mayoría son empresas incipientes, como Astrobotic y Masten Space Systems.
Según informó The Washington Post, el programa de Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar (CLPS por sus siglas en inglés) es una de las prioridades del actual administrador de la NASA, Jim Bridenstine. Al presentarlo en mayo, aseguró que permitirá “más misiones y más ciencia”.
No es la primera vez que la NASA incursiona en el mundo de las asociaciones público-privadas. Durante el gobierno de George W. Bush permitió a ciertas compañías transportar carga a la Estación Espacial Internacional. Y durante el mandato de Barack Obama desarrolló el Programa de Tripulación Comercial (en inglés, Commercial Crew Program), mediante el cual empresas privadas transportan tripulación humana. Sin embargo, las misiones CLPS serán la primera asociación público-privada en el espacio profundo, según The Washington Post.
En 2019 podría concretarse el primer despegue de una nave espacial de estas características. No obstante, a pesar de que la NASA pretende enviar dos cargas útiles cada año durante los próximos diez años, aún no dio a conocer qué instrumentos espera llevar a la Luna en la primera exploración.
Debido a la inexperiencia de la mayoría de las empresas habilitadas, Bridenstine reconoció que algunas de las misiones podrían no lograr un aterrizaje “suave” en la superficie lunar. “Al final del día, el riesgo es alto, pero el retorno también será alto con una muy baja inversión”, justificó este jueves en rueda de prensa. A su vez, el administrador de la NASA aseguró que las naves del programa CLPS serán acompañadas por naves tradicionales de mayor tamaño.
Durante la campaña electoral, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump sostuvo que el aterrizaje lunar sería una de las metas de su administración. En diciembre de 2017 firmó un documento que regula las asociaciones público-privadas de la NASA con el fin de encaminar a largo plazo una misión a Marte. Sin embargo, según informó The Washington Post, quienes critican la iniciativa entienden que la NASA no está preparada para este tipo de tareas. El último cohete fabricado por la agencia superó el presupuesto original y los plazos de entrega.
¿Podrá Bridenstine lograr sus objetivos? El jerarca entiende que si, a pesar de que ninguna nave estadounidense ha pisado suelo lunar desde la última misión Apollo, en 1972. En la carrera lunar hay varios concursantes: China, India e Israel son solo los más sólidos.
Por otro lado, el anuncio del programa de Servicios Comerciales de Carga Útil Lunar se produjo en medio de las revisiones de seguridad que la NASA hizo a sus dos principales socios privados, SpaceX y Boeing, que no fueron convocadas al llamado.
Ambas empresas fueron contratadas para llevar astronautas a la Estación Espacial Internacional, pero aún no han logrado desarrollar las naves espaciales que prometieron. SpaceX, que es propiedad de Elon Musk, fue puesta a prueba luego de que saliera a la luz un podcast en el que el empresario reconoce estar fumando marihuana y bebiendo whisky.
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